La primera película de Ant-Man se estrenó en el lejano 2015. El filme, protagonizado por un Paul Rudd siempre en estado de gracia, se recibió con cierto recelo por parte de los seguidores de Marvel (y aun así generó 519 millones de dólares en base a un presupuesto de unos 160 millones). Por aquel entonces, el Universo Cinematográfico de Marvel ya había publicado obras como Iron Man, Capitán América: El primer Vengador, Vengadores o Vengadores: La era de Ultrón. Habíamos visto a Thor, Tony Stark, Hulk o Steve Rogers en acción, y que ahora llegase de la nada un "hombre hormiga" para protagonizar una historia, en solitario, que a priori no parecía conectar con el resto de cintas de Marvel Studios, sonaba extraño. Sin embargo, Peyton Reed firmó una película maravillosa con un reparto excelente que ha terminado expandiéndose durante, hasta ahora, una trilogía.
Quantumanía es el impulso que necesitaba el UCM después de una fase repleta de experimentos
La fase 4 de Marvel Studios no ha sido precisamente una de las mejores. Hemos tenido de todo: desde proyectos de orígenes más estandarizados hasta una mezcla de estilos (artes marciales, terror, comedia desmesurada, género más de autor) que ha llevado a construir una etapa que el mismo Kevin Feige tachó de experimento. El Frankenstein de Marvel se ha compuesto por un batiburrillo de películas y series que buscaban continuar con el legado de los Vengadores, cerrado tras los acontecimientos de Endgame, a la par que abrían nuevos caminos para que la Saga del Multiverso pudiera empezar a instaurarse. Tras ese mare magnum de géneros, estilos y personajes nuevos, Peyton Reed se ha sentado en la silla de dirección en el mejor momento para traer a ese personaje que empezó como un mero secundario y ha terminado convirtiéndose en uno de los Vengadores más importantes: Ant-Man.
Demostrando que el tamaño no importa, el Scott Lang de Paul Rudd ha traído un proyecto que nos recuerda a los primeros compases de Marvel, donde se dibujaba una trama sencilla (con su introducción, nudo y desenlace) en la que un grupo de personajes debía poner fin a la amenaza de un villano muy peligroso. Ant-Man y la Avispa: Quantumanía tiene una especial virtud, y es que consigue sentirse como una historieta cerrada a pesar de que cimienta todo lo que está por llegar en la fase 5 y parte de la fase 6. Es la que da el pistoletazo de salida a lo que se culminará con Vengadores: The Kang Dynasty, cuyo estreno está planeado para 2025. La tercera entrega de Ant-Man sigue teniendo ese humor marca Disney (sin llegar a lo absurdo de Thor: Love and Thunder), ofrece un espectáculo de CGI como pocos habréis visto (aquí la cosa se va de las manos) y su libreto no es que sea para tirar cohetes. Pero por extraño que parezca decir esto, Quantumanía funciona bien como obra de aventuras de pura esencia ochentera mezclada con una suave space opera.
Michelle Pfeiffer se come la película y Jonathan Majors convence como Kang el Conquistador
Enfrentarse hasta ahora a una película de Marvel en cines quería decir que entrabas en una especie de ruleta rusa donde podía pasar cualquier cosa, no sabías ni el género que te iba a tocar prácticamente. Con Ant-Man y la Avispa: Quantumanía eso desaparece y se pisa tierra conocida. El trabajo del elenco de artistas que participa en el proyecto es de lo mejor que hemos visto en la Casa de las Ideas en años. Michelle Pfeiffer está excelente y roba la película entera. Casi parece que Ant-Man sea más bien un secundario a su lado. Paul Rudd, por su parte, sigue teniendo esa atracción única a la que es imposible resistirse. El actor desprende un carisma sinigual. Y por supuesto, la gran incorporación: Jonathan Majors como Kang el Conquistador. Se echaba de menos un villano que fuera capaz de poner patas arriba el UCM.
En el ámbito de los personajes hay una cosa, por desgracia, que debemos remarcar, y es que MODOK va a decepcionar a muchos fans, tanto por sus orígenes en el filme como por cómo está hecho. De lejos, es lo peor de esta tercera entrega de Ant-Man. Un personaje que no sabe muy bien dónde meterse y que aporta más bien poco. De hecho, su presencia podría tomarse hasta de autoparódica, porque cuesta creer que Marvel haya querido dibujar un personaje como este de esta forma. Es más, ¿recordáis que os hemos comentado que Ant-Man se siente como una película de aventuras ochentera? Pues el cómo se ha hecho a MODOK también se siente un poco así, como si se hubieran acabado las ideas y el presupuesto de efectos digitales para representarlo.
En líneas generales, Ant-Man y la Avispa: Quantumanía se siente sencilla, con un baño de CGI excesivo eso sí, pero con un guion entretenido y que no se va por las ramas. La acción es constante y Peyton Reed sabe encajar bien cuándo hace falta una dosis de humor y cuándo debe dejar que la historia fluya tranquilamente. Es probable que la fase 5 termine siendo una especie de fase 4 (un tanto más controlada en lo que respecta a estilos), pero el inicio de esta nueva etapa del multiverso marvelita nos ha caído bien majo. Los protagonistas están más que correctos, la historia evita tanto como puede irse por las ramas y Kang ofrece un espectáculo digno. Remarcamos que hay una sobrecarga insana de efectos digitales, pero eso por otro lado permite que la puesta en escena parezca un cómic de arriba a abajo y tenga una paleta de colores preciosa.
Ant-Man y la Avispa: Quantumanía es una obra de superhéroes muy disfrutable, lejos de querer ser "la nueva Endgame"
Comparar este tipo de entregas que son, digamos, más independientes, con Vengadores: Infinity War o Vengadores: Endgame resulta un tanto absurdo, puesto que esas cintas necesitaron años de construcción para poder ofrecer un espectáculo épico con todos los personajes de la Saga del Infinito dándose tortazos contra el malvado Thanos. Estamos lejos de repetir un acontecimiento así, por lo menos hasta la fase 6. De no ser por la paulatina cimentación de la trama de las Gemas del Infinito que se hizo con el paso de las diferentes películas de la saga, ni la una ni la otra habrían tenido ese impacto entre el público. Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, como las anteriores cintas de Marvel, no buscan ser Endgame, porque eso es un evento muy específico que requiere de paciencia y trayectoria. Si la intención de Kevin Feige en la fase 5 es crear este tipo de obras, entonces nos subimos otra vez al barco de Marvel sin pensarlo.