Análisis KUNAI, divertida acción y plataformas a lo metroidvania (Switch, PC)
Dado que actualmente están llegando muy pocos títulos en formato físico (los retrasos que se han producido últimamente están pasando factura), en estas semanas aquellos que deseamos echarnos algo a la boca tenemos que recurrir a la siempre interesante escena de juegos digitales. Justamente y casi por sorpresa acaba de llegar uno de esos juegos sencillos pero tremendamente inspirados que responde al nombre de Kunai, obra que aparece tanto para PC como también para Switch, versión que ha caído en nuestro poder. Y lejos de ser un arcade de ninjas como su nombre podría haceros pensar, en realidad se trata de una aventura de jugabilidad 2D que posee multitud de elementos extraídos de una franquicia tan venerada como es Metroid.
Además y en lugar de tratar de ocultar dichas similitudes, lo cierto es que los desarrolladores han querido homenajear a la serie protagonizada por Samus Aran de diversas formas… como por ejemplo la forma que disponemos de guardar nuestro avance.
Sin duda aquellos usuarios que hayan disfrutado con las entregas en 2D de la franquicia de Nintendo van a sentirse como en casa jugando a esta obra de TurtleBlaze. Una odisea bastante notable y que también está protagonizada por un personaje femenino, Tabby, si bien en este caso su aspecto no tiene mucho que ver con el de la ya mencionada cazarrecompensas espacial.
¿Y a qué debe enfrentarse esta chica? Pues a una situación poco original, la cual da pie a una historia que posee muy poco peso a lo largo del juego. En un futuro lejano y de todo menos realista, los robots han acabado prácticamente con rastro alguno de la humanidad. Y ya os imagináis qué papel tenemos que asumir en esta historia: el de salvadores del mundo. Lo dicho, una trama que apenas posee relevancia alguna y que se convierte en uno de los aspectos menos logrados de todos los integrados en esta aventura. Afortunadamente y dado el carácter que tiene el título, no es que sea algo que le perjudique demasiado.
Una jugabilidad muy familiar
Como ya os hemos comentado, la jugabilidad que atesora esta producción indie se aproxima mucho a lo observado en Metroid. Por lo tanto, nos las tenemos que apañar para ir avanzando en un mundo de carácter abierto en el que se dan cita numerosas zonas que tenemos que visitar, si bien para poder hacerlo tenemos que ir ganando nuevas armas y habilidades que nos permitan acceder a determinados lugares. El backtrackeo está a la orden del día y es necesario recorrer varias veces cada sector que forma parte del mapeado general para conseguir avanzar, siendo esta una de las características básicas que conforman el sistema de juego.
El diseño de los escenarios en los que ponemos nuestros pies nos ha parecido bastante bueno en general, siendo todos ellos claramente distintos. Y para no perdernos mientras exploramos los fondos nada mejor que consultar el mapa (una vez lo activemos), una herramienta fundamental en este tipo de producciones aventureras. Dicho componente está bien aderezado por otros elementos de juego más, como por ejemplo los combates y la acción. Los decorados están repletos de criaturas de hojalata a las que tenemos que ir combatiendo, y como ya supondréis, también es necesario eliminar de vez en cuando a diversos jefes finales. Unas batallas que nos han parecido bastante llamativas.
Para acabar con tantos robots, podemos emplear un surtido de armas y habilidades no especialmente dilatado pero suficiente en cualquier caso. De inicio comenzamos sin ninguna habilidad especial (más allá de poder correr y saltar) ni arma pero, a medida que progresamos, vamos ganando el acceso a diversos objetos de lo más útil… sobre todo los kunais. Unos cuchillos que están unidos a unas cadenas y que nos permiten clavarlos a diferentes partes de los escenarios para escalar hasta lugares de otra forma inaccesibles. Unos ítems indispensables a la hora de buscar zonas secretas, uno de los muchos alicientes que también posee este título. Y a esto se suma nuestra querida katana (que es capaz de absorber energía de los adversarios), un lanzacohetes y demás armas, las cuales por cierto podemos ir mejorando durante el transcurso de la aventura. Una faceta jugable muy amena y absorbente que, si se quiere exprimir del todo, puede llevarnos un buen número de horas… si bien en caso contrario la cifra puede resultar algo efímera.
Una de las mayores particularidades que encierra esta producción tiene que ver con su aspecto visual. La estética que ha sido implementada en esta aventura de estilo retro nos ha recordado muchísimo a lo plasmado en numerosos juegos para Game Boy Color (con las evidentes mejoras en la resolución, fps, etc.) en su día. Una parcela visual que puede gustar más o menos pero que, sin duda, no pasa desapercibida. Sin embargo, esto sí que sucede con su vertiente sonora, sobre todo en lo concerniente a su banda sonora, que sin ser mala nos ha dejado un tanto indiferentes, a lo que se añade la ausencia total de diálogos hablados (aunque sí que posee textos en español).
Una aventura metroidiana cautivadora
Dejando de lado su particular estética, la cual resulta a todas luces (guste más o menos) original y curiosa, no estamos ante la propuesta más fresca ni sorprendente del mundo. Pero este pequeño defecto (más su insulsa trama) queda en un segundo plano dada la calidad que acapara esta nueva producción independiente para Switch y PC. Un título que sigue los pasos marcados por las andanzas de Samus Aran en Metroid y que se convierte en una de las primeras grandes sorpresas que nos deja esta temporada en cuanto a títulos de naturaleza independiente se refiere. Una producción que posee una protagonista magnífica, un diseño de niveles muy notable y un ritmo de juego bastante equilibrado. Un juego muy disfrutable desde el primer instante.
Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código proporcionado por Cosmocover.