La plataforma de videollamadas Zoom se ha convertido en la mejor aliada de muchas empresas o instituciones a la hora de mantener el contacto. La pandemia del coronavirus ha provocado que países como España, Reino Unido, Estados Unidos, Francia o Italia hayan tenido que adoptar estrictas medidas de distanciamiento social. Eso ha provocado el nacimiento de un nuevo término: Zoom fatigue o "fatiga de Zoom", que hace referencia a ese estado de hastío o cansancio que se genera cuando estamos inmersos en una de estas conferencias. Un estudio publicado por el laboratorio de interacción humana de la Universidad de Stanford ha querido poner la lupa en esta situación y resolver por qué se produce este fenómeno en nuestras vidas.
La fatiga de Zoom: ¿Por qué se produce?
Tal y como se hacen eco los compañeros de El País, el autor del estudio Jeremy Bailenson compara las llamadas de Zoom con esa incomodidad que se produce en los ascensores. “En Zoom sucede lo contrario.
En una reunión normal, independientemente de quién esté hablando, cada persona está mirando directamente a los ojos de los otros”, explica. Lo que es más: también tenemos que ver nuestras propias caras mientras estamos trabajando, un aspecto que puede generar también una cierta incomodidad.
Gianpiero Petriglieri, profesor asociado de Insead, también sostiene que estar en una videollamada requiere más atención que una conversación cara a cara (vía BBC). “Nuestras mentes están juntas cuando nuestros cuerpos sienten que no lo estamos. Esa disonancia, que hace que las personas tengan sentimientos encontrados, es agotadora. No puedes relajarte en la conversación de forma natural", expresaba.
La Universidad de Stanford, por su parte, sostiene que su estudio es el primero que analiza la fatiga de Zoom desde un punto de vista psicológico. El esfuerzo comunicativo que se realiza en estas videollamadas es mucho mayor: los investigadores apuntan que hablamos un 15% más alto, y que los excesivos movimientos de cabeza son los que nos llevan a suplir esa falta de cercanía física de la que hablaba Petriglieri.
¿Algunas recomendaciones? Ocultar nuestra propia cara para nosotros mismos, usar un teclado externo para crear más espacio respecto a la pantalla, reducir el tamaño de la ventana o apagar la cámara de forma periódica serviría para combatir este cansancio o fatiga.
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