Un reciente hallazgo arqueológico en el yacimiento de Le Prele, Wyoming, ha sacado a la luz agujas de hueso que ofrecen una nueva perspectiva sobre cómo los primeros humanos en América del Norte enfrentaron las duras condiciones climáticas de la última Edad de Hielo, hace más de 12.000 años. Publicado en la prestigiosa revista Plos el pasado 27 de noviembre, este estudio revela el papel vital de estas herramientas en la confección de ropa protectora, un factor clave para la supervivencia en un entorno implacable.
Arqueólogos identifican la herramienta que fue clave durante la Edad de Hielo y su descubrimiento es sorprendente
No hablamos de un simple frente polar. Durante la última Edad de Hielo, las temperaturas en Wyoming eran entre 9 y 11 grados Celsius más bajas que las actuales, con extensas áreas cubiertas por glaciares y una fauna adaptada al frío extremo. En este contexto, que pronto podría llegar a la Tierra de nuevo, los primeros habitantes de la región enfrentaron un desafío existencial: protegerse del frío para poder cazar, recolectar y asegurar su supervivencia. La ropa, más que un lujo, se convirtió en una herramienta esencial de adaptación.
Aunque los restos directos de prendas de esa época se han perdido debido a la descomposición de materiales orgánicos como cuero y pieles, las agujas de hueso encontradas proporcionan evidencia indirecta pero sólida de las habilidades técnicas de estos grupos humanos. Según el arqueólogo Spencer Pelton, líder del estudio, estas agujas probablemente se usaron para confeccionar prendas ajustadas y aislantes, comparables a las que emplean hoy en día comunidades indígenas en regiones árticas. Este hecho fue el que nos ayudó a sobrevivir con las peores condiciones imaginables.
El clima obligaba a los seres humanos a ser más resolutivos
Las agujas, fabricadas con huesos de animales locales como zorros rojos, liebres, linces y el ahora extinto guepardo americano, reflejan una estrategia adaptativa notable por parte de los seres humanos, que lograron solventar una condiciones climáticas extremas. Este uso de especies pequeñas sugiere que los humanos de la Edad de Hielo no dependían exclusivamente de grandes mamíferos como los mamuts, sino que desplegaron métodos diversificados de caza, posiblemente mediante trampas y técnicas colectivas.
El aprovechamiento eficiente de recursos locales demuestra la capacidad de planificación de estos seres humanos del pasado, sino también su ingenio para transformar materiales limitados en herramientas funcionales. Estas agujas, cuidadosamente diseñadas, permitieron la confección de ropa que les protegía no solo del frío, sino también del viento y la humedad, elementos que podrían ser letales en aquellas condiciones.
Para analizar las agujas, los investigadores emplearon técnicas modernas como la zooarqueología por espectrometría de masas (ZooMS), que identifica las proteínas presentes en los huesos, y el escaneo micro-CT, que proporciona imágenes tridimensionales detalladas. Estas herramientas avanzadas confirmaron tanto la función de las piezas como su origen animal, reafirmando la importancia del hallazgo. Podríamos decir que estas agujas de hueso representan un testimonio del ingenio humano ante condiciones extremas, y nos hablan de una época en la que la creatividad y la innovación eran esenciales para la supervivencia.
Aunque las prendas de la Edad de Hielo no han sobrevivido al paso del tiempo, este descubrimiento, bastante importante a varios niveles, nos acerca a comprender cómo las primeras comunidades humanas moldearon su entorno y utilizaron su ingenio para prosperar en uno de los períodos más duros de la historia de nuestro planeta.