Análisis Blue Fire, una aventura de plataformas y acción (PC, PS4, Xbox One, Switch)

Aunque las cosas comienzan a animarse ligeramente, seguimos con una sequía un tanto exasperante en lo que respecta a la salida de juegos de cierta entidad. Por eso seguimos muy predispuestos a dejarnos llevar por la vena indie, panorama que siempre nos deja varias propuestas tan desconocidas como interesantes, como es el caso de Blue Fire. El estudio Robi y la distribuidora Graffiti Games nos presentan un título del que apenas sabíamos nada y que combina una buena cuantía de estilos de juego diferentes. Una obra que sin llegar a cotas de excelencia sublimes, ni mucho menos, por lo menos sí que resulta entretenido y disfrutable en términos generales como vamos a explicaros a lo largo de este análisis.

La trama transcurre en un lugar llamado Penumbra que, como ya sospecharéis, posee un tono bastante oscuro en general. Pero eso no quiere decir que todos los escenarios que visitamos sean del mismo palo, dado que precisamente la diversidad de localizaciones que podemos recorrer a lo largo de la aventura es una de sus principales cualidades. La historia se va narrando de manera muy parsimoniosa a través de pequeñas escenas de vídeo y de ciertos diálogos con un puñado de personajes bastante excéntricos en general… calificativo del que no se libra el propio protagonista.

Una especie de ninja de pequeño tamaño es el héroe de esta aventura, un tipo que tras escapar de la jaula en la que aparece encerrado al comienzo del juego, emprende su viaje. ¿Y qué es lo que debe hacer? Pues, básicamente, acabar con la oscuridad que se ha apoderado de su mundo, siendo necesario ir cumpliendo una buena ración de misiones principales a las que se añaden bastantes objetivos secundarios, algunos de ellos realmente interesantes como ahora veremos.

Peleas, saltos y exploración

Como os decíamos, estamos ante un título que mezcla bastantes elementos diferentes. Y uno de los principales es la exploración, siendo necesario adentrarnos en entornos tan distintos como bien pueden ser bosques, el interior de mazmorras, zonas llenas de lava… o el llamado El Abismo. Esta zona viene a ser un mundo alternativo al que podemos ir a parar tras dar con ciertos objetos que están diseminados por los escenarios, y cada vez que lo hacemos, es necesario afrontar una prueba de diferente dificultad. Las más sencillas no tienen demasiada miga, pero ya os avisamos que las de cinco estrellas son un infierno, siendo necesario demostrar nuestro nivel de habilidad en rutas plataformeras de diseño bastante enrevesado en algunos casos.

Precisamente cuando nos adentramos en estas pruebas es cuando el título nos ofrece lo que a nuestro juicio es su mejor vertiente: las plataformas 3D. Otro de los pilares fundamentales sobre los que se cimenta la propuesta que nos ocupa es justamente la que tiene que ver con los saltos y calcular al milímetro cada una de las acciones que llevamos a cabo. Y pueden ser muchas. Eso es, dado que aunque al comienzo del juego apenas podemos saltar, correr y realizar dashes (todo un clásico a estas alturas), a medida que avanzamos es posible ir ampliando las habilidades del personaje de diversas formas, pudiendo aprender nuevos trucos como realizar saltos dobles o correr por las paredes, por ejemplo. Y es necesario afirmar que el control del ninja es perfecto, muy gratificante, siendo otra de las grandes virtudes que atesora esta producción.

Pero hay más. Otro factor importante que ha sido integrado en esta aventura en tercera persona es el que tiene que ver con los combates. Y, desgraciadamente, en este caso las cosas no nos parece que hayan salido tan bien, aunque tampoco es que sea un desastre, ni mucho menos. El problema que encontramos en las batallas es que estas nos han parecido tan poco imaginativas y predecibles como simplonas. El sistema de combate carece de la más mínima profundidad, y apenas es posible efectuar un par de combos, protegernos y alguna cosilla más. Y no ayuda que el comportamiento de los rivales, jefes finales incluidos, sea tan previsible como tosco en algunos casos. Sin duda, de todos los elementos que forman parte del juego, las peleas es el que menos destaca con diferencia.

A pesar de esto y aunque evidentemente afecta negativamente a la jugabilidad global que ostenta el título, sigue siendo una aventura bastante recomendable a poco que te guste el género. La exploración y las zonas plataformeras se imponen a las batallas, las cuales de hecho muchas veces es posible evitar. Y en cuanto a su acabado visual, se trata de una obra bastante limitada en cuanto a su presupuesto y recursos se refiere, pero que aun así se defiende en ese terreno gracias a una estética que puede gustar más o menos pero que posee bastante personalidad. Un acabado visual en plan dibujos animados pero en plan oscuro que ha sido bien arropado por melodías que no destacan pero que ambientan adecuadamente cada localización y efectos bastante correctos en global.

Un popurrí de géneros interesante

Casi sin hacer ruido (como su protagonista) nos ha llegado una sugerente aventura en tercera persona que mezcla de manera bastante acertada diversos elementos de juego. El que más nos ha gustado es el del plataformeo, niveles que poseen un diseño realmente bueno en casi todos los casos y que se sirven de un manejo espléndido del protagonista para engancharnos por completo. A esta faceta tan destacada se une todo lo que tiene que ver con la exploración y el "mazmorreo", con diversos guiños a sagas como The Legend of Zelda, por ejemplo. Es una pena que las batallas no hayan sido plasmadas con el mismo acierto, porque de lo contrario estaríamos hablando de un título todavía más atractivo. Pero a pesar de eso, sigue siendo una obra más que notable y que entretiene mucho a poco que te guste lo que propone.

Hemos realizado este análisis en su versión de Nintendo Switch con un código proporcionado por Vim Global.