Análisis AWAY: The Survival Series, tosca aventura salvaje (PC, Xbox One, PS5, PS4)
Recrear la caótica vida del reino animal no debe ser tarea sencilla, pero Breaking Walls, estudio independiente fundado por veteranos de Ubisoft, ha tratado de hacerla realidad con AWAY: The Survival Series. Es un videojuego de aventuras en tercera persona con plataformas y algo de acción que en vez de tener a personajes antropomorfos como protagonistas, tiene animales. En sus dos modos de juego, uno centrado en la historia y otro de exploración libre, nos permite ponernos en la piel de varias criaturas que campan a sus anchas en un mundo sin humanos.
Todo esto, además, con la intención de conseguir algo similar a un "documental jugable", como repite una y otra vez el estudio en las descripciones del juego. Para ello han ideado un sistema de narración en voz en off a través del que se van relatando las acciones que realizamos durante la aventura. Con esto y dos o tres puntos fuertes más, como la banda sonora de Mike Raznick, AWAY: The Survival Series ha llegado a PS5, PS4 y PC después de llamar la atención con su peculiar propuesta, y próximamente se estrenará también en Xbox One, aunque para esto todavía no hay fecha estimada de lanzamiento.
Petauros en peligro
Aunque AWAY: The Survival Series disponga de dos modos de juego, la experiencia central es la del modo historia. En ella controlamos a un petauro, un roedor capaz de planear gracias a las aletas que posee, en una aventura guiada por la supervivencia y en la que en más de una ocasión tendremos que salvar a nuestra familia. Aquí es donde oímos la voz en off del narrador que va contándonos todo lo que hacemos en el juego, además de darnos ciertas pistas y, de vez en cuando, un dato curioso sobre la vida actual del reino animal tras la extinción de los humanos de la faz de la Tierra.
Por mucho que sus creadores insistan en que este juego es como un documental interactivo, en realidad sus formas se asemejan más a las de un plataformas de acción en tercera persona cualquiera: habrá saltos, muchos saltos, pero también combates contra enemigos, supervivencia y sigilo. Lamentablemente ninguna de estas facetas está bien llevada: los saltos del personaje son toscos y mal calculados (tanto que se ha decidido añadir un botón de autoapuntado para el aterrizaje), el combate no encaja bien en la propuesta y carece de precisión, y las secciones de sigilo son tediosas y no están bien afinadas.
Es curioso observar cómo todas las mecánicas heredadas de géneros más arraigados en la industria actual del videojuego son precisamente las que fallan, mientras que cuando el juego se centra en darnos más libertad de movimiento y acción sí podemos atisbar ciertas virtudes en su propuesta. En general es un título bastante tosco (las animaciones, el peso del personaje, las colisiones y muchos otros detalles más no están nada refinados), pero hay secciones en las que se asoma lo que sobre el papel es una idea sin duda interesante.
Una idea que tristemente ha quedado solapada por decisiones de diseño que le sientan fatal, como un relato emotivo que queda algo ridículo enmarcado en esa estética salvaje del reino animal (ver a dos petauros de diseño realista 'abrazándose' es más cómico que dramático) o un diseño de niveles que a nivel general rompe la inmersión en el mundo natural en el que se desarrolla el juego; las plataformas y obstáculos que debemos superar están plasmados con un estilo gráfico realista, pero integrados en el entorno de una forma artificial, como dos troncos girando sin parar en una corriente de agua que tenemos que usar para no caer en ella (no podemos nadar de forma ilimitada) o un tronco bamboleándose colgado de una liana al que tenemos que saltar para llegar a otro punto del nivel.
Además, cabe señalar la cantidad de bugs con los que el juego ha salido al mercado. Tanto en la versión preliminar a la que hemos podido jugar en PS5 antes de su lanzamiento como en la actualizada con su parche de lanzamiento hemos experimentado una enorme cantidad de fallos, desde la superposición de las líneas de diálogo hasta otros más graves con los que dejan de funcionar los botones de acción (como el salto, lo que básicamente impide que sigas avanzando). Breaking Walls ha asegurado que están trabajando en corregirlos y que ya han solucionado muchos de ellos, pero actualmente siguen estando presentes.
Exploración libre en un mundo precioso
Los problemas con los que AWAY: The Survival Series ha salido a la venta no están sólo en su modo historia, sino también en el de exploración. Aquí son algo más comprensibles porque a fin de cuenta es una modalidad que nos permite controlar a un ente capaz de poseer a casi todos los animales que vemos en el escenario y movernos con ellos libremente. Hay varios tipos de criaturas, desde ranas y lagartos hasta saltamontes, escorpiones o mantis religiosas, y cada una tiene sus propias habilidades, como saltar más alto, volar más tiempo o escalar árboles.
Las posibilidades de este modo no son ilimitadas y choca ver restricciones como que no podamos volar de forma indefinida con la mariposa o que los sapos tampoco puedan nadar, como el resto de animales, aun siendo anfibios. La modalidad de exploración libre tiene la mecha corta, y aun así da para jugar un buen rato simplemente moviéndonos de un lado a otro tratando de no morir en el intento, buscar nuevos animales a los que poseer o sacando fotos con la herramienta ideada para ello.
Aunque limitada, la opción de poder explorar con libertad el mundo de AWAY: The Survival Series es sin duda de lo mejor de la obra porque nos permite ver sus hermosos paisajes sin las guías del modo historia. Precisamente el diseño artístico del juego en lo meramente estático (las animaciones son otro cantar) y en las generalidades (los diseños de los animales pierden al detalle, por ejemplo) es una de las grandes fortalezas de la obra gracias a la hermosura de sus entornos naturales salpicados por restos de ruinas humanas que atestiguan la historia de una civilización perdida. Es interesante esto aunque no se llegue a explorar de manera interesante en ninguno de los dos modos, pero al menos podemos quedarnos con un paseo poco interactivo por sus escenarios acompañados además de una banda sonora compuesta por Mike Raznick, que ha puesto música a más de 500 juegos, películas e incluso documentales.
Conclusiones
No podemos poner en duda que AWAY: The Survival Series parte de una idea interesante, pero el resultado final no sólo es demasiado tosco sino que también parece haberse desviado de la idea original. Si este juego pretendía ser un documental interactivo, lo que nos ha acabado llegando ha sido un juego de plataformas, combates y sigilo protagonizado por animales que, además, carece del refinamiento necesario para que sea mínimamente agradable. Si a eso le sumamos los muchos fallos técnicos con los que ha salido al mercado nos queda un juego poco recomendable a nivel general. Ni siquiera la libertad de su modo exploración consigue aportar lo necesario al conjunto, aunque quizás es la faceta más disfrutable por dejarnos explorar los preciosos paisajes del juego. En definitiva, una curiosa obra que tiene potencial, pero que todavía está cruda.
Hemos realizado este análisis en PS5 con un código digital proporcionado por Plan of Attack.