Análisis I Am Fish, nadando, rodando, volando y mordiendo hasta la libertad (PC, Xbox Series X/S, Xbox One)
¿Sabéis aquella rebanada de pan a la que controlamos en I Am Bread allá por 2015? Pues resulta que la hogaza maldita de la que salió no era la única, sino que tenía una hermana gemela que acabó en una tienda de animales alborotando a todos los peces que consiguieron comer alguna migaja. Ese incidente es el origen de I Am Fish, el nuevo juego de Bossa Studios, conocidos no sólo por ser los creadores del divertido simulador de pan, sino también de otras comedias interactivas como Surgeon Simulator 2 y o el todavía en desarrollo Pigeon Simulator.
Bossa Studios funciona de una manera peculiar: el origen de sus cómicos videojuegos basados en físicas suele estar en game-jams internas durante las cuales se crean prototipos alocados que están disponibles gratuitamente bajo el sello Bossa Presents. Algunos de ellos acaban saliendo a la venta como juegos comerciales después de pasar por el pertinente proceso de producción, desarrollo, localización (este nuevo cuenta con textos en español, por ejemplo) y distribución que, además, supone una ampliación del número de personas que trabaja en dicho juego.
I Am Fish ha pasado por todo ese proceso para llegar ahora a Xbox Series X/S, Xbox One y PC de la mano de Curve Digital, una editora independiente que este año ha publicado algunos proyectos interesantes como The Ascent y otros un tanto menos recomendables como Just Die Already. El nuevo juego de Bossa Studios está también disponible en Xbox Game Pass desde el día de su lanzamiento, un servicio que le viene que ni pintado a esta propuesta: un juego divertido, casual, centrado en las físicas y dividido en niveles (un total de 13, con un bonus adicional), cargado de momentos humorísticos, con una duración no innecesariamente alargada pero con una apuesta solvente por la rejugabilidad.
Como pez en el agua
Con un nombre tan cristalino como 'I Am Fish' poca sorpresa podemos estropear al contar que, efectivamente, en este juego vamos a controlar a un pez. Bueno, a cuatro, mejor dicho. La premisa de la que parte este nuevo título de los creadores de I Am Bread es la misma que aquel en el que nos convertíamos en piezas de panadería: comenzamos en un punto del escenario y tenemos que llegar a otro, pero teniendo cuidado con que las físicas no nos hagan dar de bruces contra el suelo. Aquí en lugar de ensuciarnos, como en el juego del pan, el peligro es que nuestra pecera se rompa y nos quedemos sin agua el tiempo suficiente como para morir.
Hay cuatro peces a controlar, cada uno con sus habilidades especiales: un goldfish especialmente bueno nadando, un pez globo que es capaz de rodar cuando se hincha, una piraña que puede agarrar y tirar de objetos con sus fauces, y un pez volador que planea cuando conseguimos saltar del agua lo suficientemente alto. Los niveles están diseñados para sacar provecho de cada una de estas mecánicas e incluso hay un momento en el que podemos jugar con los cuatro juntos, combinándolas todas, aunque la mayoría de veces lo hacemos en solitario.
Normalmente empezamos el recorrido con el pez en un entorno seguro, ya sea una pecera que podemos hacer rodar o un charco desde el que saltar a otra masa de agua (que apenas tiene física, por cierto, no es lo que se busca aquí), y la idea es conseguir desbloquear el camino hasta el siguiente punto. De nuevo Bossa Studios ha querido explorar la diferencia de escalas entre nuestros personajes, unos minúsculos pececillos, y el mundo que les rodea; esto no sólo favorece un diseño de niveles genial e inspirado, sino también una dirección artística original en la que podemos apreciar nuestra realidad desde otro punto de vista.
Por la boca muere el pez
En el primer aspecto, en lo que respecta al diseño de niveles, I Am Fish apuesta por un tono mucho más aventuresco que I Am Bread, que era más libre y desenfadado. Aquí suele haber un camino único, con atajos en momentos concretos de cada nivel, y se deja poco espacio para la improvisación: cuando caemos al suelo y la pecera se rompe casi nunca podemos buscar otra forma de seguir avanzando, simplemente volveremos al anterior punto de control.
Se entiende que es un juego más guiado por la aventura de estos cuatro pececillos que vivían felices en una tienda de animales y fueron separados repentinamente. La trama tiene mucho más peso aquí que en anteriores producciones y eso tiene su evidente impacto en el juego. A cambio de menos libertad en los niveles, obtenemos una comicidad más explícita en cinemáticas, situaciones y diálogos que escucharemos a lo largo de la aventura; siempre sin dejar de lado ese humor físico que caracteriza a las producciones de Bossa Studios. En definitiva, hay un buen equilibrio entre ambas formas de comprender el humor, una más clásica y otra que saca más provecho al lenguaje propio del videojuego.
Gráficos impezionantes
En el segundo aspecto que comentábamos antes, el relacionado con su identidad visual, I Am Fish ha sido una completa sorpresa: esperábamos un juego de estilo cartoon con sus formas simpáticas y paletas coloridas, pero Bossa Studios no se ha dejado coartar por ese aspecto y ha ido a por todas en lo que a factura técnica se refiere. Hay un magnífico trabajo en la iluminación y en los reflejos del juego, así como en las sombras y en el comportamiento de todo esto con los materiales, algo nada fácil de conseguir cuando dos de los principales elementos que vemos durante el juego son el cristal y el agua.
I Am Fish es un juego mucho más amplio de lo que cabe imaginar, con escenarios a gran escala que, lamentablemente, se aprovechan bien poco. Lo bueno es que son zonas que parecen llenas de vida, como parques o mercados de la pequeña ciudad inglesa en la que se ambienta el juego; lo malo es que no podamos explorarlas libremente en casi ningún momento y siempre nos sintamos empujados a seguir el camino y llegar a la meta. Casi como deferencia a quienes no busquen exclusivamente un reto, el menú de pausa nos permite saltar hacia el siguiente punto de control un determinado número de veces, incluso aunque no lo hayamos alcanzado, tanto por si nos atascamos en cierto momento como por si simplemente queremos llegar una zona que no hayamos visto o explorar con más libertad.
Eso no significa que no se mantenga la competición inherente a este tipo de propuestas, con sus tiempos, sus récords, sus puntuaciones y sus coleccionables alternativos. Es ahí donde quienes busquen el desafío podrán encontrarlo sin problema, y donde reside la mayor parte de la rejugabilidad de este título: en la dificultad, dando un nuevo modo de juego más complicado a quienes terminen el modo campaña y ofreciendo un esquema de control más enrevesado (y menos afinado que el estándar, a nuestro parecer) a quienes busquen una experiencia más intrincada.
Conclusiones
I Am Fish ha resultado ser un juego sorprendente, que se aleja lo suficiente de los anteriores proyectos del estudio como para parecer algo totalmente fresco, pero sin renunciar a ese tono humorístico que caracteriza a la obra de Bossa Studios. Es una idea magnífica expresada con solvencia en la que destacan sus divertidos diseños de niveles, las situaciones cómicas que propicia y el magnífico trabajo a nivel visual y artístico que se ha llevado a cabo; es especialmente digno de alabar esto último. Por otro lado, al tratarse de una experiencia más guiada deja poco hueco a la improvisación y podemos llegar a sentir que está algo acotado, pese a que tiene una envergadura claramente mayor a la de anteriores proyectos. Aun así, pesa más lo bueno que lo malo y sin duda es un título recomendable que gracias a su disponibilidad en Xbox Game Pass está a un clic de distancia.
Hemos realizado este análisis en PC con un código para Steam proporcionado por Curve Digital.