Los fans de LEGO y El Señor de los Anillos están de enhorabuena. "Creo que estoy preparado para otra aventura" —dice Bilbo Bolsón en la última escena de El Retorno del Rey, en la adaptación de Peter Jackson—. Y algo parecido sentimos quienes abrimos la caja del nuevo set de LEGO dedicado a La Comarca. No se trata solo de montar un escenario: es una forma íntima y nostálgica de volver a casa. De revivir uno de los momentos clave de la versión cinematográfica de la obra de J.R.R. Tolkien.
El Señor de los Anillos: La Comarca, parte de la línea LEGO Icons, es mucho más que un juguete o una pieza de colección. Es una reconstrucción amorosa de uno de los lugares más entrañables del cine fantástico: esa tierra verde, ondulada y serena donde comienza El Señor de los Anillos de Peter Jackson. Con más de 2000 piezas, este agujero Hobbit no es una simple maqueta: es una declaración de amor a un mundo que, como dijo Sam Gamyi, “vale la pena salvar”. En Vandal hemos recibido un set cortesía de LEGO y os contamos cómo ha sido nuestra experiencia.
Si eres fan de El Señor de los Anillos, este espectacular set de LEGO que recrea la Comarca con todo el espíritu de Tolkien es imprescindible
LEGO ha capturado algo muy difícil: la sensación de hogar. Este agujero hobbit, Bolsón Cerrado, representa a la perfección este apacible e idílico rincón de la Comarca. Mientras se monta poco a poco —con paciencia y con un cierto respeto, casi ceremonial— nos devuelve al espíritu de esa primera escena de La Comunidad del Anillo, cuando Gandalf llega en su carro por los caminos de Hobbiton y todo está bañado por la luz dorada de la mañana. El set recrea con precisión la colina de Bolsón Cerrado, con su puerta redonda verde, sus ventanas empotradas, sus jardines cuidados y ese aire de refugio propio de la campiña inglesa que Tolkien quería emular.
Cada detalle está ahí: el baúl lleno de recuerdos de su Partida y Regreso a la Montaña Solitaria, el escritorio con la pluma en la que Bilbo empieza el Libro Rojo ("En un agujero en el suelo vivía un hobbit..."), las lámparas, las teteras, incluso el árbol sobre la casa —una proeza técnica que remite directamente al roble que el equipo de Jackson construyó hoja a hoja para las películas—. Todo en este set de LEGO parece pensado no solo para verse, sino para sentirse. Es un monumento a una trilogía que marcó época en toda una generación de espectadores.
Hay detalles muy curiosos: desde el manual -cuidado y lleno de frases de las películas y los libros- hasta las figuras y bloques que encontramos en las distintas bolsas del proceso de construcción. Entrando en cosas concretas, podemos 'quemar' con un ingenioso mecanismo el sobre en el que Bilbo le deja el Anillo Único a Frodo, e incluso disfrutar del mapa de Thror encima de una de las mesitas del comedor. Los tonos, verdes, terrestres y vivos, recrean a la perfección el emplazamiento de las películas, e incluso hay elementos que nos permiten recrear secuencias de las mismas. Sí, Merry y Pippin pueden quedarse tiznados del cohete del Istar e incluso Bilbo puede desaparecer en la fiesta de su 111º cumpleaños al ponerse el Anillo del Enemigo.
Un set para los que aún creemos en la magia: es la pieza de LEGO de El Señor de los Anillos más icónica y completa
El conjunto incluye minifiguras de Bilbo, Frodo, Sam, Merry, Pippin, Rosita y otros hobbits, y recrea varios puntos de la aldea de los medianos. Los pequeños huertos están llenos de lechugas y calabazas, y el árbol, coronado por uno de los magofuegos de Gandalf con forma de Smaug, se ilumina con faroles y flores silvestres. Pero lo más valioso que ofrece este set no cabe en sus dimensiones físicas -es grande, ojo, unos 45 centímetros de largo sin contar los accesorios-. Es la posibilidad de reencontrarse con algo esencial. Como si al colocar cada ladrillo estuviéramos diciendo, como Sam al regresar al final de su viaje: “Bueno, ya estoy de vuelta”.
La Comarca de LEGO no es solo una pieza más en la maquinaria del coleccionismo adulto. Es una respuesta emocional a un lugar especial, un hogar en un refugio fantástico, y a una forma de contar historias que, como los cuentos que Frodo escuchaba de niño, nos recordaban que incluso los más pequeños pueden cambiar el curso del futuro.
Y en ese gesto de construirla ladrillo a ladrillo, como hizo el propio Tolkien durante años mientras escribía su historia o el equipo de Weta de Jackson al hacer las películas, hay algo profundamente hermoso. Como si estuviéramos reconstruyendo, en miniatura, no solo una casa, sino una forma de mirar el mundo: con esperanza, con ternura y con valentía. Si sois fans de El Señor de los Anillos, no lo dudéis: estáis ante el mejor set jamás lanzado por LEGO al respecto.
