Análisis Dead Space Remake, una pesadilla de culto, un remake de ensueño (PS5, Xbox Series X/S, PC)
Podríamos empezar este análisis hablando sobre los motivos por los que Dead Space es uno de los mejores juegos de terror de todos los tiempos, sobre su importancia en el medio o sobre cómo se acabó convirtiendo en una saga de éxito a la que no le faltaron secuelas, spin-offs e incluso películas de animación, pero si estáis leyendo estas líneas, probablemente no os contaríamos nada nuevo que no supieseis ya. A fin de cuentas, es una obra sobre la que se han escrito ríos de tinta y que se mantiene tan fresca y vigente como el primer día tras los casi 15 años que han pasado desde su estreno original.
Todo un clásico de culto que ahora regresa con el que podemos considerar, desde ya, como uno de los mejores remakes que hemos tenido nunca el placer de jugar.
Una reconstrucción completa de un survival horror legendario que no se conforma tan solo con actualizar sus gráficos, sino que va mucho más allá para ampliarlo y mejorarlo en todos y cada uno de los sentidos imaginables.
La pesadilla de la USG Ishimura
En esencia, volvemos a encontrarnos ante el mismo juego que ya nos aterrorizó en 2008, manteniendo su historia, personajes, enemigos, mecánicas, desarrollo y diseño de niveles. Sin embargo, partiendo de esta base, EA Motive ha aprovechado para añadir muchas de las novedades jugables que trajeron consigo sus secuelas, han rediseñado secciones y jefes enteros, han mejorado los controles, han incluido nuevos puzles y salas, ha expandido el guion para profundizar en su trasfondo, han convertido la USG Ishimura en un gigantesco mapa interconectado sin cargas, han añadido nuevos sistemas y rehecho los que tenían margen de mejora, el backtracking se ha potenciado para hacerlo más satisfactorio y se han utilizado las nuevas posibilidades tecnológicas para crear nuevas situaciones y dinámicas. Y todo esto que os acabamos de comentar a modo de resumen no representa ni siquiera la totalidad de sus novedades, pero vayamos por partes.
Al igual que en el original, el guion nos pone en la piel de Isaac Clarke, un ingeniero de sistemas que acaba atrapado en una gigantesca nave espacial junto a unas monstruosas criaturas conocidas como necromorfos. La trama se desarrolla casi igual que en la versión de 2008 (hay algún cambio menor en cómo suceden ciertos eventos), ofreciéndonos un argumento interesante y con muchísimo trasfondo que invita a avanzar para descubrir más sobre sus personajes y sobre este universo de ciencia ficción, algo que ahora se ha potenciado con el añadido de nuevas secuencias, documentos, registros de audio e incluso misiones secundarias.
Eso sí, nuestro protagonista ya no es mudo y al igual que en Dead Space 2 y Dead Space 3, habla y participa activamente en las conversaciones, lo que tiene un gran impacto en la narrativa. Como podréis suponer, esto se acaba traduciendo en nuevos diálogos y dinámicas entre los personajes que dan una mayor credibilidad al relato y nos permiten empatizar mejor con sus actores, por no hablar de lo que gana en coherencia en relación al resto de la trilogía. Además, muchas secuencias clave se han rehecho por completo para darles un toque cinematográfico que les sienta de lujo, aportando más tensión y terror que nunca gracias a una dirección soberbia.
Rehaciendo un clásico
Centrándonos ya en su jugabilidad, decir que sigue la fórmula del original a rajatabla. Así pues, dispondremos de una cámara en tercera persona que se coloca en el hombro de Isaac cuando apuntamos, los enemigos pueden ser desmembrados con nuestros disparos y su desarrollo nos hará ir de un lado a otro de la nave para cumplir los diferentes objetivos que nos vayan encargando. El diseño de niveles, la distribución de salas y pasillos y el orden en el que se suceden los diferentes eventos no han sufrido apenas cambios, por lo que el "esqueleto" de la aventura de 2008 sigue muy vigente, transmitiéndonos una nostálgica sensación de familiaridad que nos permite reconocer rápidamente los diferentes lugares por los que nos movemos. Ahora bien, hay tantísimos cambios y novedades que, al mismo tiempo, la percepción que hemos tenido durante toda la aventura es la de estar ante algo completamente nuevo.
Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el hecho de que ahora la USG Ishimura es un único y gigantesco nivel con sus diferentes zonas interconectadas sin pantallas de carga de ningún tipo, lo que ha permitido que se creen nuevas rutas y atajos que no estaban presentes en el original. Seguimos teniendo un vagón para ir rápidamente de un sector a otro y el recorrido que tendremos que hacer durante la historia principal sigue siendo tremendamente lineal, pero se trata de un cambio estructural muy interesante que refuerza el backtracking y acerca su mapa a lo que esperaríamos ver en un metroidvania o en un survival horror clásico.
Es más, se ha añadido un nuevo sistema de niveles de seguridad que nos impide abrir multitud de puertas y contenedores de recursos hasta que consigamos subir nuestro nivel de autorización, algo que haremos avanzando en la aventura. Esto nos da el incentivo perfecto para que queramos volver a aquellos lugares que ya habíamos visitado con tal de ver qué nos aguarda tras esas cerraduras que previamente se negaban a abrirse.
Por otra parte, también queremos destacar el rediseño que han sufrido todas las secciones que se desarrollaban en gravedad cero, las cuales se han adaptado para permitirnos volar libremente por ellas con nuestros propulsores, tal y como sucedía en la segunda y tercera entrega de la serie, lo que resulta mucho más espectacular, gratificante y emocionante que en el original, eliminando así uno de sus pocos puntos flojos para dar pie a situaciones muy tensas y a nuevos puzles. A raíz de esto, algunos jefes se han rehecho por completo con mucho acierto y las secuencias en las que nos montábamos en una torreta han sido eliminadas para incluir una nueva mecánica bastante más interesante que hace de estos momentos algo considerablemente más dinámico y divertido a los mandos.
Tampoco nos queremos olvidar de comentar lo mucho que se juega ahora con la iluminación, obligándonos a superar partes en las que nos quedaremos totalmente a oscuras y que convierten lo que antes eran simples tiroteos en agobiantes luchas por nuestra supervivencia en las que el sonido y nuestra linterna serán nuestras mejores armas para encontrar a los necromorfos que se esconden en las sombras.
Hablando sobre esto último, el título nos suele obligar a trastear con los sistemas de energía de la nave y no serán pocas las veces en las que tengamos que decidir qué sistemas queremos desconectar para poder encender otros, algo que se usa de manera muy inteligente para darle un nuevo toque a ciertas situaciones y crear pequeños rompecabezas adicionales.
Pero, sin duda alguna, una de las mejores novedades la tenemos en la inclusión de una nueva mecánica que desde EA Motive han bautizado como Director de Intensidad. Gracias a ella, el título es capaz de crear cientos de eventos aleatorios distintos que pueden ocurrir en cualquier momento. Estos van desde cosas tan aparentemente inofensivas como que las luces empiecen a parpadear hasta sustos mucho mayores que pueden acabar (o no) en encuentros con enemigos en situaciones de muy diversa índole que casi nunca nos veremos venir. Con esto, sus desarrolladores han conseguido que jamás nos sintamos a salvo, ni siquiera cuando regresamos a sitios ya explorados donde hemos acabado con todos los necromorfos, lo que le sienta de maravilla a un título que ya era extremadamente tenso de por sí al potenciar el terror que es capaz de transmitir.
Isaac Clarke contra los necromorfos
Por supuesto, los combates contra los monstruos también se han mejorado muchísimo. Más allá de la evidente mejora en los controles, el apuntado y el gunplay en general, este remake introduce un sistema de "pelado" de necromorfos. Como siempre, la clave para sobrevivir a los encuentros con estas criaturas reside en apuntar a sus extremidades y cercenarlas, algo que se ha querido reforzar modelando las diferentes capas de piel, músculos, órganos y huesos de cada enemigo.
De esta manera, veremos de forma realista cómo los impactos de nuestras armas van destrozando el tejido de los rivales en los puntos exactos en los que acertamos, cómo se rompen sus tendones y cómo sus miembros se van desprendiendo. Más allá de lo espectacular y satisfactorio que resulta, esto tiene un importante impacto en el desarrollo de las batallas, pues nos permite identificar rápidamente qué extremidades están a punto de romperse, cómo de potentes son nuestros ataques y qué enemigos están más dañados.
Por otra parte, la kinesis se ha mejorado y al igual que en las secuelas podremos usarla no solo para mover y lanzar objetos, sino también para arrojar elementos punzantes, como las garras de los enemigos, con el fin de empalar necromorfos y ahorrar munición, aumentando así nuestras posibilidades estratégicas a la hora de resolver encuentros, algo a lo que también hay sumarle el hecho de que muchas armas cuentan con nuevos disparos alternativos.
Ya que hemos mencionado las armas, cabe comentar que el sistema de mejoras de las mismas se ha rediseñado. Su funcionamiento es muy parecido, ya que deberemos activar nodos con unos núcleos para incrementar sus diferentes atributos, aunque esta vez han desaparecido esos huecos en blanco que no nos reportaban ningún beneficio, lo que hace que la progresión sea mucho más gratificante. Eso sí, para acceder a muchos nodos tendremos que encontrar unos planos que suelen estar ocultos en puntos concretos de la nave, suponiendo otro incentivo más para que exploremos bien hasta el último rincón. Y creednos, merece mucho la pena, pues estos diagramas nos dan acceso a efectos únicos, como que la cortadora de plasma pueda hacer daño adicional con el paso de los segundos tras un impacto.
Otras novedades
Continuando con las novedades, destaca la inclusión de un nuevo final secreto que solo se puede desbloquear encontrando 12 nuevos coleccionables que aparecen en Nuevo Juego+, otro modo inédito donde, además de mantener nuestro inventario y mejoras, nos las tendremos que ver con nuevas y peligrosas versiones de los necromorfos. Por cierto, el nivel de dificultad Extremo está desbloqueado desde el principio y ha sido reequilibrado para proponernos un desafío en el que la muerte es permanente. Adicionalmente, se han incluido numerosas opciones de accesibilidad y opciones para personalizar la experiencia al gusto del jugador, incluyendo filtros y advertencias para ocultar los contenidos más violentos y gráficos.
En lo que respecta a su duración, esta ha aumentado ligeramente al haber nuevas secciones, pequeñas misiones secundarias y salas que explorar, lo que sitúa su media entre las 12 y 13 horas, una cifra que puede variar según vuestra habilidad y forma de jugar.
Terror espacial
Finalmente, la novedad que más salta a la vista la tenemos en su nuevo y espectacular apartado gráfico. Todo se ha rehecho desde cero utilizando el motor gráfico Frostbite y el resultado es inmejorable, suponiendo un salto de gigante respecto a lo visto en 2008 que deja patente que hay dos generaciones de diferencia entre ambos productos. Los escenarios tienen montones de detalles, la iluminación es fantástica, las texturas son de gran calidad, los modelados están logradísimos y los efectos nos han dejado numerosas veces con la boca abierta. Hay notorias diferencias artísticas con el original, algo que ya ocurrió recientemente con Demon's Souls Remake, pero al igual que en ese juego, sus desarrolladores han dado con la tecla correcta para hacer de la USG Ishimura un lugar mucho más terrorífico que nunca y con un ambiente sobrecogedor.
Como viene siendo habitual, en consolas tenemos dos modos gráficos: Calidad y Rendimiento. El primero nos permite disfrutar de la aventura a 4K y con trazados de rayos a cambio de reducir la tasa de imágenes por segundo a 30 fps, mientras que en el segundo la resolución baja hasta los 2K, el raytracing se desactiva y ganamos los siempre deseables 60 fps. En nuestro caso, hemos preferido jugar en Rendimiento, pero no os vamos a negar que en un juego donde la ambientación y la inmersión es tan importante, el modo Calidad resulta de lo más atractivo.
El sonido tampoco se queda atrás gracias a una espeluznante banda sonora que se comporta de manera dinámica y, sobre todo, a unos efectos que son los principales culpables de meternos el miedo en el cuerpo y elevar los niveles de tensión a cotas insospechadas, ya sea mediante ruidos, los sonidos que emiten los necromorfos o incluso nuestras propias pisadas resonando con eco por toda la nave. Y sí, el juego está totalmente doblado al español, un trabajo sobresaliente y muy profesional que además respeta a Miguel Ángel Montero como la voz de Isaac Clarke, quien ya interpretó al personaje en las secuelas.
Conclusiones
Dead Space Remake es todo lo que podíamos pedirle al remake de una obra maestra tan querida como esta y mucho más. Un título rehecho completamente desde cero que, partiendo de la base del original, la amplía y mejora en todas las formas imaginables. No se trata tan solo de una espectacular actualización gráfica, sino que se atreve a ir más allá para profundizar en su narrativa, añadir nuevos contenidos, recuperar las novedades que introdujeron sus secuelas, rediseñar secciones enteras e incluir nuevas mecánicas y sistemas. Es un juego que resulta familiar y conocido, pero que al mismo tiempo se percibe como algo completamente nuevo que nos ha vuelto a maravillar, enamorar y aterrar como la primera vez. Jugaseis o no al original, aquí encontraréis una aventura imprescindible que ningún amante del terror y la ciencia ficción se debería perder.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado EA.