Es algo obvio: el Universo Cinematográfico de Marvel ya no impresiona como antes. El golpe en la taquilla de Los 4 Fantásticos: Primeros pasos ha dejado constancia de que la caída a nivel comercial de la saga de Kevin Feige es constante. Pero hay problemas graves a nivel interno.
Cada vez son más quienes señalan un elemento clave en la forma de trabajar de Marvel Studios como uno de los culpables principales de este declive. Hablamos de la mala praxis de empezar a rodar un largometraje sin un guion terminado o mínimamente sólido. Una práctica que se ha repetido en varias ocasiones y que ya está afectando a la producción de Vengadores: Doomsday, según confesó la actriz Rebecca Romjin durante la pasada Comic-Con.
En este contexto, la directora Nia DaCosta habló en el Festival de Edimburgo sobre su trabajo en The Bone Temple, la secuela de la aclamada '28 días después' escrita por Alex Garland. DaCosta calificó la experiencia como "una de las mejores de su carrera" y no dudó en compararla con su paso por Candyman y uno de los fracasos más notorios del MCU: The Marvels.
La cineasta detrás del mayor batacazo de Marvel revela por qué su película colapsó: "Termina destruyendo todo el proceso"
La película, que contó con un presupuesto cercano a los 375 millones de dólares, apenas recaudó 206 millones en todo el mundo. DaCosta no tuvo dudas sobre la raíz del problema, algo que lleva afectando a Marvel Studios desde hace mucho tiempo y que, a la postre, encarna uno de los grandes males de Hollywood.
"Uno de los problemas que tuve con Candyman y con The Marvels fue la falta de un guion realmente sólido, lo cual siempre acaba arruinando todo el proceso. Con Alex Garland, sin embargo, recibes un guion que es impresionante; no necesitas cambiar nada, aunque yo sí lo hice: básicamente pedí más infectados. [Risas] Esa fue mi gran aportación", concluye la cineasta en declaraciones.
No es la única voz que señala este problema. James Gunn, director creativo de DC Studios y responsable de la reciente Superman -que desarrolla ya sus futuras secuelas-, advertía en junio que la industria cinematográfica no está muriendo por falta de interés del público ni por la calidad de las pantallas domésticas, sino por una práctica recurrente: hacer películas sin un guion terminado.
En los tiempos que corren, algo que debería ser sentido común se ha convertido en una excepción, y los grandes estudios parecen estar demasiado acelerados para tomarse las cosas con calma.
