El actor sueco Bill Skarsgård se ha consolidad ya como uno de los actores más increíbles del cine de terror, debido a su habilidad para convertirse en personajes icónicos como Pennywise en It y ahora en el vampírico Conde Orlok en Nosferatu, la reciente versión bajo la dirección de Robert Eggers. Al igual que Boris Karloff, el joven actor parece haber encontrado un peculiar disfrute en habitar personajes perturbadores y complejos, desafiándose a sí mismo para reimaginar personajes ya consagrados en la historia cinematográfica. "Siempre me ha resultado emocionante interpretar personajes completamente alejados de quien soy", explica.
Un papel que le produjo pesadillas
Al rememorar su rol como Pennywise, Skarsgård reconoce que el proceso representó tanto un peso emocional como una experiencia reveladora. Incluso tuvo multitud de sueños durante y tras los rodajes, en los que él mismo era el monstruo de la obra de Stephen King o era perseguido por un payaso con la misma apariencia que él tuvo en las películas. "Con Pennywise, descubrí la emoción de la transformación total, algo que ahora he llevado aún más lejos con Orlok", afirma, refiriéndose al protagonista de Nosferatu, un papel que requirió explorar nuevas formas de movimiento, inspirándose incluso en danzas japonesas de cadáveres como el butoh.
En esta alianza con Eggers, Skarsgård tuvo el reto de darle vida a una de las personalidades más impactantes del terror gótico. "Drácula y Nosferatu constituyen los cimientos fundamentales del terror. Robert y yo experimentábamos la presión de enfrentar un asunto de tal magnitud", confiesa. No obstante, el actor y el director decidieron indagar en una versión más sombría e instintiva del personaje. El actor colaboró con una cantante de ópera para cultivar una voz intensa y amenazante, y se inspiró en los movimientos del emblemático vampiro.
Le encantan las transformaciones extremas
"Creo que esos personajes se sienten atraídos por mí tanto como yo me siento atraído por ellos. Es una atracción mutua. El hecho de que ellos se sientan atraídos por mí se debe a un montón de razones diferentes, desde la forma en que te ves, tu sensibilidad, tu oscuridad o tu intensidad", explicó a Vanity Fair.
"Incluso si me remontamos a algunas de las primeras cosas que hice en Suecia, la transformación siempre me ha resultado muy atractiva, así como interpretar personajes que son muy diferentes a mí. Interpreté a un personaje autista cuando tenía 19 años y me encantó. Disfruté mucho haciéndolo. No es un personaje oscuro, es un personaje muy dulce. Pero estudias y cambias tu voz. Con Pennywise, esa se convirtió en mi transformación definitiva. Realmente lo disfruté. Ahora, con Orlok, realmente disfruto transformándome tanto como humanamente puedo. Creo que eso es muy emocionante", apuntó el actor.
No quiere ser encasillado como actor que solo interpreta a monstruos
Pese a su predilección por los personajes oscuros, el actor descarta la noción de ser encasillado como un "actor de criaturas". A pesar de haber interpretado diversos personajes emblemáticos, sostiene que su meta siempre ha sido la adaptabilidad. "Me interesa la transformación, no solo en el sentido físico, sino emocional y psicológico. Quiero explorar comedias oscuras, dramas e historias completamente alejadas de los monstruos", señala, dejando claro que busca desafiar las expectativas que Hollywood pueda tener sobre él.