En la compleja red del comercio internacional entre Estados Unidos y España, uno de los sectores que más protagonismo ha cobrado en los últimos años es el agroalimentario. Aunque el grueso de las importaciones desde el país norteamericano sigue liderado por el gas y el petróleo, productos como la soja y otras legumbres han escalado posiciones hasta consolidarse como esenciales en la cesta de productos que llegan a nuestras fronteras.
Su uso, versátil y extendido, ha convertido a estas materias primas en habituales en restaurantes y cocinas de todo el territorio español. Según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), la soja representa el 3,03% de las exportaciones estadounidenses a España, lo que la sitúa como uno de los productos agrícolas más significativos en la balanza comercial bilateral.
De los campos de EE.UU. a los platos españoles
A ella se suman las nueces (1,69%), las legumbres secas (0,22%) y otras materias primas como el maíz, el trigo, la semilla de girasol y hasta plantas para perfumes. Aunque sus cifras individuales parezcan pequeñas, su uso industrial y gastronómico las vuelve esenciales para sectores tan dispares como la alimentación, la cosmética y la farmacéutica.
La tendencia se consolida en un contexto internacional cada vez más tensionado. Con Donald Trump nuevamente en la Casa Blanca y su amenaza de imponer nuevos aranceles a aliados tradicionales como la Unión Europea, la continuidad de este flujo comercial no está garantizada. En 2024, el déficit comercial de España con Estados Unidos creció un 7%, hasta los 10.013 millones de euros, a pesar de una leve caída tanto en exportaciones como en importaciones.
En otras palabras, dependemos más de lo que compramos a Estados Unidos que de lo que les vendemos. La presencia de productos como la soja estadounidense en platos preparados, menús vegetarianos, aceites, piensos para animales o ingredientes industriales demuestra la capacidad de este producto para integrarse en la cadena de valor alimentaria española.
Geopolítica del grano invisible
Pese a la distancia, el vínculo comercial es fuerte: España importó de EE.UU. bienes por valor de más de 28.000 millones de euros el año pasado, entre los que estos productos agrícolas representaron un porcentaje destacable. Más allá de su valor económico, la soja y sus derivados reflejan la globalización del gusto y la dependencia intercontinental de los mercados alimentarios.
