Terminator 2: El juicio final llegaba a los cines de España en el 1991, suponiendo un nuevo paso en la saga de ciencia ficción protagonizada por Arnold Schwarzenegger. Debutaba de la mano de James Cameron y, si bien gozó del aplauso de la crítica, lo cierto es que al final de la película hay un agujero de guion que el resto de las cuatro secuelas ha preferido ignorar. ¿Y cuál es ese problemilla? Al final de la película, el brazo de T-800 queda desaparecido.
Terminator 2: El juicio final y su cabo suelto
Durante la batalla final de Terminator 2, que enfrenta al T-800, John y Sarah Connor contra el T-1000, el villano de metal líquido se encarga de presentar una brutal batalla a su adversario. Durante esta pelea, que tiene lugar en una fábrica, uno de los brazos del T-800 queda atrapado y aplastado en una de las máquinas de engranajes. Nuestros protagonistas, sin embargo, consiguen mandar al T-1000 volando a una tina de acero fundido, acabando con él.
Sin embargo, el T-800 también deja claro que tiene que meterse en el acero fundido, para destruir por completo todos los rastros de Skynet de la línea de tiempo. Pero sabemos lo que estáis pensando: ese brazo perdido del T-800 igualmente debería haber sido destruido porque, de lo contrario, este descuido establece un escenario en el que lo que queda de Cyberdyne, el gobierno o cualquier otra entidad, podría poner sus manos en ese brazo para iniciar el proyecto nuevamente.
A pesar de esto, el guion de la película ignora este brazo y las secuelas tampoco han hecho mención al brazo perdido del T-800. Curiosamente, en la novela de la película, este hecho se soluciona diciendo que el brazo fue recuperado y también arrojado a la tina de acero fundido... así que alguien en el equipo tuvo que haberse dado cuenta del error. ¿Abordarán el tema en futuros proyectos de Terminator? Desde luego Terminator: Destino oscuro (2019), que es secuela directa de Terminator 2, no lo tuvo en cuenta.
