Análisis de StarCraft: Remastered (PC)
¿Qué decir de StarCraft que no se haya dicho ya? Hablar de esta saga de Blizzard es hablar de uno de los juegos más importantes de la historia de esta industria. No en vano, supuso un antes y un después en la forma de entender la estrategia en tiempo real, dio un nuevo impulso a la narrativa de ciencia ficción en videojuegos y se convirtió en el pionero de los eSports, impulsando esta forma de ocio como un deporte y forma de competición capaz de mover a las masas, tal y como demostró en países asiáticos como Corea.
El trabajo que hizo la compañía californiana solo se puede catalogar como excepcional, tanto en lo referente a su campaña para un jugador como a su multijugador, capaz de engancharnos durante horas y horas sin que nos demos cuenta del paso del tiempo, dejándonos un título tan bueno y querido que muchos siguen prefiriéndolo incluso por encima de su sobresaliente secuela, por lo que a día de hoy sigue contando con una comunidad de jugadores enorme.
Por ello, Blizzard ha decidido que un título tan jugado e importante como este se merecía una puesta al día que lo hiciera más fácil de adquirir, que diera menos problemas con los sistemas operativos actuales y que a nivel audiovisual resultara más agradable para todo el mundo, motivo por el que hoy nos encontramos analizando StarCraft: Remastered.
La puesta al día de un clásico inmortal
Ante todo, tenemos que reincidir en el hecho de que estamos ante una remasterización, por lo que no se trata de un remake ni de nada mínimamente similar.
¿Esto qué significa? Que estamos ante el mismo juego que pudimos disfrutar hace casi 20 años, solo que con un apartado audiovisual mejorado y con el añadido de alguna que otra mejora para actualizarlo a las necesidades de los tiempos actuales.
De este modo, tendremos a nuestra disposición todas las campañas tanto de StarCraft como de su expansión, Brood War, cuyas misiones mantienen la misma jugabilidad, mecánicas, argumento y objetivos que todos conocemos, lo que significa que volvemos a estar ante una experiencia para un jugador magnífica, muy desafiante, absorbente, con una curva de dificultad muy bien estudiada para introducirnos de forma progresiva en sus diferentes peculiaridades y variada como ella sola. Y todo ello recubierto por un guion apasionante, complejo y muy elaborado protagonizado por algunos de los personajes más carismáticos que nos ha dejado esta industria.
Desde luego, si no habéis jugado nunca a StarCraft, aunque solo sea por disfrutar de su campaña, la compra de esta remasterización ya os merecerá mucho la pena, ya que la aventura sigue disfrutándose igual a día de hoy que antaño. Aquí tenemos que destacar un detalle que nos ha gustado mucho y es que ahora tenemos la posibilidad de escoger la campaña que queremos jugar en el orden que prefiramos, de modo que si ya os la pasasteis en su momento y, por ejemplo, os da pereza volver a tener que pasar por la de los zergs, podéis saltárosla y pasar directamente a la de los protoss.
Algo en lo que se ha puesto mucho esmero es en respetar la jugabilidad del título original hasta las últimas consecuencias, manteniendo hasta los bugs, por lo que las sensaciones que transmite esta remasterización cuando nos ponemos a jugar son exactamente las mismas que las de hace 20 años.
Eso sí, os recordamos que el sistema de pathing (es decir, las rutas que siguen nuestras unidades para llegar al punto que les señalamos en el mapa) de esta entrega es completamente diferente al de su secuela, siendo mucho más tosco e impreciso y obligándonos a realizar multitud de microgestiones para asegurarnos de que nuestras unidades hagan lo que queremos en todo momento y no tomen desvíos extraños o se queden atascadas con obstáculos del camino, lo que puede resultar un poco molesto y frustrante a día de hoy si nos hemos habituado a títulos más pulidos y perfeccionados en este sentido.
Algo parecido ocurre con el sistema de colisiones entre unidades y con elementos del entorno, ya que si no tenemos cuidado estas pueden acabar por molestarse unas con otras e impedirse mutuamente el avance, lo que puede acabar traduciéndose en una derrota humillante ante nuestros rivales si no sabemos formar a nuestros escuadrones adecuadamente y moverlos de la forma correcta para que estas cosas no sucedan y no nos dejen vendidos.
En cuanto al equilibrio de facciones y unidades para el multijugador, se ha utilizado el parche 1.18 de Brood War, de modo que los tres ejércitos tienen fuerzas muy igualadas y jugados en manos expertas todos tienen unas posibilidades muy similares de hacerse con la victoria.
Aunque los mapas y modalidades del multijugador siguen siendo las mismas, Blizzard ha aprovechado la ocasión para mejorar su infraestructura e interfaz a varios niveles, integrando las listas de amigos de Battle.net en el programa, mejorando considerablemente el sistema de chat, añadiendo tablas de clasificaciones y rangos, y diseñando nuevos perfiles de usuarios repletos de datos y estadísticas para que podamos consultar todos nuestros progresos y el de otros jugadores, ya que estos pueden compartirse públicamente para que cualquiera pueda ver nuestros logros.
Pero, sin duda, el cambio más notorio de todos es el que ha recibido su apartado audiovisual, el cual se ha actualizado a las resoluciones modernas, pudiendo llegar hasta los 4K. Para ello, se han rehecho prácticamente todos los sprites, lo que se traduce en que ahora todo se ve mucho más nítido y limpio que nunca, a pesar de que las animaciones y el diseño de las unidades, edificios y escenarios se hayan mantenido iguales. Se nota que es un juego con casi dos décadas a sus espaldas, pero ahora se ve realmente bien y resulta muy agradable a la vista, algo que se potencia gracias a su magnífico estilo artístico.
Como decimos, el sonido también ha sido remasterizado para que suene con mucha más calidad y contundencia, tanto en lo referente a la banda sonora (espectacular y capaz de ambientar a la perfección cada partida) como a los efectos. Destacar que el doblaje español se ha rehecho por completo, utilizando para esta ocasión a los mismos actores de StarCraft II, lo que ayuda a dar continuidad entre los dos juegos y, a nuestro juicio, creemos que ha quedado un trabajo mucho más profesional y convincente que el que pudimos disfrutar en la versión original. Eso sí, os avisamos que, por algún motivo, en las escenas de vídeo generadas por ordenador el doblaje se ha mantenido en inglés con subtítulos en español.
Conclusiones
StarCraft: Remastered nos ofrece por apenas quince euros una puesta a punto de toda una leyenda del mundo de los videojuegos y de la estrategia en tiempo real. Una larguísima campaña para un jugador que sigue haciéndonos vibrar hoy como el primer día, un multijugador adictivo y exigente como pocos, y una jugabilidad casi perfecta y equilibrada son sus cartas de presentación, a lo que hay que sumarle mejoras en la interfaz y en su infraestructura online, así como un apartado audiovisual completamente actualizado.
Quizá echemos de menos algún contenido adicional inédito, como nuevos modos o nuevas misiones, pero lo cierto es que tampoco lo necesita para seguir convenciéndonos y enganchándonos como pocos RTS son capaces de hacer, y más por su precio de salida, por lo que pocos motivos encontramos para que no os hagáis con él si os gusta el género, la saga o los videojuegos en general. Un clásico imprescindible tanto hace 19 años como ahora.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Blizzard.