Análisis Batman: Arkham Shadow, el superhéroe de DC consuma su esperado retorno... en realidad virtual (PC)
Desde que Batman: Arkham Knight debutase en 2015, los fans de la saga llevan esperando una nueva entrega... sin demasiado éxito. Rocksteady, en busca de esa gallina de los huevos de oro que es el juego como servicio definitivo, desperdició demasiados años en Suicide Squad: Kill the Justice League, no sin antes dejarnos un pequeño regalo para los que estrenábamos PlayStation VR en 2016. Desde entonces, la saga ha estado aparcada hasta ahora, con este Batman: Arkham Shadow que vuelve, curiosamente, al mismo formato.
Ha llegado la hora de ser Batman
Batman: Arkham Shadow es un juego de acción y aventuras en primera persona en el que, como os podéis imaginar, nos ponemos en la piel del hombre murciélago en realidad virtual. Como parte de la saga Arkham, a nivel jugable es exactamente lo que esperáis: una mezcla de combate, exploración, pequeños puzles, investigación e historia.
Creemos que Camouflaj ha hecho un trabajo fantástico trasladando todos los elementos de los juegos principales a una experiencia en RV, y creando un juego que, desde luego, se merece ese subtítulo.
Mientras que el mencionado Batman: Arkham VR era un juego un tanto más simple y experimental, mientras que este es un juego propiamente dicho. El combate recupera ese diseño basado en el ritmo, mientras que las secuencias de sigilo nos permiten movernos por zonas claves del escenario para no ser vistos, mientras que nos descolgamos para hacer un noqueo silencioso. Podemos lanzar el Batarang para golpear botones inaccesibles, o usar el modo detective para encontrar secretos. Es sorprendente lo bien que los desarrolladores han conseguido trasladar la experiencia Arkham a la realidad virtual.
En lo narrativo, por supuesto, también encaja dentro de la saga. En este caso, viajamos en el tiempo hasta Batman: Arkham Origins, ya que esta aventura transcurre seis meses después de aquel. Un Batman más joven y menos experimentado se enfrenta a un villano llamado el Rey Rata, y encontrarlo no será fácil. Habiendo prometido destruir Gotham City el cuatro de julio, nuestro objetivo será asegurarnos de detenerlo antes de que lo cumpla.
Batman en nuestras manos
Aunque se juega genial y es muy intuitivo, creemos que se requiere cierto tiempo ajustarse a los controles. Por ejemplo, hay pequeños detalles que cambian si dejamos un botón pulsado o no al realizar una acción, algo a lo que no estamos acostumbrados. Lo mismo pasa con el combate. Teniendo en cuenta que nos pueden venir enemigos desde cualquier parte, creemos que Camouflaj ha hecho un trabajo fantástico para permitirnos jugar sentados, o mirando en una única dirección, mientras luchamos en 360 grados. Y sí, al principio puede parecer confuso o incluso torpe, pero os aseguramos que se le coge el truco rápido, y acaba siendo una experiencia muy similar a la de los juegos de sobremesa, pero en realidad virtual.
Incluso fuera del combate, la sensación de ser Batman es fantástica. Podemos agarrarnos la capa por abajo y levantar los brazos para planear, hacer un pequeño gesto a la altura de la sien para activar el modo detective, lanzar el gancho para acceder a zonas altas, o usar diferentes dispositivos para resolver puzles. Todo lo que recordáis de Batman: Arkham está aquí, sólo que ahora somos nosotros quienes hacemos todo en primera persona.
Nuestra mayor queja es la falta de interactividad. En cierto modo, entendemos que hacer un mundo más interactivo requiere más recursos y, al fin y al cabo, se trata de un juego que tiene que funcionar a una resolución bastante alta, a una tasa de imágenes por segundo también bastante alta, en un dispositivo móvil. Esto no cambia que el mundo a nuestro alrededor sea bastante inerte. Podemos coger ciertos objetos muy concretos, pero ya está, y es algo que puede romper la inmersión bastante fácil.
Relacionada en cierto modo con esto está la limitación a la hora de combatir. Al no poder interactuar con nada, no es posible utilizar el entorno para distraer a los enemigos, por ejemplo, más allá de los momentos designados para ello, y tardamos bastante en empezar a desbloquear habilidades para hacerlo con nuestros propios gadgets. De igual manera, es un tanto chocante que las armas de los enemigos no puedan utilizarse. No queremos que Batman se líe a tiros, pero es extraño en un juego en realidad virtual ver un bate de béisbol en el suelo, que podemos tocar y reacciona a nuestros movimientos, pero que no se puede usar.
El mérito de una gran dirección artística
Sin quererle quitar importancia al trazado de rayos y otras tecnologías actuales, Batman: Arkham Shadow es un ejemplo perfecto de cómo la dirección artística es uno de los elementos más importantes para hacer que un juego sorprenda gráficamente incluso con estas limitaciones técnicas. Es un título que se ve genial, y que sabe disimular los aspectos en los que no puede darlo todo con muchísimo acierto.
Un ejemplo: hay muy pocas sombras dinámicas en el juego, pero cuando empezamos a controlar a Batman, una luz por detrás proyecta la nuestra frente a nosotros para dibujar su icónica silueta y hacernos sentir dentro del traje. Son estos detalles los que una y otra vez saben hacerlo brillar. Como curiosidad, el juego puede perder algunos cuadros por segundo en los momentos más frenéticos o en los escenarios más amplios, que nos han parecido imperceptibles, pero si sois sensibles a esto, cuenta con una opción de resolución dinámica para mitigarlo, a costa de la claridad de la imagen, claro.
Por último, destacar que nos ha parecido genial en lo sonoro. Los efectos de sonido son los que os podéis esperar de la saga, pero el uso de la banda sonora nos deja momentos memorables. Hay algunas batallas en las que la música va in crescendo mientras repartimos tortas a diestro y siniestro, y que, de verdad, te hacen sentir como el protagonista de una película. Una pena que no tengamos voces en nuestro idioma, aunque al menos tenemos subtítulos.
Batman: Arkham vuelve... en realidad virtual
Es posible que la realidad virtual no atraiga a todo el mundo, pero Batman: Arkham Shadow es un gran juego que está diseñado para ponernos virtualmente en el traje del hombre muerciélago y hacernos sentir el protagonista. El trabajo que ha realizado Camouflaj a la hora de trasladar las mecánicas de los juegos principales a este formato es digno de elogio, y aunque, sobre todo al inicio, puede costar hacernos a sus controles, creemos que el resultado es muy, muy bueno.
Tiene, sin lugar a dudas, cosas que mejorar, como la falta de interactividad, algunas secuencias en la que el ritmo flojea o la falta de doblaje, que leer subtítulos en realidad virtual siempre es más molesto. Por lo demás, nos queda un juego muy entretenido, espectacular y completo, con más de 10 horas de duración y desafíos extra por si nos quedamos con ganas de más. Si os apetece una aventura en la que sumergiros y tenéis unas Meta Quest 3 o 3S, creemos que tenéis que darle una oportunidad.
Hemos realizado este análisis en Meta Quest 3 adquiriendo el juego en la Meta Store.