Análisis A.I.L.A.: terror psicológico, realidades rotas y una IA fuera de control (PC, PS5, Xbox Series X)
El terror independiente en primera persona vive un momento dorado, impulsado por pequeñas producciones que no temen experimentar con ideas radicales. Lejos de las grandes superproducciones, muchos de los nuevos lanzamientos buscan sorprender, incomodar y desafiar las expectativas del género. Y en ese panorama tan fértil es donde nace una propuesta como esta.
Un concepto brillante: la IA que crea tus pesadillas
A.I.L.A. es un juego de terror y puzles en primera persona. La historia se centra en Samuel, un tester de videojuegos que recibe un casco de realidad virtual/simulación conectado a una inteligencia artificial experimental llamada A.I.L.A.. La premisa es muy interesante porque convierte cada nivel en un espejo distorsionado del propio protagonista. Samuel no solo prueba un juego: está sometiendo su mente a los caprichos de una IA que decide qué debe experimentar según sus traumas, y nuestras decisiones pueden cambiar –ligeramente– la aventura.
A partir de ahí, cada capítulo funciona como un «juego dentro del juego», y cada uno construye una realidad distinta: casas embrujadas, carreteras desiertas, experimentos médicos, bosques deformados, dimensiones imposibles, habitaciones que se repliegan sobre sí mismas… Este enfoque antológico convierte cada avance en una sorpresa porque nunca sabes qué estilo de horror te tocará vivir después. De hecho, no vamos a contaros ni enseñaros mucho de los niveles, porque creemos que la sorpresa es uno de los pilares de la experiencia.
Variedad como arma de doble filo
El principal pilar de A.I.L.A. es cómo maneja la atmósfera: sabe incomodar con imágenes inesperadas y bastante sangrientas, y mantenernos en tensión con detalles visuales que cambian cuando miras hacia atrás. El juego domina ese tipo de terror que no te grita a la cara, sino que se queda sentado detrás de ti esperando que caigas. A lo largo del juego se notan influencias claras de títulos como Eternal Darkness, SOMA, Layers of Fear y hasta ciertas ideas narrativas de P.T..
La primera mitad del juego es la más interesante desde un punto de vista psicológico y narrativo. Cada capítulo funciona como una pieza en un rompecabezas emocional que intenta descifrar la mente de Samuel. Sin embargo, conforme avanzas, la narrativa comienza a fragmentarse no como parte del concepto, sino por falta de cohesión.
La historia se vuelve más dispersa y pierde parte de su impacto emocional inicial. La IA pasa de ser una presencia misteriosa a convertirse en un dispositivo narrativo más directo, y aunque sigue siendo intrigante, ya no produce el mismo nivel de inquietud que en el comienzo. Es en esa transición donde el juego pierde algo de fuerza.
De igual modo, si bien no es un juego puramente de acción, hay secuencias donde Samuel debe enfrentarse a criaturas creadas por la IA. Desafortunadamente, el combate es torpe, impreciso y rara vez satisfactorio. La detección de impactos, la respuesta de los enemigos y la sensación general del arma dan la impresión de haber sido implementadas tarde en el desarrollo. Es uno de los pocos aspectos que realmente sacan al jugador de la experiencia..
En general, como decimos, cada capítulo de A.I.L.A. es diferente. Esta variedad mantiene el juego fresco y sorprendente durante muchas horas. Pero también crea un problema: no todas las ideas están igualmente pulidas. Algunos capítulos brillan por su diseño y tensión, mientras que otros parecen prototipos demasiado ambiciosos para el tiempo de desarrollo que tuvieron.
Impacto visual: un viaje entre mundos
Gráficamente, teniendo en cuenta que es un proyecto independiente, creemos que se ve muy bien. El juego puede pasar de un bosque oscuro salpicado de niebla a un laboratorio clínico blanco y minimalista sin perder coherencia estética. Además, hay transiciones entre escenarios que son auténticos golpes visuales, como pasillos que se derriten, paisajes que se estiran o habitaciones que se doblan sobre sí mismas. El resultado es una experiencia visual que te mantiene siempre pendiente del próximo giro surrealista. El rendimiento no es el mejor, pero más o menos se puede conseguir una experiencia más o menos estable bajando opciones y bloqueando la tasa de imágenes por segundo.
En lo sonoro, tenemos un título muy funcional, que cumple su cometido, y que sabe generar tensión constante cuando quiere. No tenemos voces en español (sólo inglés y portugués), pero sí textos muy bien traducidos que nos ayudan a entender la historia.
Conclusión: imperfecto, ambicioso y muy especial
A.I.L.A. es un juego con varios tropiezos y muchos aciertos. Es experimental, irregular y, en ocasiones, demasiado ambicioso para su propio bien. Pero cuando acierta —y lo hace muy a menudo— ofrece algunas de las secuencias de terror psicológico más memorables de los últimos años. Si te gustan experiencias como Layers of Fear o incluso SOMA, aquí encontrarás algo distinto e intenso. Pocos juegos recientes han sabido mezclar ciencia ficción, horror y narrativa psicológica con esta valentía.
Hemos realizado este análisis en PC (RTX 5070 Ti, Ryzen 7 7800X3D, 32 GB RAM) con un código de descarga proporcionado por JF PR.