Las células madre son llamadas pluripotentes, debido a que sus capacidades creativas pueden llegar a formar estructuras tan complejas como es el propio ser humano. Esta semana hemos vuelto a ser testigos de su poder creador. Ha sido en un laboratorio del Hospital Universitario de Dusseldorf, donde un organismo similar a un mini cerebro ha sido capaz de crear ojos con el paso de los días; un sistema sensorial muy primitivo pero que ha sido forjado por la acción de estas células.
Células madre y su poder de creación
"Nuestro trabajo destaca la notable capacidad de los organoides cerebrales para generar estructuras sensoriales primitivas que son sensibles a la luz y albergan tipos de células similares a las que se encuentran en el cuerpo", expresó Jay Gopalakrishnan, biólogo del Hospital Universitario de Dusseldorf y coautor del estudio, que ha sido publicado en la revista Cell Stem Cell. Ya en un pasado hemos sido testigos de cómo las células madre han servido para regenerar sistemas olfativos en especies roedoras, o brindar a los animales cerebros que eran, en parte, humanos.
"Estos organoides pueden ayudar a estudiar las interacciones cerebro-ojo durante el desarrollo del embrión, modelar los trastornos congénitos de la retina y generar tipos de células retinianas específicas del paciente para realizar pruebas de fármacos personalizados y terapias de trasplante", sostiene Gopalakrishnan, pensando ya en las aplicaciones en potencia de este sistema de visión.
El proceso
Durante el primer día, las células madre eran poco más que una salpicadura de puntos desconectados entre sí. Sin embargo, tal y como apuntan desde Gizmodo, ya el décimo día habían sido capaces de conformar una "neuroesfera", concepto que se utiliza para denominar a un conjunto de células madre. Cuando se estaba a punto de cumplir el primer mes, ya se había conformado este organoide cerebral... con su propio campo ocular, gracias a las células retinianas (la unidad más básica dentro de las estructuras oculares). Pasados los dos meses, ya se habían formado unas vesículas ópticas de mayor complejidad, que suponen la base de los ojos, y que están conectadas al cerebro.
En estos momentos, el grupo de investigadores quiere utilizar este proceso de formación para investigar los mecanismos que provocan trastornos en las retinas. "Los organoides cerebrales tienen la capacidad intrínseca de autoorganizar las estructuras sensoriales primitivas asociadas al prosencéfalo de una manera topográficamente restringida, y pueden permitir estudios de interacción entre órganos dentro de un solo organoide", apuntan también desde el equipo científico.
