Análisis Cathedral, metroidvania retro con mucho encanto (Switch)
Después de una temporada un tanto "relajada" (demasiado quizá), parece que Switch va a regresar con mucha fuerza. Y es que son muchos los títulos realmente interesantes (y muchos de ellos exclusivos) los que van a aparecer durante este primer cuarto de año. Debido a esto, es muy probable que juegos menos relevantes (y de carácter independiente en bastantes casos) vayan a pasar muy desapercibidos. Y uno de los que tiene muchas papeletas de que le suceda esto mismo que os estamos comentando es la obra que nos ocupa, Cathedral, título que lleva el sello de Decemberborn Interactive. Una aventura bastante humilde en todos sus aspectos pero que seguramente entretendrá bastante a los usuarios más nostálgicos y amantes de lo retro.
A pesar de que no posee demasiada relevancia, conviene que os pongamos un poco en antecedentes narrativos para saber de qué va todo lo que nos espera en esta obra. De primeras nos encontramos con que nuestro protagonista, un caballero, ha ido a parar a una especie de catedral gigantesca de forma y motivos totalmente desconocidos.
Por lo tanto, a partir de ahí nos toca guiar a dicho guerrero por los amplios escenarios tratando de encontrar respuestas, las cuales irá conociendo de manera paulatina y bastante lenta (y en inglés) debido a las propias características que presenta esta producción. Eso es, porque nos encontramos ante una aventura que bebe de manera evidente de los clásicos títulos de estilo metroidvania que tanto nos hicieron disfrutar en el pasado… aunque con algún que otro matiz que ahora os comentamos.
Aventuras al estilo 8 bits
Lo primero que es necesario dejar claro es que estamos ante un título que intenta imitar de manera muy clara las mecánicas, apariencia y elementos del género durante la era de los 8 bits. Y esto se traduce en varios aspectos importantes, como por ejemplo el hecho de que es una aventura que no te lleva de la mano en ningún momento, ni tan siquiera al principio. De nosotros depende dilucidar qué tenemos que hacer en cada momento, intuir cómo funcionan las mecánicas generales, a qué zona o parte del escenario es necesario acudir y demás aspectos. Puede que esto suponga un escollo importante para los usuarios menos acostumbrados a este tipo de propuestas tan "rácanas" en ese sentido. Pero también es cierto que por lo menos la curva de dificultad está bien medida y, al menos durante las primeras horas, no aprieta demasiado, por lo que se puede avanzar perfectamente y el premio que obtenemos por la sensación de permanente "descubrimiento" es bastante llamativa.
La exploración es uno de los puntos más importantes sobre los que gira esta aventura. Existen un buen puñado de mapeados de dimensiones considerables esperando a ser investigados. A medida que lo hacemos vamos creando el mapa de turno, pudiendo ir recogiendo también dichos mapas completos a medida que progresamos. Cada escenario posee numerosas zonas, algunas de ellas bloqueadas de inicio, por lo que debemos tirar de backtrackeo constante para conseguir ir progresando. Además es muy aconsejable ir explorando manteniéndonos alerta en todo momento dado que los fondos esconden bastantes secretos ocultos, un aliciente que siempre es bienvenido. Y junto a esto, de vez en cuando también tenemos que afrontar algún que otro puzle (muy simples en global) que está diseminado por los escenarios, así como encontrar llaves que nos permiten acceder a ciertos lugares de los decorados.
Otra faceta que también integra el título es el plataformeo. En función de la zona en la que nos encontramos, dichas secciones cobran una mayor relevancia y os avisamos que es necesario sortear algunas un tanto complicadas, sobre todo porque suelen aparecer los molestos enemigos voladores en el peor momento, es decir, en mitad de un salto. Por fortuna, una de las diferencias más evidentes que presenta esta producción en relación a lo establecido en el género durante la era de los 8 bits es el control. Olvidaos de los manejos durillos y algo imprecisos de aquella época porque en este caso el control es realmente bueno. Gracias a esto el nivel de dificultad se suaviza bastante, al menos si lo comparamos con lo que solían depararnos las producciones añejas.
Y para acabar, tampoco podemos olvidarnos de las batallas y de la mejora paulatina de las habilidades del protagonista. Por un lado, los combates que debemos librar son más bien anecdóticos… hasta que llega el momento de enfrentarnos a los jefes finales. Dichas batallas nos han gustado bastante sin llegar a registrar cotas épicas, aportando picante al desarrollo del juego en general. Y en lo que respecta al componente RPG, a medida que progresamos es posible ir mejorando la armadura del protagonista así como equiparnos con nuevas armas, escudos y demás objetos que nos permiten aumentar las estadísticas de nuestro personaje. Además, también podemos interactuar con diferentes elementos de los escenarios, algunos de ellos clave para dar con la solución de alguno de los puzles que os comentábamos con antelación.
Por todo esto, la jugabilidad que nos ofrece esta obra es bastante variada y absorbente a poco que te guste el género. No aporta nada novedoso y el diseño de los escenarios en general tampoco es que sea el más sobresaliente que hemos disfrutado nunca. Unas pegas a las que se imponen de manera solvente las muchas cualidades que ostenta esta aventura… entre las que no se encuentra su brillantez técnica. La estética 8 bit en plan pixel art está bien plasmada, eso es innegable, pero en general nos ha parecido demasiado básica y simplona y, también, carente de personalidad. El apartado sonoro mejora un tanto lo expuesto en la vertiente gráfica, sobre todo gracias a las agradables melodías que nos acompañan a cada paso que damos.
Un metroidvania entretenido
Sin ser el mejor exponente del género, Cathedral es una aventura que sabe cómo entretener desde el principio. Con una curva de dificultad muy bien medida desde nuestro punto de vista, el juego nos invita a recorrer un amplio mundo de estética medieval y apariencia "ochobitera" (muy de moda ambos conceptos) que esconde una generosa cantidad de secretos, mejoras y habilidades para el protagonista, un buen puñado de jefes finales y alguna que otra sorpresa. El diseño de los escenarios puede resultar demasiado sencillo para los usuarios más habituados a este tipo de propuestas y lo cierto es que por mucho que busques, es casi imposible encontrar elemento alguno que aporte algo novedoso a este estilo de obras. Pero a pesar de eso sigue siendo una aventura disfrutable, relativamente extensa y bien recreada dentro de sus posibilidades.
Hemos realizado este análisis con un código proporcionado por Plan of Attack.