Análisis Front Mission 3 Remake: Un clásico de PSX que ofrece gráficos mejorados y poco más (Switch)
Puede que a muchos les cueste creerlo, pero hubo un verano, allá por el año 2000, en el que los aficionados al RPG japonés pudimos disfrutar de tres juegos que se convertirían en clásicos atemporales: Vagrant Story, Parasite Eve 2 y Front Mission 3, que como podréis imaginar es la obra original en la que se basa este nuevo remake que hoy analizamos. Fue un momento que pasaría a los anales de la historia en el mercado europeo porque, por primera vez en mucho tiempo, Sony no se encargó de la distribución de estos, lo que permitió que fuesen lanzados al mercado en inglés (en el caso de Vagrant Story y Front Mission 3) con una diferencia de tiempo entre ellos muy corta. Aquello fue algo a lo que no estábamos acostumbrados y que sorprendió a propios y extraños, pues no en vano, y pese a la popularidad del género en aquel entonces, ya se nos habían escapado algunas joyas del calibre del primer Parasite Eve o el mismísimo Chrono Cross, que curiosamente también apareció en Estados Unidos ese verano.
Además de este peculiar dato, el más relevante y en el que más hincapié se hizo en el momento del lanzamiento es que se trató de la primera vez que Front Mission "cruzaba el charco", como se solía decir en aquel entonces.
Hasta ese momento, ningún otro capítulo de la franquicia había logrado poner pie en Occidente, seguramente por abordar una temática y un argumento con un marcado acento nipón: el mundo de los mechas, engendros bípedos motorizados y armados hasta los dientes, ha sido motivo de fascinación y de inspiración en innumerables ocasiones, solo que esta vez se presentaban dentro de un contexto futurista en el que, como veremos a continuación, una serie de acontecimientos provocaban una escalada de tensión entre naciones que hacía presagiar un nuevo y temible conflicto global.
Una nueva guerra fría
Dos mecánicos, Kazuki Takemura y Ryogo Kusama, se ven atrapados en una conspiración que encuentra sus raíces en la guerra fría que mantienen las dos principales potencias que dominan el mundo en 2112: la OCU (Oceania Cooperative Union) y la DHZ (People’s Republic of Da Han Zhong). En función de una decisión que tomamos a poco de comenzar a jugar, nuestro camino transcurrirá como parte de una u otra, pero el contexto global siempre es el mismo: la tensión entre ambas naciones aumenta y la amenaza del uso de armas biológicas se cierne sobre la humanidad. En esta historia nada es lo que parece: nuestra nación se mueve en las sombras en nuestro propio perjuicio, y si desertamos, pasamos a pertenecer a una facción que no confía en nosotros por motivos más que evidentes. No hay buenos ni malos, sino distintos puntos de vista que exponen los personajes secundarios y protagonistas que vamos conociendo a medida que se desarrolla el argumento, motivos a los que seremos más o menos afines en función de nuestra forma de pensar.
A tenor de lo aquí expuesto, sobra decir que el argumento es uno de los puntos más aclamados de la obra, en un auténtico ejercicio de madurez cuyas elucubraciones, miedos, lealtades y traiciones siguen teniendo una relevancia indiscutible en la situación geopolítica actual. Este apartado se presenta siguiendo el estilo tradicional de los SRPG, con una pequeña introducción, seguida de una misión, un intermedio y la posterior fase de regreso a la calma que nos permite hablar con nuestros compañeros sobre los acontecimientos que han tenido lugar, bien en el campo de batalla o en algún otro lugar de la zona en la que nos encontramos en ese momento. Desde aquí descubrimos un interesante submundo de foros repletos de información que amplían el lore de la historia y a través del cual se justifica que invirtamos tiempo navegando o charlando con secundarios que pueden ofrecer nuevas direcciones que explorar y con las que descubrir más información sobre lo que está sucediendo en el mundo.
El mundo de Front Mission 3 conserva un encanto particular gracias a los anacronismos propios de contar una historia de ciencia ficción en el pasado, durante los años noventa. Es por ello que encontramos oficinas de Inteligencia repletas de los ordenadores propios de aquella época, así como también de una red de conexiones que clama a la nostalgia. Lo que en su día parecía todo un avance tecnológico es hoy una forma de ver el pasado a través de la lente de los guionistas de otra época, un dato curioso que nos ha llamado mucho la atención y, a su modo, también encantado, pues forma parte de la esencia de la franquicia. A nivel argumental no hay novedades muy significativas más allá de la información que se ha añadido en los foros y de algunas mejoras a la hora de navegar por la interfaz de estos viejos ordenadores.
Luego tenemos el caso de la traducción, que nos ha llamado la atención desde los primeros compases de juego y no necesariamente por buenas razones. El juego original recibió duras críticas en España por aparecer en inglés, algo que teniendo en cuenta la cantidad de texto que tenemos que leer no era del todo descabellado (pese a que, como comentamos en la introducción, valoramos muy positivamente haber podido disfrutar del juego en su día). El remake llega traducido a nuestro idioma, pero lo hace de manera artificial, con expresiones que han sido traducidas de manera literal y otras que directamente no tienen sentido. Lo más adecuado es hablar de una traducción que no adapta el inglés al español. Los que no entiendan nada de inglés podrán seguir el hilo del argumento, pero los que busquen aquí una labor excelente no la van a encontrar.
Escasez de novedades
Front Mission 3 seguía las bases típicas de los SRPG de la época: misiones que se realizan a través de una cuadrícula, con varias unidades bajo nuestro control que han de hacer frente a las rivales en mapeados de todo tipo. En cada una de ellas existen unas condiciones específicas que hemos de cumplir para obtener la victoria. A veces, bastará con eliminar a todas las unidades del enemigo, para lo cual podemos optar por distintas estrategias. Esta entrega prometía ser la más asequible de las tres que habían aparecido hasta el momento y, aunque así fuese, lo cierto es que su sistema de juego es bastante complejo: cada mecha (o wanzer, como se denominan en inglés) tiene una serie de particularidades a la hora de atacar y de moverse. Los Puntos de Acción, una mecánica heredada de su hermano mayor Front Mission 2 (tanto este como la primera parte también recibieron sus relativos remakes) son los que determinan la cantidad de acciones que podemos realizar en cada turno.
Este sistema cuenta con muchas particularidades: desde la presencia de extremidades que pueden ser dañadas para evitar, por ejemplo, que el enemigo se desplace a la opción de eyectarnos de la nave para así obtener determinadas ventajas en el campo de batalla, etcétera. Podemos personalizar el diseño de los mechas e ir dotándolos de mejores piezas, un sistema que nos obliga a buscar el equilibrio entre el dinero que tenemos, las piezas con las que contamos y el daño que recibimos durante los combates. En este remake no hay niveles de dificultad, por lo que tenemos que avanzar como buenamente podamos, teniendo en cuenta que su curva de aprendizaje parece estar pensada para jugadores que ya cuenten con algo de experiencia en este campo. En realidad, no hay cambios notables con respecto al juego original, ni para bien ni para mal.
Las únicas novedades que encontramos en este punto son la posibilidad de saltar los movimientos (no veremos al robot moviéndose por las casillas del mapa) y los ataques, en los que normalmente vemos una pequeña escena animada representando el tipo de ataque que hemos realizado y el efecto que este tiene sobre el enemigo. Como no hay posibilidad de acelerar el ritmo de la partida de otro modo, lo que queda es la opción de omitir estas escenas por completo. ¿Por qué no ofrecer la posibilidad, simplemente, de acelerar el ritmo de juego? Da la sensación de que con estas dos opciones se ha querido agilizar la partida, pero lógicamente al omitirlas por completo se pierde parte de la gracia de los combates, que es ver qué daño causamos a los rivales y viceversa.
No nos malinterpretéis: la mecánica sigue funcionando y no ha perdido la gracia del original, pero esperábamos algo más en este sentido: alguna novedad relacionada con lo que el género viene proponiendo en los últimos tiempos. Nada más lejos de la realidad: a excepción de una nueva introducción que nos ha dejado un poco fríos, no encontraremos nada realmente digno de ser destacado en estas líneas. Todo lo nuevo se concentra en la parte gráfica, donde nos encontramos ante la típica situación de "una de cal y otra de arena", como veremos a continuación… Y en la que, por desgracia, se ha apostado por cambiar los diseños artísticos originales en 2D en un extraño reescalado, fruto de la inteligencia artificial.
Un lavado de cara necesario
Cuando una compañía domina las herramientas de creación audiovisual de una consola, se nota. Eso fue lo que hizo Squaresoft por aquel entonces: crear un SPRG con un aspecto áspero, descarnado, crudo; tanto o más que la situación política que atraviesa el mundo, algo que además casa muy bien con el estilo crudo de los mechas. Tampoco es que sus gráficos fuesen nada del otro mundo: nada más lejos de la realidad, con echar un vistazo a alguna de las capturas del original comprenderemos que las nuevas texturas que ofrece este remake son mucho más agradables a la vista. Sin embargo, y pese a que el lavado de cara era imprescindible, parece que durante el proceso se ha perdido parte de esa esencia. Esto es algo que también se aprecia en las nuevas animaciones de los personajes, que más allá de verse mejor, no terminan de encajar con el imaginario del Front Mission 3 original.
Pese a esto, cabe destacar que todo lo que vemos en pantalla transcurre ahora con más fluidez, ofreciendo muy buenos resultados a simple vista en la versión de Switch 2 que hemos probado. Los tiempos de carga son casi inexistentes y la nueva interfaz de juego ayuda a movernos con facilidad entre los distintos menús. El sonido no cuenta con doblaje, pero sí con la posibilidad de cambiar entre la BSO original y una nueva, un añadido interesante que bien podría haber sido la tónica general también en otros apartados. ¿Por qué no ofrecer el estilo gráfico original para que los fans que así lo deseasen pudiesen disfrutar de él, o por simple curiosidad? No hay respuesta para estas preguntas más allá de justificar el cambio por el uso de una IA que, por el momento, no está siendo del agrado de los aficionados.
Conclusión
Teníamos grandes esperanzas depositadas en esta adaptación por varios motivos. El primero y más evidente para cualquiera que sepa leer entre líneas es que se trata de uno de los títulos más destacados de su época, una experiencia de juego madura, a medio camino entre la ciencia ficción, el drama político y la robótica. Ante la insistencia que se puso en el hecho de que esto era un remake y no un refrito, un remaster sin más, esperábamos disfrutar exactamente de eso, algo que a priori, y a juzgar por el remozado gráfico, parecía que iba a ser así. Sin embargo, y pese a que efectivamente se ha realizado un buen trabajo en lavarle la cara, todo lo que se encuentra fuera de esta zona de influencia de los gráficos parece haber sido relegado a un segundo plano. Esto no implica que el juego no merezca la pena, sino que no se ha aprovechado la oportunidad de trasladar la esencia del original a los tiempos que corren. Y es una lástima, porque la nueva interfaz y las opciones que se han añadido para mejorar la calidad de vida dan buenos resultados y potencian una mecánica exigente a la que por desgracia se le notan las costuras del tiempo y que pedía a gritos una renovación.
El otro punto conflictivo es la traducción al español que, si bien nos da la oportunidad de disfrutar el juego en nuestro idioma, dista mucho del trabajo de otros ejemplos del mismo género que venimos elogiando en los últimos meses. Tratándose de un título en el que hay que leer y comprender lo que leemos, es una pena que no se haya cuidado más este aspecto, plagado de traducciones literales y de expresiones que, por lo general, dan la impresión de haber sido traducidas pero no adaptadas a la lengua de Cervantes.
Al margen de estos aspectos negativos, Front Mission 3 Remake sigue ofreciendo una experiencia de juego interesante, que llamará la atención de aquellos que gusten de historias enrevesadas, propias de otra época, y de un sistema de juego también heredero de tiempos pretéritos. Pese a que no podemos evitar la sensación de que se ha perdido la oportunidad de crear algo capaz de igualar el impacto de la obra en la que se basa, es innegable que este título ha servido como inspiración para otros muchos aparecidos posteriormente. Solo por eso merece la espera echarle un vistazo…, siempre y cuando midamos nuestras expectativas.
Hemos realizado este análisis en Switch 2 con un código adquirido directamente desde la eShop de Nintendo.