El Guardián de la Galaxia
En Opoona encarnaremos a un pequeño y rechoncho hombrecillo con una extraña esfera encima de su cabeza cuya misión consiste en proteger la estrella Tizia y sus habitantes de la amenaza alienígena proveniente de estrellas cercanas. Todo comienza cuando nuestro protagonista y su familia son atacados mientras viajan en su nave espacial. Los daños sufridos en la nave obligan a Opoona y sus hermanos a huir hacia Landroll para salvarse, mientras que sus padres deciden quedarse en la nave. Tras haber escapado in extremis de una muerte segura, Opoona despierta en Tokione, una gran ciudad/complejo donde conoceremos a multitud de personajes que nos ayudarán a reencontrarnos con nuestros hermanos y, ya de paso, acabar con la amenaza que acecha Landroll y a sus habitantes... Y así comienza nuestro viaje.Atizar a lo clásico
La sala de invitados de Tokione servirá de punto de partida a este RPG donde tanto el componente rolero como el factor social serán de vital importancia, y es que la mecánica del juego no solo consistirá en combates aleatorios. Vayamos por partes: Lo primero a lo que nos invita el juego es a familiarizarnos con el control del personaje, su entorno y sus menús, en unos interfaces la mar de intuitivos. Como en todo buen RPG tendremos a nuestra disposición una serie de opciones donde poder equiparnos con ítems defensivos y ofensivos, consultar los objetos que lograremos durante la aventura, las estadísticas de nuestro personaje, etc... Acto seguido se nos ofrece un acercamiento al sistema de combate, a caballo entre el sistema clásico de turnos y a tiempo real. Así descubrimos que la esfera que flota encima de nuestra cabeza será nuestra arma principal y que podremos arrojarla sobre el enemigo mediante el stick analógico del Nunchuk.Cuanto más tiempo dejemos pulsado el stick en cualquier dirección mas rápida irá la esfera y más contundente será el golpe, sin embargo más tiempo tardará en rellenarse la barra de ataque. Ahí entran en juego varios factores, como por ejemplo la dirección en la que pulsemos el stick: si lo mantenemos hacia arriba la bola irá a ras de suelo hacia el enemigo; si por el contrario lo mantenemos hacia abajo la tiraremos en forma de globo y por último, tanto si pulsamos derecha o izquierda, lograremos un efecto lateral. La efectividad a la hora de tirar la esfera variará según la forma de atacar de nuestros oponente; algunos atacarán, por ejemplo, por abajo y otros mediante un salto, por lo que, a diferencia de otros RPGs, podremos interceptar al enemigo en pleno ataque.
Durante el combate contaremos con toda clase de objetos para reforzarnos, aunque deberemos introducirlos previamente en un saco especial de espacio limitado, por lo que será de vital importancia elegir qué objetos preferimos llevar en combate.
Haciendo amigos
Una vez aprendido el sistema de combate nos tocará deambular por Tokione, un enorme complejo donde conviviremos con muchos otros habitantes, desde estudiantes hasta profesores, guardias o sabios. El componente social del juego estará basado en nuestra relación con esos habitantes ya sea haciéndoles favores o simplemente hablándoles, ya que muchos nos pedirán que seamos sus amigos. De este modo les añadiremos a nuestra lista de amigos y, dependiendo del habitante, se le valorará con un medidor de popularidad. Todo ello nos brindará la posibilidad de conseguir nuevos objetos y trabajos, que será nuestro principal cometido en el inicio de la aventura. Estos trabajos consistirán en muchas ocasiones en salir al mapa exterior y derrotar a una determinada cantidad de enemigos o bien ir en busca de algunos objetos esparcidos por el mapa. A medida que vayamos avanzando en la historia tendremos la posibilidad de desbloquear nuevos accesos de Tokione, donde nos esperan multitud de nuevos retos. Destacar que el extenso mapeado podría desesperar a más de uno al comienzo de la aventura y muchas serán las veces que nos perdamos y tengamos que volver a la puerta principal para encontrar nuestro camino.Como es natural, tendremos compañeros de aventura, y es que a medida que encontremos a nuestros queridísimos hermanos, podremos incorporarlos al equipo y hacer buen uso de cada una de sus particularidades.
Sin grandes alardes
Mientras que las composiciones musicales del juego resultan tremendamente simpáticas y de buena calidad a la vez que acordes con el desarrollo del juego, es decir, alegres y desenfadadas, su apartado gráfico destaca por su look infantil y sobretodo minimalista. Ni personajes ni escenarios destacarán por sus detalles, no veremos ningun efecto destacable ni oiremos hablar a los personajes. Técnicamente no parece estar a la altura de los últimos trabajos vistos en GameCube o Ps2, sin embargo no parece que el juego requiera más. La sensación de estar ante un RPG tradicional en dos dimensiones (con los que tanto habremos disfrutado en Super Nintendo o Megadrive) convertido, sin ningún tipo de alarde a las 3D es constante durante la aventura, ya sea recorriendo los infinitos pasillos de Tokione o en campo abierto.Un problema común en muchos RPGs que han decidido dar el salto a las 3D es la cámara, decente en este título cuando nos encontramos en lugares cerrados – aunque limitada y con una extraña manía de atravesar todas las paredes-, pero inexistente en escenarios abiertos, es decir totalmente automática, lo que dificulta la hazaña de encontrar cofres y, dicho sea de paso, encontrar nuestro camino ante tanto combate aleatorio. Y hablando de combates aleatorios, muchos tendrán que armarse de valor ante el tedio de tener que enfrentarse a los enemigos correspondientes cada tres pasos. Lo positivo es que los combates en sí no sueles durar mucho y se pueden llegar a resolver en cuestión de segundos. Eso sí, deberemos andar con mucho ojo, ya que nuestros rivales no esperarán a que nos decidamos a atacar o a usar algún objeto para abalanzarse sobre nosotros, lo que dotará a los combates de mayor ritmo que en otros RPGs al uso.
Al igual que en su apartado técnico, Koei ha decidido optar por lo clásico e ir en contra de las últimas tendencias prescindiendo del sensor de movimiento: su control se basa prácticamente en el stick, dos botones y la cruceta digital para mover la cámara. Posiblemente esta sea la principal queja de los usuarios, sin embargo no tiene porque ser negativo si tenemos en cuenta que el título tampoco lo requiere necesariamente. Seguramente futuros RPGs se encuentren con el mismo problema, y es que los desarrolladores deberán estrujarse los sesos para darle un buen uso a las capacidades del Wiimote en este género.
El lanzamiento de Opoona en nuestro mercado está previsto para el mes de Julio, por lo que la sequía de RPGs en Wii, si exceptuamos el decente Fire Emblem, seguirá un par de meses más. A la espera de futuros bombazos como Final Fantasy Cristal Chronicles, Opoona sabrá contentar a los más jóvenes de la casa.