La cuenta atrás ha comenzado. El 27 de junio de 2025, Netflix estrenará la temporada final de El juego del calamar, y lo hace con un nuevo tráiler cargado de tensión, duelo y promesas de justicia.
En él, Seong Gi-hun, el Jugador 456 interpretado por Lee Jung-jae, recorre un camino teñido de sangre, recuerdos y traiciones para cumplir su objetivo: destruir desde dentro el sádico sistema que ha convertido la desesperación humana en espectáculo.
La gallina de los huevos de oro de Netflix
Desde su debut en 2021, la serie escrita y dirigida por Hwang Dong-hyuk se ha convertido en un fenómeno cultural que ha traspasado fronteras, con una premisa brutal: convertir los juegos infantiles en una lucha letal por la supervivencia. Pero en esta última temporada, el guion da un giro más íntimo y oscuro: no se trata solo de sobrevivir, sino de acabar con el juego para siempre.
En los últimos episodios, Gi-hun fracasó en su intento de liderar una rebelión dentro del sistema, sin saber que su enemigo estaba mucho más cerca de lo que pensaba. El Líder, interpretado por Lee Byung-hun, se infiltró en el juego disfrazado como el jugador 001, eliminando cualquier amenaza desde dentro. La traición costó vidas, entre ellas la de Jung-bae, el mejor amigo de Gi-hun, cuya pérdida impulsa al protagonista a tomar decisiones más radicales que nunca.
“¿Podemos seguir llamándonos humanos si nos quedamos de brazos cruzados?”, se escucha en off en el tráiler, mientras desfilan las imágenes de los jugadores restantes enfrentando pruebas aún más retorcidas y de Gi-hun volviendo sobre los pasos de los caídos, en un claro homenaje a los que dejaron su vida en la arena, 'Intento detener el juego', se escucha.
La temporada promete resolver los misterios más persistentes: el origen del juego, la identidad completa del Líder y si es posible derrocar un sistema que se alimenta de la desesperación humana. Con un montaje sombrío, escenas de acción viscerales y un clima emocional elevado, este avance apunta a un desenlace que cerrará el círculo iniciado hace cuatro años, cuando el Jugador 456 aceptó la invitación más peligrosa de su vida.
