El anime permite ver y casi palpar las emociones de los personajes gracias a la exageración y teatralidad de los mismos, conseguida mediante diseños y decisiones artísticas que resultan ser muy explícitas; se extreman las gesticulaciones, el lenguaje no verbal y la intención de los actores de voz cobra forma. Pero en filmes como 'Your Name', 'A Silent Voice' y en una buena pila de Studio Ghibli, se aparca ese modus operandi para profundizar en las sensaciones y viaje de los protagonistas de una manera diferente, conectando al público con la historia de una forma más profunda y menos rimbombante.
Naoko Yamada, directora de la mencionada 'A Silent Voice', revolucionó el anime y su paradigma al presentar, de la mano de Makoto Shinkai, un drama romántico visceral que abarcada temas muy complejos mediante un puzle emocional único.
Casi una década más tarde, la cineasta vuelve con 'Tu color', un coming-of-age que explora la búsqueda de una voz propia por parte de tres adolescentes que unen sus caminos tras verse perdidos en la vida, y la natural de Japón vuelve a postularse como una mente singular en la industria, lo que es de gran valía en los tiempos cinematográficos que corren, donde impera la falta de originalidad y la pereza más absoluta.
'Tu color' ahonda en la búsqueda de la identidad propia durante la adolescencia a través de un viaje colorido cargado de emociones y sensaciones
En 'Tu color' seguimos a la estudiante Totsuko, que puede ver a los demás como colores, y a Kimi, alumna de matrícula de honor, que ha dejado los estudios pero finge asistir a la escuela por su abuela. Ambas se reúnen y deciden formar un grupo con Rui, quien sueña con componer con sintetizadores analógicos pero cuya madre espera que se convierta en médico.
Juntos encuentran la libertad, la alegría y el amor a través de un arduo camino en el que, poco a poco, van conociéndose a ellos mismos y aceptando que sus caminos no son los impuestos por los padres o la sociedad, sino allá por donde les lleva su corazón.
Con una animación que roza lo surrealista y un estilo visual flamante, Yamada se desmarca de la mayoría de productos del celuloide contemporáneo con un filme que, si bien demuestra valentía por cómo plantea su desarrollo, acaba siendo más irregular de lo que debería.
'Tu color' ahonda en esa lucha por encontrar la identidad durante la adolescencia a través de la música y lo onírico, con unos personajes que rechazan su entorno y unen fuerzas para romper con sus rutinas y aquello que les impide volar mediante la expresión del arte y situaciones tan mundanas como una noche de manga, tertulia y ramen. A pesar de que la película tiene todos los ingredientes para ser un clásico instantáneo, llega un poco tarde.
El impacto que tuvo 'A Silent Voice' en hará una década cambió el sector del anime y elevó el género a otro estatus gracias a las enseñanzas de Hayao Miyazaki y su tratamiento de la animación, utilizada como vehículo para explorar traumas y lanzar críticas medioambientales con personajes diferentes, historias complejas y mensajes muy significativos.
'Tu color' sigue ese esquema narrativo con un hilo conductor basado en la amistad y la búsqueda de uno mismo, pero su guion se atasca en el segundo acto y el final es demasiado precipitado, lo que conduce a la pérdida de conexión con los protagonistas con un clímax que si bien es satisfactorio no hace justicia al tratamiento de los personajes.
De haberse estrenado en otro momento, el largometraje de Yamada habría tenido muchísimo más valor (que no es que no lo tenga ahora), pero de igual forma se trata de una obra notable que, aun sin acercarse a la perfección ni a los anteriores trabajos de la cineasta, sigue siendo un anime de tremenda calidad visual cargado de fondo positivo y esperanzador, algo que no viene nada mal teniendo en cuenta que corren tiempos muy oscuros en el mundo. Quedaos con la música porque os acompañará en más de una ocasión tras escucharla por primera vez.
