Enola Holmes se enfrenta, por fin, a su propio corazón. Con la tercera entrega ya rodada, Millie Bobby Brown ha confirmado que la próxima película de Netflix no solo pondrá a prueba las dotes detectivescas de la protagonista, sino que resolverá una de las líneas argumentales más pedidas por el público: el arco romántico entre Enola y el vizconde Tewkesbury, interpretado por Louis Partridge.
La actriz lo ha resumido con una frase que funciona casi como eslogan de campaña: “Vosotros pedisteis romance, así que os daremos romance”, adelantando además que veremos a “una Enola muy diferente”, más madura y consciente de lo que quiere.
La tercera película llega después de que la franquicia se consolidara como uno de los títulos juveniles más sólidos de Netflix. La primera Enola Holmes, estrenada en 2020, presentó a la pequeña de los Holmes como una heroína autónoma que se escapaba de los corsés victorianos para encontrar a su madre desaparecida; la secuela, en 2022, la situó ya como investigadora profesional, abriendo su propia agencia y chocando de lleno con el machismo institucional de la época. En paralelo, la relación con Tewkesbury se fue construyendo a fuego lento: primero protegido, luego aliado político en la Cámara de los Lores y, finalmente, amigo íntimo atrapado en una tensión romántica que las dos películas dejaban siempre en el terreno de lo sugerido.
Romance y dilemas en Malta
Enola Holmes 3 llevará ese tira y afloja sentimental a un escenario nuevo: Malta. Netflix y distintas sinopsis adelantadas por portales de cine coinciden en que la joven detective viajará a la isla para enfrentarse al caso “más complejo y peligroso” de su carrera, un misterio donde, según reza el material promocional, “sus aspiraciones personales y profesionales chocan de lleno”. Ese choque suena a algo más que un juego de pistas: el film promete obligar a Enola a decidir qué lugar ocupan el amor, la independencia económica y su vocación detectivesca en una vida que hasta ahora se ha construido, precisamente, escapando de cualquier expectativa romántica convencional.
Detrás de las cámaras también hay cambios que apuntan a una evolución de tono. Philip Barantini, conocido por el nervio de Boiling Point, toma el relevo de Harry Bradbeer en la dirección, con Jack Thorne repitiendo como guionista. Tanto Variety como Newsweek han apuntado que el objetivo es hacer una entrega “más oscura y madura”, una comparación que algunos productores han vinculado incluso al salto que supuso El prisionero de Azkaban en la saga Harry Potter: seguir siendo un producto juvenil, pero con más peso dramático, más ambigüedad y un subtexto menos complaciente.
Un “Holmesverso” propio
El reparto refuerza esa idea de continuidad ampliada. Junto a Brown y Partridge regresan Henry Cavill como Sherlock, Helena Bonham Carter como Eudoria, Sharon Duncan-Brewster como Moriarty/Mira Troy y Himesh Patel como Watson, consolidando un pequeño “Holmesverso” en clave Netflix donde los casos de Enola se cruzan con las investigaciones del hermano mayor sin quedar reducidos a una simple derivada. Esa constelación de personajes permite que el arco romántico no se viva sólo en clave de cuento victoriano, sino como parte de una trama más amplia sobre poder, género y expectativas sociales: enamorarse del vizconde reformista Tewkesbury también es, de algún modo, tomar partido por un tipo de cambio político en la Inglaterra del XIX.
