Análisis Shadow Labyrinth: El juego más extraño de Pac-Man, un discreto pero entretenido metroidvania (PS5, PC, Xbox Series X, Switch, Switch 2)
A lo largo de sus 45 años de historia Pac-Man, uno de los videojuegos más populares de todos los tiempos, ha sido objeto de todo tipo de propuestas, algunas un tanto extrañas y otros más acertadas, desde la aventura point and click Pac-Man 2: The New Adventures (1994) hasta el estimable plataformas Pac-Man World (1999). Pero el juego del que os vamos a hablar hoy, Shadow Labyrinth, se lleva la palma como el más peculiar de todos, un metroidvania en 2D, uno de los géneros más populares de los últimos años.
Anunciado durante la gala de los The Game Awards del pasado mes de diciembre, realmente un año antes la serie de animación de Amazon Secret Level nos había ofrecido sin saberlo un pequeño adelanto de este juego, mediante el episodio Pac‑Man: Circle, uno de los más aplaudidos de la antología de cortometrajes basados en videojuegos. Con una ambientación oscura de ciencia ficción, en el que un guerrero encapuchado es guiado por una esfera dorada llamada Puck a través de un laberinto postapocalíptico repleto de mutantes y ecos del mítico comecocos, este es el mismo contexto de este juego de acción y plataformas.
Se trata de un metroidvania de manual, con esos pequeños elementos tomados de los Soulslike con los que marcó tendencia el aclamado Hollow Knight (2017), un género que no ha dejado de regalarnos joyas durante los últimos años, y que incluso está un tanto sobreexplotado. Por ello, lo primero que hay que dejar claro es que Shadow Labyrinth no destaca en nada, pero si eres muy fan de este tipo de juegos, seguro que vas a saber disfrutarlo.
Un juego un tanto "extraño", por muchos motivos
Desarrollado por Bandai Namco Studios, lo primero que sorprende de Shadow Labyrinth es su austero apartado gráfico, tanto en lo artístico como en lo técnico, y una historia de ciencia ficción y fantasía un tanto rara, sin interés y bastante mal contada.
Por su estética, nos ha recordado a algunos de los primeros indies que se lanzaron en Xbox 360 y PS3, aunque su gameplay sin duda se nota inspirado en los metroidvania de los últimos años, y ofrece unos controles que sin destacar, cumplen con el mínimo exigido en pleno 2025.
Parece un juego indie hecho por unas pocas personas y de un estudio debutante, y no una producción interna de Bandai Namco. Con los clásicos ingredientes del género, como plataformas, exploración y un sistema de combate con espada muy básico, las primeras horas de la aventura son un tanto monótonas, y aunque no hace nada demasiado mal, tampoco consigue destacar en ningún aspecto.
Las secciones de plataformas son demasiado simples, el diseño de niveles no destaca, es fácil perderse en los escenarios por la poca identidad visual de cada una de las localizaciones, los combates se hacen un tanto tediosos ya que solo cuentas con un combo de tres golpes, un movimiento de esquiva y un par de habilidades especiales, los enemigos no son muy variados y su patrones de ataque son demasiado sencillos, se abusa de las arenas de combate, y los jefes tampoco elevan el listón, de los más ramplones que te puedes echar a la cara. Se ven fallitos de diseño por aquí y por allá, más propios de la obra de un estudio debutante, como por ejemplo la discutible distribución de los puntos de control. En resumen, un metroidvania bastante mediocre, durante aproximadamente la primera mitad de la aventura.
Pero poco a poco, demasiado poco a poco, el juego va incluyendo nuevos ingredientes, que enriquecen tanto el combate como la exploración y el plataformeo, y la cosa se empieza a poner un poco más interesante, también más desafiante. Es sorprendente que hasta que no has llegado al ecuador de la aventura, unas 8 horas aproximadamente, no mejore bastante la cosa, por ejemplo al conseguir un gancho que hace que desplazarse por sus escenarios sea mucho más interesante (incluso el clásico y anhelado doble salto se hace todavía más de rogar, una "travesura" que ya hemos visto antes en otros metroidvania). Es en este momento también cuando consigues la posibilidad de desbloquear nuevas habilidades de combate, comprar multitud de mejoras y aparecen algunos de los elementos más curiosos del juego, como los laberintos.
El papel de Puck Man en todo esto
Como parte del UGSF (United Galaxy Space Force), el sorprendente universo compartido de ciencia ficción de Namco, hay multitud de guiños a juegos de la compañía nipona y durante toda la aventura nos acompaña Puck. Un orbe amarillo flotante que lleva la voz cantante en la narrativa y que sirve para algunas cosas en el gameplay, como poder adherirnos a unos raíles por los que nos movemos en forma de Pac-Man. También es Puck quién se come a los jefes tras derrotarlos, lo que hace que obtengamos nuevas habilidades, y lo cierto es que su peso en la jugabilidad es bastante testimonial a lo largo de todo el juego.
Gana más protagonismo cuando, pasada más de la mitad de la aventura, aparecen los laberintos, unas fases bastante creativas que reimaginan de manera muy divertida y vistosa el clásico juego de Pac-Man, con saltos, jefes finales y otras locuras. Están realmente bien y aportan un toque de frescura a un juego que lo necesita, ya que por momentos se hace bastante monótono. Este es un ejemplo más de las cartas que se guarda durante las primeras horas y que no aparecen hasta la segunda mitad o el tramo final, algo que claramente juega en su contra.
Sinceramente, si no fuera porque lo estábamos analizando es muy posible que lo hubiéramos abandonado sin ver algunas de sus mayores virtudes, tendría que tener un ritmo mucho mejor en sus primeras horas, y que aparecieran antes todos los elementos que enriquecen y mejoran su gameplay. Se hace muy cuesta arriba la primera mitad de la aventura, cuando al final descubres que había mimbres para ser un juego bastante mejor.
En un género tan competido, hemos jugado a muchos metroidvania mejores que este en los últimos años, pero en la parte final descubres que no es tan malo como parecía en sus primeras horas, y acaba siendo bastante entretenido y por momentos desafiante. Tanto por algunos combates con los jefes finales como por la exploración. Sin juzgar si estos es bueno o malo, simplemente como aviso a navegantes, es un juego que no te lleva de la mano y no te indica el siguiente destino de manera clara, y en algunos momentos es bastante fácil perderse por sus escenarios que, haciendo honor a su nombre, son un tanto laberínticos.
Al final, el juego puede durar entre unas 15 y 20 horas, dependiendo de cuánto te hayas perdido o atascado con los jefes, y si le has dedicado tiempo a sus misiones y búsquedas secundarias, que no pueden faltar en un juego como este, donde siempre es un placer intenta hacerse el 100 %. Finalmente, su austero apartado audiovisual -nos parece un juego bastante feo-, y su extraña e innecesaria historia, esconden un juego mejor de lo que parece a simple vista, que no despliega sus mejores cartas hasta que llevas más de 8 horas jugadas, exigiendo demasiada paciencia al jugador.
Un metroidvania que sabrán disfrutar los mayores amantes del género
"Raro" es la palabra que mejor define a Shadow Labyrinth, un metroidvania en 2D de manual, con una estética bastante fea, una historia y ambientación un tanto extrañas y un gameplay que no destaca en nada, con un desarrollo que en sus primeras horas es sorprendentemente mediocre, pero que mejora bastante en la parte final. Hay opciones mucho mejores dentro del género, pero si eres MUY fan de este tipo de juegos y ya has jugado a todos los importantes, estamos seguros que vas a saber disfrutarlo, un título que pese a sus carencias y no destacar en nada, tiene "cierto encanto". Es más, no nos extrañaría que se acabe convirtiendo en una especie de título de culto, de esos juegos que se reivindican con el paso de los años, tiempo al tiempo.
Hemos realizado este análisis en PS5 con un código de descarga que nos ha proporcionado Bandai Namco.