En una era donde la información personal se ha convertido en uno de los activos más valiosos, las brechas de seguridad en Internet son un riesgo constante. Millones de usuarios han visto cómo sus datos —correos electrónicos, contraseñas, números de teléfono— terminaban expuestos en foros clandestinos o bases de datos filtradas.
Los expertos en ciberseguridad recuerdan que comprobar si nuestra información ha sido comprometida no es solo recomendable, sino esencial para mantener nuestra seguridad digital. Uno de los métodos más accesibles para verificar posibles filtraciones es a través del portal Have I Been Pwned, creado por el ingeniero de Microsoft Troy Hunt tras la masiva violación de datos de Adobe en 2013.
Esta herramienta gratuita permite introducir una dirección de correo electrónico o una contraseña para saber si han estado implicadas en alguna de las más de 800 brechas documentadas hasta ahora. Su uso es sencillo y rápido: un resultado en verde indica que no hay registros comprometidos, mientras que el rojo señala la aparición en bases de datos pirateadas, detallando además los incidentes específicos.
Los robos no hacen más que aumentar
El panorama no es alentador: de acuerdo con las cifras actuales, Have I Been Pwned registra cerca de 15.000 millones de cuentas robadas. Este volumen refleja no solo la sofisticación creciente de los ataques, sino también las malas prácticas persistentes entre los usuarios, como el uso de contraseñas repetidas o débiles. Informes recientes de empresas como NordPass revelan que el 70% de las contraseñas más utilizadas pueden ser descifradas en menos de un segundo mediante ataques de fuerza bruta, subrayando la urgencia de adoptar mejores hábitos de protección.
La vulnerabilidad se agrava cuando se reutilizan credenciales en diferentes servicios, una práctica que permite a los ciberdelincuentes acceder en cascada a múltiples cuentas una vez que una de ellas ha sido comprometida. Los expertos recomiendan cambiar inmediatamente las contraseñas afectadas, incluso en plataformas que ya no se usen habitualmente, y optar por combinaciones únicas y robustas.
La autenticación en dos pasos y el uso de gestores de contraseñas son estrategias adicionales cada vez más recomendadas para reforzar la seguridad personal. En última instancia, la prevención sigue siendo la mejor defensa. Consultar regularmente bases de datos de filtraciones, adoptar contraseñas seguras y mantenerse alerta ante comportamientos sospechosos son prácticas que deberían integrarse en los hábitos digitales de cualquier usuario.
