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Sam Altman, padre de ChatGPT, abandona la moralidad y cambia de opinión: 'No somos la policía de lo políticamente correcto'

En agosto, OpenAI reforzó la censura en ChatGPT; hoy, Sam Altman retrocede y abre la puerta a charlas sexuales públicas en el chatbot de inteligencia artificial más famoso.

Sam Altman, CEO de OpenAI, ha encendido la polémica tras anunciar que ChatGPT permitirá contenido erótico dirigido a adultos verificados. Ante las críticas, Altman ha sido claro: "No somos la policía moral del mundo". Según el empresario, la idea es encontrar un equilibrio entre libertad y seguridad en el uso de la inteligencia artificial.

Sam Altman rompe esquemas: "No vamos a decirle al mundo qué está bien o mal"

El giro en la política de contenido llega apenas meses después de que OpenAI reforzara sus sistemas de moderación, como Altman mismo confirmó en un pódcast reciente. Gracias a esas herramientas, la compañía asegura poder "aflojar ciertas restricciones de manera segura", manteniendo intacta la protección de los usuarios. Al mismo tiempo, insisten en que cualquier material que pueda causar daño o fomentar conductas ilegales seguirá estrictamente prohibido.

La noticia ha abierto un debate intenso: por un lado, defensores de la libertad de creación aplauden la decisión; por otro, expertos alertan sobre los riesgos psicológicos del contenido sexualizado en IA. Varias organizaciones ya han pedido a OpenAI que dé marcha atrás, advirtiendo que "chatbots sexualizados son inherentemente peligrosos". Altman defiende la medida argumentando que, como en cine o videojuegos, los adultos deben ser tratados como adultos, con interacciones abiertas pero seguras, sin fomentar exposiciones inapropiadas.

El cambio de rumbo contrasta con declaraciones previas del propio Altman, que hace meses rechazó funciones como los "avatares sexuales" para proteger el crecimiento a largo plazo de ChatGPT. Entonces, decía que era necesario priorizar la seguridad futura sobre los beneficios inmediatos. Hoy, los nuevos mecanismos de control parecen haberle dado margen para flexibilizar ciertas normas.

El cambio de rumbo contrasta con declaraciones previas del propio Altman, que hace meses rechazó funciones eróticas y de alto contenido sexual

El anuncio llega en un momento de fuerte escrutinio regulatorio: la Federal Trade Commission investiga a OpenAI por los posibles efectos de sus productos en menores, tras vincularse a ChatGPT con el suicidio de un adolescente en una demanda reciente. Como respuesta, la compañía ha implementado controles parentales y sistemas de detección de edad que aplican filtros automáticos a menores de 18 años, tratando de garantizar que la experiencia de la IA sea segura y responsable.