En un intento por revertir su preocupante tasa de natalidad y escasez de mano de obra cualificada, Corea del Sur ha puesto en marcha un ambicioso plan: la Visa “Top-Tier”. El país asiático, que hace años lideraba rankings de innovación y desarrollo tecnológico, ahora lidia con un dilema demográfico que amenaza con frenar su crecimiento.
Corea del Sur lanza la Visa Top-Tier para atraer talento internacional
La solución, según el gobierno de Seúl, pasa por atraer talento extranjero altamente cualificado, especialmente en áreas clave como la ingeniería, la programación y la investigación científica. Este nuevo permiso laboral, anunciado como un salvavidas económico, no se limita a facilitar la entrada de profesionales foráneos. El objetivo es que se queden. Tras un año trabajando en Corea del Sur, los beneficiarios de la Visa Top-Tier podrán acceder a la residencia permanente, una medida diseñada para afianzar el capital humano que tanto necesita el país.
El mensaje es claro: quien contribuya al desarrollo tecnológico de Corea será bienvenido a construir allí su futuro. Pero no todo el mundo podrá postularse. Los requisitos son estrictos: título de máster o doctorado de una de las 100 mejores universidades del mundo, al menos tres años de experiencia en una de las 500 empresas más relevantes a nivel internacional y un salario mínimo de 97.000 dólares anuales.
Un modelo de migración cualificada como política de Estado
A cambio, el gobierno surcoreano ofrece ventajas fiscales muy atractivas, como un tipo impositivo del 19% —muy por debajo del 45% habitual— y reducciones del 50% durante más de una década. La medida se enmarca en una estrategia más amplia de internacionalización del mercado laboral, que reconoce abiertamente que la competencia por el talento es ya una carrera global.
“Ya no es una opción, sino una necesidad”, afirma el Ejecutivo en su comunicado oficial, subrayando que países como Corea deben adaptarse al nuevo orden económico y demográfico si quieren seguir liderando la carrera tecnológica.
Mientras otras naciones discuten sobre semanas laborales más cortas o incentivos fiscales, Corea del Sur pone sobre la mesa una propuesta con visos de revolución: convertir la migración cualificada en política de Estado. La pregunta es si otros seguirán su ejemplo... antes de que el talento global se agote.
