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Fecha de lanzamiento:
PC, Switch, PS4, XBOne:
También en: PC Switch PS4 XBOne
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Thunder Lotus Games
Producción: Thunder Lotus Games
Distribución: Steam
Precio: 24.99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: -
Online: -
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Análisis de Spiritfarer: cuidados, atención y cariño antes de morir (PC, Switch, PS4, Xbox One)

En Spiritfarer el estudio Thunder Lotus se olvida de la acción violenta y nos convierte en Stella, la guía de almas que lleva a los fallecidos al más allá envolviéndoles en cuidados.
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Actualizado: 19:38 18/8/2020
Análisis de versiones PC, Switch, PS4, Xbox One.

Spiritfarer es lo nuevo de Thunder Lotus Games, un estudio canadiense que conocemos bien por haber sorprendido con joyas indies como Jotun y Sundered. En su nuevo proyecto han decidido surcar nuevos horizontes pasando de la acción violenta del metroidvania a la gestión social y de recursos, aunque se mantienen algunos retazos de su obra: dos dimensiones, gráficos dibujados, animaciones cuidadas, inspiración mitológica…

Todo comienza cuando Caronte (el juego cuenta con textos en español), la encargada de llevar las almas de los fallecidos al más allá, decide jubilarse y traspasar su legado a un nuevo guía de almas: Stella, quien es también protagonista de Spiritfarer. De la noche a la mañana nos vemos convertidos en la nueva barquera de los muertos y nuestra misión pasa a ser la de que todos los espíritus que lleguen a nuestra embarcación estén lo más cómodo posible antes de pasar al otro lado.

Stella no es la única personaje principal del juego: si queremos disfrutar de esta historia en cooperativo podemos hacerlo gracias a la presencia de Daffodil, un gatito al que también podremos controlar y que podrá realizar las mismas acciones que la guía de almas. Cuando juguemos en solitario Daffodil simplemente seguirá a Stella y le ayudará en sus tareas diarias.

Thunder Lotus Games ha optado aquí por reinterpretar el mito griego de Caronte de una forma mucho más sutil de lo que hizo en Jotun con las leyendas nórdicas o en Sundered con la estética de H.P. Lovecraft; que lo primero que veamos en Spiritfarer sea al barquero jubilándose es toda una declaración de intenciones: con el cambio de encargado llega también un cambio en la forma de hacer las cosas, en la manera en la que las almas van a viajar al otro lado.

Es sutil porque en realidad la inspiración mitológica casi empieza y acaba en la presencia de Caronte y de algún que otro personaje más del panteón griego. Con esto no quiero decir que sea una obra básica que se aproveche de esa premisa simplemente porque da jugo, quizás todo lo contrario; de Spiritfarer no cabe esperar una reinterpretación estética como a las que estamos acostumbrados, sino que más bien realiza un ejercicio de reimaginación: ¿cómo sería un barquero de almas en este universo fantástico inspirado en la animación del Studio Ghibli?

Caronte se jubila y nos deja a cargo del transporte de almas al más allá

Haciendo más liviano el paso al más allá

Stella recibe la misión de llevar las almas al más allá y decide motu proprio convertir esta rutina en una labor basada en cuidados: todos los espíritus que lleguen a su barco tendrán que tener todas las comodidades que requieran para que sus últimos días en el plano terrenal sean lo más llevadero posible. Afrontar la muerte es duro y la nueva guía de almas quiere aliviar la carga emocional de la muerte dándoles unos buenos últimos momentos en su barca.

La premisa de Spiritfarer recuerda en este sentido a la de Necrobarista, aquella visual novel recién publicada en la que conocíamos las historias de una cafetería australiana en la que almas fallecidas pasaban sus últimas 24 horas antes de pasar al más allá. Necrobarista también tenía ese punto de cuidar al fallecido para hacerle más liviano su paso al otro mundo, pero la forma en la que cada juego afronta esa idea es completamente diferente.

Aquí el cuidado de las almas recae completamente en nosotros. Nuestro barco es el espacio que tenemos para llevar las almas del mundo de los vivos al de los muertos y por ello necesitamos que sea un sitio agradable: con esto se introducen mecánicas de gestión, construcción y sociabilización que estamos acostumbrados a ver en títulos como Stardew Valley o Animal Crossing: New Horizons. Cada nuevo espíritu que llegue a nuestro navío tendrá unos gustos únicos y nosotros tendremos que esmerarnos en que tengan sus necesidades cubiertas, tanto en comodidad como en alimentación y compañía.

Para ello disponemos de una amplia gama de acciones que realizar. Spiritfarer hace mucho hincapié en la importancia de las relaciones y nos permite interactuar con los espíritus de maneras diversas: a veces construyéndoles espacios que desean, otras dándole de comer su comida preferida, otras simplemente hablando con ellos o llevándolos a ciertos puntos del mapa… Como prueba de lo especial que es Spiritfarer en ese sentido cabe destacar que prácticamente la primera misión que tenemos que hacer es abrazar a uno de los espíritus que llega al barco.

Dar abrazos es una de las principales mecánicas de interacción en 'Spiritfarer'.

Abrazar, saltar, corretear, pescar, tejer...

Que abrazar sea una de las principales mecánicas de Spiritfarer ya sorprende porque así sabemos que es un juego que se toma en serio las relaciones afectivas dándoles prioridad por encima de otras a las que estamos acostumbrados. No hay combates ni disparos, hay abrazos, charlas y regalos. También hay mecánicas de pesca, cultivo, canto, minería… Spiritfarer tiene una rica gama de acciones y todas con su correspondiente mecánica propia y conjunto de animaciones increíblemente bien desarrollado.

Hacer cosas en Spiritfarer es un gustazo precisamente porque es satisfactorio todo lo que se activa cuando llevas a cabo cualquier tarea: para pescar hay divertido un sistema propio, al cantar a las plantas para que crezcan más rápido (similar a lo que hacemos en Mutazione) aparece un pentagrama al estilo Guitar Hero, la acción de serrar árboles es analógica con el movimiento de nuestras manos… Y más allá de todo eso, yéndonos a lo más básico, saltar y moverse por el barco y el resto de escenarios es simplemente maravilloso.

Aunque cantar esté orientado a hacer crecer las plantas, también se puede hacer fuera del jardín y eventualmente algunos espíritus pueden unirse con sus instrumentos.

Todas estas mecánicas se engloban dentro de un conjunto de dinámicas establecido para hacernos avanzar a través del juego a base de jornadas con ciclos de día y noche. El barco sólo puede navegar de día, por lo que es importante decidir nuestro destino nada más levantarnos para poder llegar a tiempo antes de que el Sol se ponga. Lo bueno es que el navío se mueve en tiempo real y mientras que surca las aguas nosotros podemos hacer lo que queramos en cubierta.

Podemos pescar, plantar, cocinar, hablar con las almas… Nuestro barco es nuestro centro de operaciones y lo llevamos allá donde vayamos. Hay cientos de cosas que podemos hacer dentro de él, pero también es importante aprovechar los viajes para conseguir recursos fuera de sus tablas: hay islas desiertas de las que podremos extraer materiales, otras con asentamientos en los que podemos comerciar y otros escenarios místicos repartidos por el mapa.

El barco se puede diseñar al gusto con un sistema de construcción por cuadrícula.

Diseñando nuestro propio barco confortable

Es importante destacar que, al contrario de lo que puede parecer, Spiritfarer no es un juego infinito. No es que podamos recoger en nuestro barco a todas las almas que queramos como si estuvieran generadas procedimentalmente, tampoco podemos hacer eso con las islas: cada elemento está diseñado de manera única, hay un mapa abierto pero limitado y en total hay una decena de almas a las que tendremos que llevar al más allá. Spiritfarer es un juego con trama principal (que dura alrededor de las 30-35 horas), objetivos secundarios y desafíos varios.

Por otra parte, la representación del tiempo está a caballo entre el ajetreo de Stardew Valley y la parsimonia de Animal Crossing: New Horizons. No tendremos momentos de aburrimiento, pero sí habrá espacio para la distensión a cubierta y fuera de ella. Si no se cumplen los objetivos no importa, ya habrá tiempo, y los recursos siempre tienen menos importancia de la que parece en un primer momento.

Se pueden conseguir recursos de diversas maneras: desde cortando árboles hasta capturando rayos en botellas de cristal.

Con esos recursos podremos hacer varias cosas, pero lo más importante es diseñar nuestro propio barco. En la popa está la habitación de Stella y una pequeña silla para pescar, en la proa sólo hay un mascarón desde el que podemos saltar al agua, pero en la cubierta central hay espacio para que construyamos las estancias que vayamos necesitando. Hay habitaciones, cocinas, jardines, molinos, aserraderos y otros edificios industriales. La disposición de cada habitáculo es cosa nuestra, ya que podremos diseñar el espacio utilizando un menú con cuadrícula.

Pronto el barco se nos quedará pequeño para todas las estancias que queremos construir, así que el siguiente paso es ampliar el barco para que quepan más edificios y tener a más almas contentas. Así se crea una dinámica cíclica nutrida por las rutinas diarias más pequeñas: cada día conseguiremos recursos para mejorar las instalaciones del barco que nos permiten conseguir más recursos para seguir mejorando. Y así hasta que finalicemos el juego. Puede parecer repetitivo y clásico, pero Spiritfarer combina estas dinámicas con momentos únicos que rompen el esquema circular que en última instancia llevan la batuta de la narrativa.

'Spiritfarer' está cargado de momentos únicos que se integran orgánicamente en la rutina del juego.

Hay un doble juego aquí: es cierto que Spiritfarer es un juego de gestión que deja al jugador la libertad propia del género para que pueda vagar por el mundo y priorizar las acciones que desee, pero también hay una trama subyacente que lleva el peso del guión (entendido de manera clásica) y conduce las acciones del jugador. Ambas facetas conviven y puede ser el jugador quien decida en qué prefiere centrarse, con la certeza de que hay espacio para explayarse en cualquiera de las dos aproximaciones.

A nivel estético ni que decir tiene que Spiritfarer es un juego precioso, a la manera de todo lo que hace Thunder Lotus: gráficos dibujados al estilo tradicional, inspirados en la obra de Studio Ghibli pero un diseño de personajes único, animaciones detallistas y cargadas de magia. Pero igual que replica las bondades del estudio, también mantiene las manías de los canadienses: los escenarios carecen de profundidad, las líneas se comportan de una manera extraña cuando hay zoom de por medio, el peso del movimiento de la protagonista es más ligero de la cuenta...

'Spiritfarer' es bonito, pero a veces no representa bien las perspectivas y la profundidad de los escenarios.

Conclusión

Spiritfarer es una experiencia reconfortante que trata la muerte con naturalidad sin evitar hablar de ella como un momento trascendental tanto para la persona que fallece como para los seres queridos que le rodean. Aprovechar las mecánicas tradicionales de gestión de granja para construir un videojuego con un mensaje así es una genialidad, máxime cuando se trata con tanto detallismo cada una de las acciones que realizamos. Es un juego mágico en el que perderse, una obra cuyos aspectos negativos (relacionados con aspectos estéticos y otros dilemas éticos como que Stella siempre cuide y pocas veces sea cuidada) no empañan un conjunto único en el medio, una de esas obras irrepetibles.

Hemos realizado este análisis en PC gracias a un código para Steam proporcionado por Thunder Lotus Games.

Redactor

NOTA

8.8

Puntos positivos

Utilizar las mecánicas de gestión para un juego que habla de muerte y cuidados es magistral.
La sensación de estar trabajando para ayudar a los otros.
La cantidad de acciones que podemos realizar y lo detallado de sus mecánicas y animaciones.

Puntos negativos

El estilo de dibujo funciona genial al cerca, pero empeora a medida que se aleja la cámara.
Los días son un poco cortos, a veces se pueden aprovechar muy poco.
La forma del barco se va haciendo menos creíble a medida que vamos progresando.

En resumen

Una hermosa e irrepetible obra cargada de magia que habla de la muerte sin tapujos pero con sensibilidad.