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Fecha de lanzamiento:
PS4, PS5:
PC, XSX, Switch, XBOne:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Young Horses
Producción: Young Horses
Distribución: PlayStation Network
Precio: 21,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: Inglés
Online: -
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Análisis Bugsnax: ¡Meriéndatelos a todos! (PS4, Xbox Series X/S, Switch, Xbox One, PC, PS5)

Los creadores de Octodad nos traen una aventura simpática, divertida y original con trazas de Pokémon, pero con una estructura demasiado rígida.
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Actualizado: 15:09 9/11/2020
Análisis de versiones PS4, Xbox Series X/S, Switch, Xbox One, PC y PS5.

El evento del pasado junio donde vimos por primera vez PS5 tenía algo particular en este tipo de presentaciones: mezclaba producciones bombásticas con juegos más pequeños. Entre estos últimos estaba la primera producción de Young Horses desde hace seis años. Los creadores del absurdo a la vez que relativamente profundo Octodad: Dadliest Catch nos presentaron Bugsnax con un tráiler que deja bien claro el tono de la obra: un juego con mucho humor, simpático, animado y muy original en su propuesta jugable, o al menos, en parte de ella.

Los desarrolladores definen Bugsnax como una aventura narrativa, aunque pondremos esto en cuestión un poco más adelante. Los jugadores encarnan a un periodista (como el resto de personajes, es un Greluche, es un periodista furry) en horas bajas.

Recibe un vídeo de una exploradora, Isaberta, que dice haber descubierto una isla repleta de criaturas asombrosas. Nuestra editora nos permite, entre refunfuños, acudir a la llamada, pero avisandonos de que seguramente sea un bulo.

Al llegar a la Isla Merienlandia tras un aparatoso accidente, pronto descubrimos que Isaberta está perdida en la isla y que la pequeña comunidad que se había unido en torno a ella está desperdigada por el lugar. Nuestro objetivo es entrevistar a la exploradora, y para averiguar su paradero, tendremos que ir encontrando a los antiguos habitantes de Pueblo Picnic para cuestionarlos sobre cómo han acabado en la isla, descubrir pistas sobre dónde está Isaberta, y por supuesto, su opinión sobre los Meriensectos.

Los Meriensectos son los protagonistas de una historia poco ligada a las mecánicas

Los Meriensectos son a la vez snacks (meriendas) e insectos. Los hay de muchos tipos distintos, con comportamientos diferenciados y con afinidades particulares. El primero que nos encontramos es sencillo: una fresa con ojos que se mueve como un insecto. Poco a poco encontramos otros más curiosos: el Hamburbajo es una hamburguesa que se comporta como un escarabajo, la Fritaraña es un vaso de patatas fritas que escala por las paredes y los techos, el Donapiés es un donut con muchísimas patas y hay polillas gigantes voladoras que son pizzas cortadas.

Así, el mapa de la isla se divide en varias zonas estructuradas como en un plataformas de Nintendo: el área de nieve, un desierto, una playa… En cada uno de estos pequeños lugares hay un personaje con su motivo para haber abandonado Pueblo Picnic, pero al que podemos convencer de que vuelva tras cumplir una serie de misiones para él, todas centradas en la caza de Meriensectos — cuando los comen, podemos elegir una parte de su cuerpo para que se transforme según el snack viviente que se haya comido, algo que no tiene impacto en la jugabilidad, pero que es bastante gracioso.

Atrapar Meriensectos es la mecánica principal de 'Bugsnax' y es mucho más complejo y divertido de lo que parece.

Una vez vuelve a la aldea, le entrevistamos para descubrir la siguiente pista sobre Isaberta y se desbloquea la siguiente zona que explorar, cada una de ellas con su fauna particular que cambia levemente según el momento del día. Así, a excepción de alguna misión secundaria más o menos interesante que nos ofrecen los habitantes de Pueblo Picnic, nos encontramos con una estructura narrativa rígida que se repite una y otra vez.

Al principio no parece mayor problema porque continuamente vamos desbloqueando nuevos cacharros para atrapar Meriensectos, pero cuando estamos en los compases finales de una historia que nos ha durado siete horas aproximadamente, la rigidez narrativa se hace un tanto pesada, sobre todo porque hay un momento centrado en la exploración y en la experimentación con el entorno que nos hace desear que todo el juego hubiera sido así.

Snacks fantásticos y cómo capturarlos

Porque la experimentación y el darle vueltas a la cabeza está en el ADN de Bugsnax a la hora de capturar Meriensectos, la principal mecánica del juego. Cada especie de Meriensecto tiene comportamientos distintos: tanto en la forma en la que se mueve (al analizarlos con la cámara se dibuja su patrón de movimiento), en cómo reacciona al vernos (la mayoría se asustan y se ocultan en matorrales o bajo tierra, y otros nos embisten) y las salsas por las que sienten predilección (podemos recoger chocolate, ketchup, salsa picante y otras de arbolitos que generan botes de salsa).

Las entrevistas están algo desaprovechadas. El orden de las preguntas no modifica las respuestas. Como la estructura de la aventura, son muy lineales.

Todo esto hay que tenerlo en cuenta junto a los aparatos que vamos consiguiendo a lo largo de la trama. Empezamos usando una trampa sencilla que podemos poner en cualquier superficie y activarla cuando el Meriensecto pase por ella, y después tenemos varios segundos para recogerla antes de que la criatura la rompa. Esta base jugable se va complejizando cada vez más. Por ejemplo, tenemos un Meriensecto atrapado en una bola que podemos conducir por donde queramos, y si le aplicamos una salsa, otros bichos lo perseguirán, lo que usaremos para conducir a Meriensectos hasta una trampa a la que no se acercarán de otro modo.

Conforme vamos consiguiendo más aparatos iremos descubriendo criaturas que necesitarán la combinación de varios de ellos para atraparlos. Para atrapar un bicho volador necesitamos poner una catapulta, colocar sobre ella la trampa, apuntar al insecto y activar la trampa en el momento justo. Hay bichos muy grandes que no caben en la trampa, por lo que necesitamos llamar su atención de algún modo (disparando salsas con el tirachinas o poniéndonos en su campo de visión, en caso de que sean agresivos) y usar una ventosa que nos permite poner una cuerda entre dos superficies duras para que se tropiecen y así capturarlos a mano.

A toda esta combinación de aparatos, salsas y comportamientos pronto se suma algo más a tener en cuenta: el calor y el frío. Hay un Meriensecto que es una unión de distintos postres helados; si lo tocamos, nos congelamos, y tampoco cabe en una trampa normal, por lo que debemos descubrir cómo descongelarlo y atrapar sus partes. Otro es un grano de maíz huidizo, pero si nos las apañamos para darle calor, se transformará en una palomita que sí podemos atrapar.

Aunque no tiene implicaciones jugables, es muy gracioso convertir a los Greluches en abominaciones meriendiles dándoles de comer Meriensectos.

Como echarle ketchup a la tortilla: mecánicas e historia no casan bien

Alguna misión secundaria aporta incluso más variables y situaciones interesantes basadas en la captura de estas criaturas, una mecánica que nos ha parecido genial, pero que el juego no acaba de aprovechar del todo en su historia. El modo en el que se desarrolla la aventura (descubrir una zona - conocer a un personaje - cumplir misiones para que vuelva a la aldea - entrevistar a ese personaje) tiene sus cosas buenas, claro, pues sirve para construir una fábula con un toque absurdo y muy simpático donde se tratan de manera amigable la amistad, el amor, la convivencia y la realización personal, por mencionar algunos.

Pero esa estructura se siente desconectada de la mecánica principal (atrapar meriensectos), y probablemente le habría venido mejor a la historia confiar más en el interés del jugador; plantear un progreso más libre (se nos ocurre algo como Outer Wilds) en que los jugadores vayan conociendo a los Meriensectos, los secretos de la Isla Merienlandia y a los personajes de Pueblo Picnic de un modo no lineal, o al menos no tan rígidos, mientras capturan bichos por el propio interés de completar la suerte de Pokédex que hay y no porque haya que capturar dos Luciernaviscos para completar una misión. Aun así, la historia, con un ritmo ni muy rápido ni muy calmado, nos ha atrapado sobre todo por el misterio que rodea a la desaparición de Isaberta.

Un derroche de imaginación visual

Pero más que por la trama, lo que nos motivaba a seguir jugando (además de la obligación laboral de escribir este análisis, claro) era el plantearnos qué próximo insecto-snack loco nos íbamos a encontrar en la siguiente zona. Cada uno de ellos es un derroche de imaginación, de humor absurdo tanto en su diseño como en el nombre que les da, y la piedra angular que sustenta la gracia visual del juego, que por lo demás cuenta con entornos un tanto vacíos y que, obviamente, no aprovecha (tampoco lo necesita) la potencia de PS5, donde estará disponible en PS Plus desde el 12 de noviembre.

No está doblado, pero sí cuenta con una traducción al español maravillosa.

Lo que sí va a aprovechar son las funcionalidades del DualSense, el mando de PS5. Ya dijeron que a través de la respuesta háptica iban a representar si corríamos sobre la hierba o por la arena y también el tiempo atmosférico; además de usar los gatillos adaptativos para representar cada una de las trampas. Para este análisis hemos jugado a la versión de PC con un mando de Xbox One y hemos percibido algo muy curioso que ojalá se repita en otros títulos multiplataforma. Aunque con mucha menos precisión de lo que esperamos en el mando de PS5, la respuesta háptica se ha adaptado en cierto modo a la vibración de este pad, usando vibraciones más sutiles y precisas de lo que estamos acostumbrados en este mando al correr sobre un río o cuando hay una tormenta.

Tampoco podemos cerrar este texto sin hablar de las voces. Por un lado, las de los Meriensectos, onomatopeyas realmente graciosas grabadas por personas; y por otro lado, las de los Greluches, con un casting repleto de voces conocidas de los videojuegos, el cine y el anime que hacen un trabajo espectacular que sorprende especialmente en una producción independiente como esta.

Conclusión

Bugsnax es una aventura simpática, divertida y muy original que, sin embargo, no es capaz de hilar con atino sus dos partes: una fábula sobre la amistad, la convivencia y el amor; y una mecánica de juego que nos ha encantado basada en atrapar los Meriensectos, unas graciosísimas criaturas (meriendas - insectos) que capturamos con un sistema de trampas más complejo y satisfactorio de lo que podría parecer. Nos hubiera gustado que la estructura fuera menos rígida, que diera más libertad al jugador en el desarrollo de la trama, pero aun así lo hemos pasado muy bien reuniendo a los Greluches, averiguando el destino de Isaberta y trasteando con artilugios capturando criaturas que llenarán nuestros timelines de Twitter en cuanto se publique el juego.

Hemos analizado este juego en ordenador con un código para Epic Games Store proporcionado por la agencia Popagenda. El PC utilizado tiene una GeForce RTX 3070 proporcionada por NVIDIA, un Intel i5-6400 y 16 GB de RAM.

NOTA

7

Puntos positivos

Lo original del sistema de captura.
Los temas tratados son sencillos, pero los diálogos son geniales.
El diseño de los Meriensectos.

Puntos negativos

Nos hubiera gustado que la historia tuviera una estructura más libre.
Gráficamente no es ninguna maravilla, pero tampoco lo necesita.

En resumen

Una original y divertida aventura donde capturaremos criaturas adorables con trampas que debemos combinar de distintas maneras, a la vez que reunimos a los Greluches de Pueblo Picnic y descubrimos el paradero de su líder.