A medida que se aproxima el verano, las redes sociales se inundan con tendencias que promueven la pérdida de peso rápida, destacando los parches adelgazantes como una solución "milagrosa".
Estos productos, comercializados bajo nombres como Weightless o Diet Patch, prometen reducir el apetito y acelerar el metabolismo mediante la aplicación de adhesivos transdérmicos en la piel. Sin embargo, expertos en salud y nutrición advierten sobre la falta de evidencia científica que respalde la eficacia de estos parches para la pérdida de peso.
Los supresores del apetito no se absorben por la piel
La profesora Nerys Astbury, especialista en nutrición de la Universidad de Oxford, según recoge Xataka, señala que, aunque algunos medicamentos se administran eficazmente por vía transdérmica, no existen pruebas concluyentes de que los supresores del apetito puedan ser absorbidos de manera efectiva a través de la piel. Además, la Comisión Federal de Comercio de EE. UU. ha tomado medidas contra empresas que hacen afirmaciones engañosas sobre la eficacia de estos parches para la pérdida de peso.
Los ingredientes comunes en estos parches incluyen berberina, extracto de té verde, cafeína y taurina. Aunque algunos de estos compuestos han mostrado efectos beneficiosos cuando se ingieren oralmente, su absorción a través de la piel en cantidades significativas es cuestionable. Por ejemplo, la berberina tiene una biodisponibilidad limitada incluso por vía oral, y no hay estudios que respalden su eficacia transdérmica.
Todo viene por la locura del Ozempic
La popularidad de estos parches se ve impulsada por la tendencia de evitar métodos invasivos como las inyecciones de medicamentos GLP-1, como Ozempic, que han demostrado ser efectivos para la pérdida de peso pero requieren supervisión médica y pueden tener efectos secundarios. Los parches adelgazantes ofrecen una alternativa aparentemente sencilla y sin dolor, lo que los hace atractivos para quienes buscan soluciones rápidas sin considerar la falta de respaldo científico.
Es crucial que los consumidores sean críticos y busquen información basada en evidencia antes de adoptar métodos de pérdida de peso no comprobados.
