Nestlé ha sacudido al mercado con un anuncio inesperado: 16.000 despidos a nivel mundial. El ajuste afectará sobre todo a los llamados empleos de cuello blanco, esos puestos administrativos y de oficina que, hasta hace poco, parecían intocables. La predicción de José Elías, empresario español, se está cumpliendo mucho antes de lo previsto.
En un comunicado oficial, la compañía suiza ha sido tajante: "Estamos evolucionando. Simplificaremos nuestra estructura y automatizaremos nuestros procesos". Detrás de esa frase, neutra en apariencia, se esconde una reestructuración global que marca un antes y un después para una de las mayores multinacionales del planeta.
Nestlé automatiza su futuro: 16.000 despidos sacuden la empresa y culpan a la IA
El movimiento ha generado incertidumbre en todos los mercados, incluido el español, donde Nestlé emplea a más de 4000 personas en diez plantas repartidas por cinco comunidades. España no es un actor menor dentro del entramado de la empresa, y los sindicatos ya temen que los recortes puedan extenderse a fábricas clave.
Lo más llamativo, sin embargo, no son solo las cifras, sino el precedente: por primera vez, no es una tecnológica quien inicia un proceso de despidos masivos por automatización, sino una compañía alimentaria. Nestlé abre así una puerta que hasta ahora parecía reservada a gigantes como Amazon, Google o Microsoft: sustituir la complejidad humana por la precisión algorítmica.
El nuevo CEO, Philipp Navratil, ha sido claro en su mensaje: la compañía adoptará una estrategia más agresiva, basada en la digitalización y la reducción de costes. Su objetivo es ambicioso: duplicar el ahorro previsto por la anterior dirección, pasando de 541 a 1082 millones de euros en 2027. La medida afecta aproximadamente al 6% de la plantilla global y llega, paradójicamente, justo después de que Nestlé presentara beneficios del 3,3% en sus resultados anuales. No hay crisis, ni pérdidas: hay transformación.
En una publicación en LinkedIn, Navratil justificó los despidos como parte de un proceso para "optimizar la estructura organizativa y preparar a la compañía para un futuro más competitivo". Un argumento que suena cada vez más familiar: el mismo que ya repiten las grandes tecnológicas en su carrera por integrar la inteligencia artificial en sus operaciones.
Durante años, los despidos se entendían como un síntoma de problemas financieros. Pero esa lógica ha cambiado. Hoy, las empresas no recortan por perder dinero, sino para ganar aún más. El caso de Nestlé lo confirma: crece en ventas, mejora sus márgenes y aun así prescinde de miles de trabajadores. Lo hace en nombre de la "eficiencia" y la "simplificación", conceptos que esconden un nuevo paradigma donde la IA y la automatización reemplazan lo que antes se consideraba esencialmente humano.
Según fuentes de la compañía, unos 12.000 despidos corresponderán a personal administrativo, mientras que los 4000 restantes afectarán a áreas de producción y cadena de suministro. No se ha revelado aún la distribución geográfica exacta, lo que mantiene la incertidumbre en mercados clave como el español. Los sindicatos y representantes laborales han pedido explicaciones, temiendo que la automatización acabe erosionando la estructura productiva en regiones donde Nestlé es un motor económico local.
Por primera vez, una multinacional alimentaria se adentra de lleno en el mismo territorio que las big tech: el de los despidos estratégicos y la inteligencia artificial como excusa estructural. Y lo hace con una frialdad casi quirúrgica.