A pesar de su impacto cultural y de haber sido considerada una de las mejores series de televisión de todos los tiempos, Juego de tronos no estuvo exenta de dificultades. Más allá de su polémico desenlace, la producción de HBO, basada en Canción de hielo y fuego, se enfrentó a un obstáculo insalvable que, según el propio George R.R. Martin, pronto complicará también el desarrollo de La casa del dragón, su exitoso spin-off.
El problema de Juego de Tronos que George R.R. Martin reconoce y que amenaza a La Casa del Dragón
Uno de los mayores retos de Juego de tronos fue el desfase entre la serie y la saga literaria de Canción de hielo y fuego. Si bien la adaptación comenzó con una base sólida, la falta de nuevos libros obligó a los showrunners a desarrollar tramas originales con resultados irregulares. No obstante, existe otro problema, menos debatido pero igualmente crucial, que el propio George R.R. Martin ha señalado en varias ocasiones: la diferencia entre el tiempo narrativo y el tiempo real, especialmente en relación con el envejecimiento de los actores.
Las producciones audiovisuales siguen un ritmo muy distinto al de la literatura. En las novelas de Martin, los acontecimientos avanzan con una cadencia pausada, mientras que en el mundo real los años transcurren sin freno, afectando inevitablemente a los actores jóvenes. En una entrevista con Vanity Fair, el autor ilustró esta dificultad con un ejemplo concreto.
"Es una preocupación seria. Estamos avanzando y los niños están creciendo. Maisie tenía la misma edad que Arya cuando comenzó, pero ahora Maisie es una mujer joven y Arya sigue teniendo 11 años. El tiempo pasa muy lentamente en los libros y muy rápido en la vida real", explicó Martin en su día. Este problema se hizo evidente en Juego de tronos, donde personajes como Bran Stark (Isaac Hempstead Wright) y Arya Stark (Maisie Williams) experimentaron cambios físicos notorios a lo largo de las ocho temporadas.
Para mantener la coherencia en pantalla, los guionistas tuvieron que ajustar su evolución con mayor libertad creativa. Lo mismo ocurre en La casa del dragón, una serie que abarca varias décadas de historia y ha recurrido a cambios de reparto para reflejar el paso del tiempo. En la primera temporada, Milly Alcock y Emily Carey fueron reemplazadas por Emma D’Arcy y Olivia Cooke en los roles de Rhaenyra y Alicent, respectivamente, con el fin de preservar la continuidad cronológica.
El dilema se complica cuando se trata de personajes infantiles o adolescentes, cuya apariencia cambia rápidamente. Los hijos de Rhaenyra—Aegon, Jacaerys y Lucerys—han sido interpretados por distintos actores según su edad, pero su crecimiento acelerado podría obligar a nuevos ajustes en el reparto o a modificaciones en el ritmo narrativo. Con una brecha de dos años entre temporadas y sin una fecha exacta de estreno, la tercera entrega de La casa del dragón podría llegar en 2026 y arrancará con una gran batalla. De momento, tendremos que seguir con El caballero de los Siete Reinos.
