Análisis de Henry Halfhead, un divertido juego de poseer objetos que esconde una emotiva historia íntima (PC, PS5, Xbox Series X, Switch)
Puede que parezca un juego sencillo, pero Henry Halfhead, una aventura en la que controlamos a una media cabeza capaz de poseer y convertirse en cualquier objeto que veamos en el escenario, esconde mucho más de lo que se augura a simple vista. El nuevo juego de Lululu Entertainment, un estudio suizo formado por apenas seis personas, engaña con una presentación minimalista y unas mecánicas divertidas para llevarnos de viaje a través de la vida de una persona a la que acabaremos cogiéndole mucho cariño.
Porque sí, Henry Halfhead es en esencia un juego divertido en el que controlas a una media cabeza que puede adentrarse en cualquier objeto, poseerlo y convertirse en él. Con esa mecánica podemos pasar de controlar a esta media cabeza a jugar con una pelota, las baquetas de un xilófono, un avión de papel o un enchufe. Cualquier objeto se puede poseer, y muchos de ellos tienen además habilidades y mecánicas propias que nos permiten juguetear todo lo que queramos interactuando con el entorno.
Poseer objetos, una mecánica simple y divertida que funciona de maravilla
Es verdaderamente gratificante ir pasando de un objeto a otro, probar nuevas formas de movimiento y acciones que no están entre la gama de movimientos básicos de Henry. Con unas físicas exageradas y divertidas, cualquier escena acaba convertida en un colorido caos que da buena muestra de nuestro paso por ella: jugamos en una habitación infantil, un parque o el aula de un colegio, cada una con una serie de objetos propios que podemos ir descubriendo de una forma muy íntima.
Gracias a esa relación con los objetos (en los que literalmente nos convertimos), la trama de Henry Halfhead pega fuerte. Su narrativa nos ha resultado inesperada, sorprendente y emotiva, ya que nos utiliza esas mecánicas de juego puro, combinadas con la figura de un narrador, para guiarnos a través de la vida de Henry, protagonista del juego: desde que es une niñe hasta su senectud. Con esa idea, retuerce la relación con los objetos e insiste en aprovecharla para contarnos la evolución de una persona que a priori no tiene nada de especial.
Una historia inesperadamente profunda y emotiva
Funciona, y mucho, esta manera de hacernos empatizar con Henry, algo loable teniendo en cuenta que es sólo una media cabeza a la que eventualmente le podemos colocar algún que otro accesorio, como gorros o gafas de sol. Henry pasa su infancia gamberreando como cualquiera haría, se topa con la responsabilidad cuando toca ceñirse a los mandatos escolares y pierde todo sentido de la diversión cuando su rutina se basa en ir a trabajar todos los días. Una historia profunda con la que cualquier persona podría identificarse y que, de nuevo, no nos esperábamos en un videojuego como este.
Eso sí, a nivel de ritmo no siempre es tan excelente. En las apenas 2 ó 3 horas que dura (quizás algo más, si te dedicas a juguetear con todo lo posible y buscar desafíos extras y trofeos) a veces da la sensación de que se conforma pronto con las ideas mecánicas que ha encontrado y plasmado desde el principio del juego: muchas interacciones se repiten, algunos ciclos se hacen algo obvios y en ocasiones marca demasiado los objetivos que tenemos que superar para continuar desenrollando su historia.
El carisma rebosa en el apartado artístico de Henry Halfhead
Pero como es un gusto jugarlo, no se le echan encima esas carencias. Henry Halfhead tiene bien remachadas sus aristas audiovisuales y es gratificante desde que lo vemos, con esos modelados low-poly de colores pastel, hasta que lo jugamos, con una serie de mini decisiones que le dan un empaque único al juego. Henry se convierte en cada objeto, por ejemplo, dotándolo de personalidad y vida, dándole su aspecto propio con su nariz alargada, ojos saltones y orejitas redondas; esto hace, a través del apartado artístico, que el juego tenga su propia identidad y no se conforme con ser un simple simulador de poseer objetos.
Mención aparte requiere la magnífica labor del narrador, que termina de hacer cuajar la personalidad de Henry con una interpretación magnífica (en inglés, con textos en español). También los efectos sonoros son divertidos y acompañan a la atmósfera global del juego reforzando su idea de ser un espacio de diversión, igual que la música se mantiene a raya con ese objetivo (aunque en ocasiones nos ha parecido algo descompasada con lo que sucede en pantalla).
Conclusiones
En definitiva, Henry Halfhead es mucho más de lo que aparenta a simple vista. Bajo una presentación minimalista y unas mecánicas divertidas se esconde una inesperada, sorprendente y emotiva aventura que utiliza la ingeniosa idea de poseer objetos para contarnos el viaje vital de su protagonista. Aunque a nivel de ritmo pueda sentirse algo conformista y repetitivo en sus apenas 2 o 3 horas de duración, es un gusto jugarlo gracias a sus bien remachadas aristas audiovisuales, desde sus modelados low-poly hasta la magnífica labor del narrador. Es, en esencia, una experiencia gratificante que convierte el colorido caos de sus físicas en una historia profunda y personal con la que cualquier persona podría identificarse.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de PS5 proporcionando por popagenda.