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Llega a Netflix el trepidante blockbuster de terror con caimanes que te dejará sin aliento

Kaya Scodelario y Barry Pepper protagonizan esta película de serie B y catástrofes con caimanes dirigida por Alexandre Aja. Un blockbuster palomitero no apto para los más hidrofóbicos.

Ya sabemos todos cómo suele ser el cine de catástrofes de Hollywood: películas con guiones flojos y excusas narrativas para tener a un grupo de personajes sin demasiada profundidad sobreviviendo a algún tipo de incidente de formas imposibles (o demasiado poco creíbles). Sin embargo, por algún motivo, son muchos los espectadores que acuden una y otra vez a este tipo de cine que suspende nuestra barrera de la credibilidad durante hora y media para mantenernos entretenidos sin darle muchas vueltas a lo que estamos observando.

En este sentido, si buscáis una película que os mantenga atentos a la pantalla y os dé algún que otro susto, entonces tenemos que hablaros de 'Infierno bajo el agua', largometraje del año 2019 que Netflix ha agregado a su catálogo para suscriptores hace tan solo unos días.

'Infierno bajo el agua' es un decente espectáculo palomitero para pasar un mal rato

La sinopsis de 'Infierno bajo el agua' que nos ofrece la ficha de Netflix es la siguiente: "Mientras intenta salvar a su padre durante un huracán, una mujer queda atrapada en el entresuelo inundado de su casa. Una amenaza letal acecha bajo el agua".

Empecemos hablando por lo más obvio, y es que 'Infierno bajo el agua' puede compararse rápidamente con 'Tiburón', el gran éxito de Spielberg que cambió para siempre el cine blockbuster con grandes depredadores en pantalla, pues aquí también tenemos una amenaza acuática que vertebra todo el metraje y aterroriza a los protagonistas, aunque en este caso no nos encontramos en mar abierto sino encerrados dentro de una vivienda, lo que le aporta un punto de claustrofobia interesante a la cinta.

Con todo, las comparaciones con el filme del rey Midas de Hollywood pueden quedarse ahí. 'Infierno bajo el agua' no pretende plagiar o parecerse a 'Tiburón' ni en forma ni en fondo.

Dicha comparación nos sirve para ponernos en situación, pero la película de Alexandre Aja con cocodrilos es mucho más rápida y vertiginosa en ritmo, con algún que otro susto típico del cine de terror del siglo XXI y unos personajes bastante más planos y peor escritos que los de la película del escualo.

Pero, al menos, 'Infierno bajo el agua' logra mantener una estética creíble en muchos momentos y un enfoque contundente. Aunque la premisa y las situaciones son extremas, como en otras películas del género, la propuesta no roza el absurdo continuo como en películas que pueden generar vergüenza en más de uno como 'Sharknado' o la reciente 'Megalodón 2'. Aquí no estamos dentro de ese terreno. Es decir, la película se toma en serio a sí misma, y lo hace de forma visualmente absorbente, ofreciendo escenas de acción y tensión que pueden crispar los nervios y llevar a mordernos las uñas.

Tal vez el mayor logro del largometraje producido por Sam Raimi sea el montaje y la puesta en escena de Alexandre Aja. El cineastra francés, con una amplia carrera en el género del terror con proyectos previos como 'Las colinas tienen ojos', 'Maniac' o 'Cuernos', demuestra talento para filmar con efectividad y resolución cada encuentro con los caimanes.

Mientras, por otro lado, no podemos olvidarnos de la entregada actuación de Kaya Scodelario, quien se echa a la espalda casi todo el peso del filme y consigue una muy convincente interpretación. La actriz llegó a romperse un dedo durante el rodaje y a perder alrededor de 5 kilos de peso solo por las maratonianas sesiones de filmación que la dejaban destrozada al final de cada día.

'Infierno bajo el agua' se convirtió en una película de terror exitosa tras lograr 91,5 millones de dólares en la taquilla mundial frente a un presupuesto de 13,5 millones.

En resumen, 'Infierno bajo el agua' no es la película de catástrofes por antonomasia ni reinventa la rueda, se le puede achacar un poco trabajado guion o un elenco de personajes olvidable, pero en su conjunto resulta en un buen espectáculo palomitero para entretenerse con un grupo de amigos durante algo menos de hora y media.