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15 años sin Wario Land: Una divertida y única saga de Nintendo que echamos de menos

En unos días se cumplen 15 años desde el lanzamiento de la última entrega de Wario Land, una saga de plataformas muy querida que sigue resistiéndose a volver.

No nos gusta reabrir viejas heridas que todavía no han terminado de sanar, el próximo lunes 24 de julio se cumplen 15 años desde que Wario Land: The Shake Dimension se estrenó en Wii. O lo que es lo mismo, ya han pasado tres lustros sin que Nintendo nos haya vuelto a deleitar con un nuevo Wario Land, una saga que nos dio muchísimas alegrías en el pasado y que difícilmente podríamos echar más de menos. Por algún motivo, la Gran N sigue empeñada en relegar a este peculiar personaje a su otra serie, WarioWare, y a día de hoy desconocemos si dejarán que en el futuro vuelva al género que lo vio nacer: los plataformas.

Puede que Nintendo se haya olvidado de Wario Land, pero en Vandal hemos decidido rendirle nuestro particular homenaje con este pequeño artículo, donde vamos a repasar sus diferentes entregas y los motivos por los que tantos jugadores seguimos añorando las peripecias plataformeras de la antítesis de Mario.

De villano a antihéroe

Los orígenes de Wario Land como saga son, como mínimo, muy curiosos, ya que nació a raíz de otra ya existente. Para explicar esto, tenemos que remontarnos hasta 1992, el año en el que Super Mario Land 2: 6 Golden Coins se puso a la venta para Game Boy, uno de los mejores títulos de todo el catálogo de la portátil y un juego que supuso un salto de gigante respecto a la primera entrega, maravillándonos con un Super Mario portátil con todas las de la ley y a la altura del fontanero.

Pero su importancia no termina aquí, ya que también estamos hablando del juego en el que Wario debutó como personaje. Siendo más concretos, esta especie de versión malvada y avariciosa de Mario cumplía el rol del villano principal de la aventura, quien había robado al popular héroe su castillo. A diferencia de lo que venía siendo habitual en aquel entonces, esta vez no luchábamos para salvar a nadie, sino para recuperar lo que por derecho era nuestro y acabar con un molesto rival.

Aunque nació como un simple villano para un juego concreto, Nintendo vio en él un personaje con mucho potencial y nos sorprendió a todos, dos años después, con un inesperado cambio de rumbo con la tercera entrega numerada de Super Mario Land: estaría protagonizada por Wario. De este modo nació Wario Land: Super Mario Land 3, una aventura que nos ponía por primera vez en la historia de Nintendo en la piel de un personaje egoísta y codicioso como él solo cuyo único objetivo era el de hacerse con todos los tesoros posibles para poder comprar su propio castillo y darle envidia a Mario.

A pesar del nombre del juego, Wario Land se caracterizó por tener una jugabilidad muy distinta a la de los títulos del fontanero, ya que podíamos aprovechar la corpulencia de su protagonista para embestir enemigos y destruir bloques, podíamos movernos y saltar estando agachados, teníamos la posibilidad de agarrar rivales para lanzarlos y usarlos como proyectiles y los saltos tenían unas físicas sensiblemente distintas que reflejaban bien el mayor peso de Wario. Además, los ítems potenciadores que podíamos obtener eran completamente nuevos, y la exploración tenía un papel muchísimo más importante que en cualquier Mario 2D de la época, pues debíamos peinar bien cada fase para encontrar todos los tesoros ocultos y amasar una gran fortuna. Cuanto más dinero y tesoros tuviésemos al acabar con el último jefe de la aventura, mejor sería el final que veríamos.

Esto dio como resultado un auténtico juegazo con su propia personalidad que no tardó en convertirse en un éxito de ventas y en encandilar al gran público. Las fases estaban genialmente diseñadas, gráficamente exprimía al máximo la potencia de la portátil de 8 bits y el cambio de ritmo, tono y jugabilidad respecto a los juegos de Mario fueron muy refrescantes.

Una desconocida aventura para Virtual Boy

El éxito de Wario Land fue tal que Nintendo no dudó en convertir las aventuras plataformeras del rival de Mario en una saga independiente y ya completamente desligada de Super Mario Land, aunque su siguiente juego no sería para Game Boy, sino para Virtual Boy, las malogradas gafas 3D que la Gran N lanzó en 1995 para los mercados japoneses y estadounidenses. Si bien el dispositivo como tal fue uno de los mayores fracasos de la historia de los videojuegos (y con razón), Virtual Boy Wario Land resultó ser un título más que competente y merecedor de formar parte de la serie.

En esencia, se trata de una aventura de plataformas 2D que sigue muy de cerca la fórmula del primer Wario Land, aunque añadía diversos efectos 3D y una mecánica que nos permitía alternar entre dos planos de profundidad distintos en determinadas partes de las fases. Sí, es un juego que estuvo muy lastrado por el hardware en el que fue concebido, pero si miramos más allá encontraremos un título muy bien diseñado, con buenos niveles, ideas interesantes y una buena jugabilidad que, al final, sabía cómo divertir.

Una nueva fórmula

Para la segunda entrega numerada de la saga nos tocó esperar hasta 1998, cuando Wario Land 2 se puso finalmente a la venta para Game Boy, juego que un año más tarde recibiría una versión para Game Boy Color. En vez de conformarse con ofrecernos más y mejor de lo mismo, Nintendo apostó en esta ocasión por algo completamente nuevo, diferente y muy rompedor.

La base jugable seguía siendo relativamente similar y las acciones básicas de Wario eran más o menos las mismas que las de las dos entregas anteriores (las físicas se mejoraron muchísimo, eso sí), aunque ahora el título contaba con una estructura completamente nueva y una gran peculiaridad: nuestro protagonista era inmortal (aunque sufrir daño nos haría perder monedas) y recibir los ataques de ciertos enemigos haría que adoptásemos diferentes formas con sus propias peculiaridades y habilidades.

El diseño de niveles redobló muchísimo su apuesta por la exploración y la búsqueda de dinero y tesoros, había un buen puñado de puzles que nos obligaban a sacarle todo el partido a nuestras múltiples transformaciones y el desarrollo de la aventura contaba con numerosas ramificaciones y rutas alternativas que dependían de lo que hiciéramos en cada nivel, lo que nos llevaría a diversos finales y a jugar pantallas distintas. Por ejemplo, si en la primera fase no tocábamos ningún botón para despertar a Wario al comienzo de la misma, el nivel concluiría de forma prematura, los acontecimientos cambiarían y pasaríamos a jugar una ruta diferente. Todo esto hizo de él un auténtico juegazo único en su especie que lo convirtió en un cartucho imprescindible para cualquier poseedor de una Game Boy. No en vano, para muchos, este es su Wario Land favorito.

Como el día y la noche

Wario Land 3 llegó un par de años después como un juego exclusivo de Game Boy Color, lo que permitió a Nintendo jugar con una serie de conceptos y mecánicas más ambiciosas a nivel técnico. A nivel jugable, seguía los pasos de Wario Land 2 muy de cerca (Wario era inmortal, se mantenían las acciones básicas, podíamos transformarnos al recibir ciertos ataques, la exploración y búsqueda de tesoros era muy importante…), aunque esta vez se optó por una estructura diferente, menos lineal y mucho más abierta que nos invitaba a explorar cada una de las fases del juego tanto por el día como por la noche.

Esto no era una simple diferencia estética, ya que dependiendo de la hora del día a la que entrásemos a una fase, esta cambiaría notablemente, abriendo y cerrando rutas dentro de las mismas y permitiéndonos acceder a unos tesoros u otros. Hasta podíamos toparnos con nuevas mecánicas y enemigos. Además, se añadió algo de backtracking, ya que íbamos consiguiendo nuevas habilidades a lo largo de la aventura que nos permitían llegar a lugares previamente inaccesibles.

Quizá esto hizo de él un juego algo más denso que su predecesor en el que debíamos rejugar cada pantalla numerosas veces, especialmente si lo que buscábamos era hacernos con el 100%, lo que no quitó que, una vez más, volviese a ser todo un juegazo que nos hizo disfrutar de principio a fin explorando, plataformeando, encontrando secretos y resolviendo rompecabezas. Y por si no fuese suficiente, a nivel audiovisual fue de lo mejor de todo el catálogo de Game Boy Color.

Wario Land de nueva generación

Tras haber conquistado Game Boy, Virtual Boy y Game Boy Color, a Wario por fin le tocó dar su primer gran salto generacional en 2001 con la llegada de Game Boy Advance, consola para la que se lanzaría Wario Land 4. Como ya era costumbre en la serie, Nintendo volvió a experimentar con su estructura para hacer algo nuevo y diferente, pero manteniendo a su vez los pilares sobre los que se habían construido sus predecesores.

De este modo, en lo jugable tuvimos un juego de plataformas 2D con unos controles y mecánicas muy parecidos a los de Wario Land 2 y 3, pudiendo transformarnos al recibir ciertos ataques, embestir, agarrar y lanzar enemigos, etcétera. Eso sí, esta vez no éramos inmortales y teníamos un medidor de salud, por lo que el reto era mucho mayor. Además, las físicas experimentaron una enorme mejora.

Esta vez el título se estructuraba en cuatro mundos que podíamos explorar en cualquier orden, aunque el cambio más importante lo tuvimos en lo que era el desarrollo de las fases como tal. Aquí ya no nos valía con llegar al final del nivel o encontrar el objeto de turno que nos permitiese salir de él, sino que debíamos explorarlos a fondo para encontrar los cuatro fragmentos de un artefacto y la llave que nos abriese las puertas de la siguiente pantalla. Esto dio como resultado fases muchísimo más grandes, amplias y complejas donde la exploración ya no solo era importante para hacernos con el 100%, sino también para llegar a los títulos de créditos. Es decir, pasaba de ser algo relativamente opcional a convertirse en un elemento imprescindible de la aventura. Adicionalmente, para salir de los niveles debíamos buscar un interruptor que, al tocarlo, activaba una cuenta atrás, obligándonos a correr de vuelta a la entrada de la pantalla antes de que el reloj llegase a 0.

Todo esto vino acompañado por un diseño de niveles excelente, unos gráficos pixel art preciosos y repletos de detalles que siguen aguantando el tipo a día de hoy, buenos puzles, situaciones variadísimas, unos controles fantásticos, una banda sonora muy pegadiza y unos jefes fantásticos. Resumiendo, uno de los grandes imprescindibles de GBA.

La última y agitada aventura de Wario hasta la fecha

Y así llegamos hasta Wario Land: The Shake Dimension, la última entrega hasta la fecha de la saga, lanzada en 2008 para Wii. Esta vez su desarrollo corrió a cargo de Good Feel, quienes nos ofrecieron una aventura que si destacó por algo fue por su maravilloso apartado audiovisual dibujado a mano. A efectos prácticos, ver el título en movimiento era casi como ver una serie de dibujos animados, deleitándonos con unos fondos repletos de detalles y unos personajes increíblemente bien animados.

A nivel jugable, volvíamos a tener el repertorio de movimientos habitual del personaje, al cual ahora se sumaban otros nuevos, como poder aporrear el suelo para aturdir enemigos cercanos o agitar enemigos y cofres moviendo el mando para que soltasen dinero con el que llenarnos los bolsillos. Sin embargo, esta vez se perdieron casi todas las transformaciones (se mantenían algunas, como la de Wario en llamas o congelado) en favor de la introducción de una serie de vehículos que no terminaron de funcionar igual de bien y que le restaron algo de personalidad al desarrollo de la aventura.

Por supuesto, las fases volvían a ser grandes y abiertas para hacer de la exploración uno de sus principales pilares y se añadieron retos opcionales a cada una de ellas que no eran nada fáciles de superar. Si solo buscábamos llegar a los títulos de créditos, esta entrega podía sabernos a poco, pero al proponernos completarlo al 100% era cuando mostraba sus mejores cartas y se destapaba como un título realmente divertido y bien diseñado en el que raro era el palmo del escenario en el que no había algo oculto esperando a ser encontrado. Quizá no sea el mejor Wario Land, pero se las apañó para ofrecernos una aventura bonita y muy disfrutable.

Lo que en aquel entonces no sabíamos es que esta sería la última vez que veríamos una entrega de la serie en muchísimo tiempo. Tanto que ya han pasado 15 añazos sin que la saga haya vuelto a dar señales de vida. ¿Hará su regreso triunfal en un futuro? Solo el tiempo lo dirá, pero nosotros seguiremos con los dedos cruzados para que este deseo se llegue a cumplir algún día.

Redactor

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