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Final Cup Liga de Videojuegos Profesional

Asistimos a la Final Cup en Barcelona para ver a los mejores jugadores del momento en FIFA, Starcraft 2 y Halo: Reach.

Los videojuegos cada vez están más asentados en nuestra cultura. Más allá de las nuevas propuestas a la hora de segmentar el mercado por las grandes compañías que lideran el mundillo, la gente cada vez es más abierta a la hora de aceptar videojuegos en sus hogares. Pasamos, pues, de la mentalidad cerrada de que los videojuegos son sólo para cuatro gatos que juegan por las noches hasta las tantas, a ser una de esas personas que decide quedarse en casa con unos amigos para pasar un buen rato mientras nos divertimos con un videojuego.

Parece lógico que, si cada vez estamos más abiertos a probar nuevas experiencias en temas de entretenimiento digital, aparezcan una serie de personas que dominen e incluso subyuguen a los propios videojuegos en cuestión, alzándose como verdaderos profesionales imbatibles que superan con creces a cada rival que se aparece por delante.

A partir de aquí nace la esencia de los torneos, donde los jugadores más experimentados y los clanes más poderosos se enfrentan a sus contrincantes por Internet, construyendo portales digitales donde ver tablas de clasificación, realizar torneos de exhibición y, como no podía ser de otra manera, pasar un buen rato.

Esta pequeña presentación en forma de párrafos no es más que el inicio de uno de los acontecimientos más esperados en España. La primera gran final de la Liga de Videojuegos Profesional. La liga de jugadores española reconocida por la International e-Sports Federation y que, patrocinadores aparte, se alza como la liga oficial de nuestro país. Ahora sí. Ahora sí que España tiene un lugar donde los jugadores expertos -los realmente expertos- tienen un lugar donde reunirse y combatir contra adversarios de su mismo nivel. Vandal Online estuvo cubriendo la Final Cup en Barcelona donde se disputó la primera gran final de FIFA 11, Starcraft 2 y Halo Reach. Estas son nuestras impresiones.

Nada más entrar en el Hotel Plaza Catalonia de Barcelona, lugar donde se celebró esta primera Final Cup, nos dimos cuenta de que la organización le había puesto tanto esfuerzo e ilusión al evento que se podía respirar en el ambiente. Una sala de actos transformada en coliseo fue el escenario perfecto para que la multitud asistente pudiera presenciar los enfrentamientos sin perderse un detalle. Cuatro gradas rodeaban el escenario principal, donde los jugadores se colocaban en el centro para, cara a cara, hacerse valer por el preciado trofeo; todo esto potenciado con dos proyectores para que los espectadores no tuvieran problemas de visibilidad. Aparte del escenario principal había varias secciones donde se jugaban las rondas de eliminación, por lo que había que estar un poco al tanto de meollo si no queríamos perdernos quién pasaba de ronda y quién volvía a casa con las manos vacías. Por último, un pequeño rincón de descanso con sofás y pufs para digerir la tensión en el ambiente, así como neveras repletas de Red Bull -patrocinador del evento- para quien tuviera el gaznate seco.

Una vez detallado el escenario de la LVP, comenzamos a ver los primeros encuentros de la liga. Todos narrados de forma vertiginosa por los interlocutores del evento, que ponían la guinda del pastel en una competición ciertamente profesional. La mecánica fue sencilla, los jugadores debían ganar todos sus encuentros para alzarse con el trofeo. Sin embargo, si alguien perdía en el cruce de clasificación tenía una segunda posibilidad en la liga de aquellos quienes habían caído por el camino. De esta manera, la gran final la disputaban el ganador absoluto del cruce de eliminación y el ganador absoluto del cruce de clasificación, siendo este último el favorito al tener que ganar menos partidas para conseguir la victoria.

Dicho esto, comenzó la gran final de FIFA 11 con los dos ganadores de cada cruce: Marc Arisa desde el bando de los ganadores y Rafael Riobó desde los perdedores. Curiosamente fue este último el que comenzó atacando en una serie de partidos que parecía no tener fin. Un total de siete encuentros fueron los disputados, todos narrados por los comentaristas que parecían sacados directamente del videojuego, algo así como una versión alternativa de Manolo Lama y Paco González, pero sin chistes malos. Finalmente se alzó como vencedor Rafael Riobó en un partido que tenía el Real Madrid como protagonista -ambos jugadores fueron con el gigante español al ataque-. Según sus palabras, sin contar con un horario fijo a la hora de y jugando concienzudamente desde 2009, el jugador se prepara mucho según los torneos que hayan a la vuelta de la esquina y lanza un mensaje para aquellos quienes se quieran dedicar a los videojuegos de manera profesional: informarse sobre tu contrincante, y, sobre todo, jugar contra los mejores, sino, no se progresa.

La obra de Blizzard fue la siguiente en apoderarse del escenario para dar paso a los dos grandes ganadores de los respectivos cruces: Pedro y Juan Moreno, que, curiosamente, son hermanos. Y más que curioso fue el detalle de que en rondas pasadas también se enfrentaron, siendo Juan el ganador y enviando a su hermano al cruce de eliminación. Una vez ahí, el jugador superó las fases de eliminación y se volvió a ver las caras con su hermano, ahora sí, en la gran final. Comenzaron las partidas y Juan fue el que se adueñó por completo de los mapas del videojuego. Con cuatro victorias a favor de una, el jugador que fue derrotado por primera vez en la liga por su hermano culminó la ceremonia alzándose como el mejor jugador de Starcraft del país.

Por último, llegó uno de los momentos más esperados, no sólo por el videojuego en cuestión, Halo Reach, sino también por el hecho de que se trataba de un enfrentamiento de clanes: Wizards y OverGame. En equipos de cuatro jugadores, con una tensión en el aire que cortaba el aire y con todos los ojos puestos en el proyector, comenzaron las primeras fases de capturar la bandera con el adelantamiento de Wizards, que parecían conocer todos los secretos de los mapas. OverGame, que en ningún momento desistió de luchar, se lo puso muy difícil en la última ronda asesina, pero los "magos" de Halo se alzaron con la victoria cerrando los torneos de esta primera edición de la LVP. Pudimos hablar con Rodrigo, uno de los componentes de Wizards, que en primer lugar agradeció lo bien montado que estaba el evento y aseguró que jugaba, como mínimo, varias horas con sus compañeros de equipo al día, por las tardes, para rendir al máximo en la gran final. Eso sí, si alguien quiere ser un gran jugador dentro de un clan, lo que se debe hacer, según sus palabras, es tomárselo con calma y, sobre todo, hablar constantemente con los compañeros para adelantarse al rival.

Eso fue todo en cuanto a las eliminatorias y final. Pudimos hablar con varias personas del público que quedaron encantados por cómo había ido de rodado el evento. Más allá de un par de problemas menores donde los jugadores no entraban en partidas correctas, y algún parpadeo en la imagen de los proyectores, todo fue sobre la seda. Esperamos que eventos como este tipo sean, de una vez por todas, un verdadero impulso para los jugadores españoles, puesto que el nivel se ha demostrado -y se lleva demostrando hace años- es más que digno, sobre todo si tenemos en cuenta que varios de los jugadores que el fin de semana poblaron el hotel con sus pulgares, ya habían estado en competiciones europeas y mundiales. Agradecimiento especial a la organización, por hacer un trabajo impecable de cara a todos los presentes y esperamos, de todo corazón, que la Liga de Videojuegos Profesional se convierta en un hábito para que más seguidores de este hobby puedan probar suerte y divertirse con competidores de élite.