¿Te apetece controlar a un conejo diabólico, el príncipe del infierno, en un juego descargable de plataformas y acción en dos dimensiones a lo "metroidvania"? A nosotros sí, y mucho, después de haber jugado a una demo, y esperamos que después de leer este texto, a vosotros también os apetezca. Puede que Arkedo Studio a muchos no os suene, una desarrolladora francesa fundada en 2006 por Camille Guermonprez y Aurélien Régard, cuyo primer juego fue el notable Nervous Brickdown en 2007 para Nintendo DS. Su segundo título para la misma consola fue Big Bang Mini en 2009, un juego de fuegos artificiales, y en ese mismo año lanzaron hasta tres geniales Xbox Live Indie Games, con su saga Arkedo Series: 01 JUMP!, 02 SWAP! y 03 PIXEL!, que os recomendamos que probéis. Y su último juego hasta ahora es OMG: Our Manic Game de 2010, para Windows Phone 7.
Su nuevo proyecto llegará este verano publicado por Sega, Hell Yeah! Wrath of the Dead Rabbit, su trabajo más ambicioso hasta el momento, y en un evento celebrado por la compañía nipona en Londres, donde nos ha mostrado sus próximos títulos en formato descargable, hemos podido probarlo y sobre todo disfrutarlo. Controlamos a un conejo bastante loco y con cara de asesino, en forma de esqueleto, llamado Ash, el príncipe del infierno, al que todo el mundo teme...
menos su archienemigo, Fat Rabbit ("conejo gordo"), que ha conseguido fotos comprometedoras de Ash y las ha posteado por todo Hellternet ("Infiernonet"). Con esta absurda y alocada premisa, ya nos podemos hacer una idea del humor que impregnará la obra, uno de los fuertes del juego.
En cuanto a jugabilidad, estamos ante un plataformas de acción en dos dimensiones, con una estructura a lo Metroid o Castlevania: Symphony of the Night, con un amplio escenario que tenemos que explorar a lo largo y a lo alto. Aunque a diferencia de estos, no será un único mundo completamente conectado, una idea que se plantearon al inicio del desarrollo, y serán diez mundos distintos, bastante grandes, que nos han prometido nos ofrecerán unas diez horas de juego para acabarlos e incluso más de quince para completarlos del todo.
Cuando comienzas a jugar a la demo, te sientes un poco desconcertado. Solo tienes como única habilidad un botón de salto, puedes coger una especie de monedas en forma de calavera que más adelante resultan ser muy importantes, y ni siquiera tienes manera alguna de acabar con los enemigos, ni saltando sobre sus cabezas, por lo que te ves obligado a esquivarles. Un peculiar contador de salud en forma de medidor de sangre con 250 puntos, nos indica dónde estará el límite de nuestro conejo diabólico, ya de por sí muerto. Muy a poco a poco, nos van explicando las diferentes mecánicas, como un botón de zoom con el que podemos alejar la vista y ver el escenario de manera más amplia, el útil radar que nos indica la dirección de nuestros objetivos, un mapa de estilo 8 bits en el que vemos el mundo al completo, o la esquina superior derecha, donde en unas pocas palabras nos explican el objetivo actual, explicación que podemos ampliar pulsando un botón.
Pero por fin consigues la cuchilla giratoria, el vehículo donde va montado Ash que sirve para desplazarnos de manera diferente y más práctica por los escenarios además de poder acabar con los enemigos. Con el gatillo derecho del mando, y como si fuera un acelerador, puedes imprimir potencia a la cuchilla, llegando a lugares en los que nos hemos quedado cortos con un salto simple, como si fuera un doble salto, o acabar con los enemigos más simples y una especie de semi-jefes que tenemos que ir destruyendo para que se abran las distintas puertas del nivel. Por ejemplo una puerta cerrada que nos indica que tenemos que matar tres de estos enemigos para poder seguir avanzando, y tendremos que buscarles por el amplio escenario y acabar con ellos.
Al menos en los primeros compases, no ofrecen ninguna resistencia, y sirven para disfrutar de sus divertidos minijuegos que se activan, como si fueran una ejecución o un alocado finish him. Apretar repetidamente un botón, sincronizar tres veces una rueda cuando pasa por una especie de cerradura, y hasta una pregunta tipo test. "¿Cuál es la esperanza de vida de un conejo muerto?" A: 2 años, B: 7 años, C: más de 9000 y D: WTF? Evidentemente elegimos la respuesta D, y acertamos, aniquilando al enemigo. Un ejemplo, de tantos, del peculiar humor del juego, muy irreverente, alocado y absurdo, pero en ningún momento ofensivo. Habrá unos 30 minijuegos de finalización, y más allá de cómo se ejecuten, que por cierto si fallamos tenemos que volver a derrotarlos, lo divertido es su plasmación en pantalla, terriblemente espectacular y graciosa.
Lanzando una inofensiva flecha de cupido que se acaba convirtiendo en un mar de flechas que aniquilan al enemigo, una bomba que sube a lo alto del escenario y cae con toda su rabia reventando al adversario, o simplemente con la cuchilla haciéndole picadillo en mil trozos, en forma de jamón, que impactan en la pantalla. Gráficamente es genial, muy llamativo, con un estilo gráfico mezcla de cartoon norteamericano con animación japonesa, pero que consigue su propia y potente personalidad, y el aspecto de dibujos animados consigue eludir ese estigma en el que caen muchos juegos descargables, que parecen hechos con Adobe Flash. Uno de los títulos 2D no poligonales más atractivos que vamos a poder encontrar en cualquier plataforma de descarga digital.
Siguiendo con la jugabilidad, la rueda dentada vehículo también sirve para destruir unas zonas de los escenarios que contienen preciados minerales que nos dan dinero y que abren nuevos caminos. Las diferentes puertas nos indican cuántos mini-jefes debemos derrotar para seguir avanzando, ya sean tres, cuatro, o incluso existiendo un par de puertas con diferente número, permitiéndonos elegir un camino distinto. Llegado cierto punto de la demo, nos topamos con algunos enemigos que no podemos derrotar con la rueda dentada en contacto físico, por estar electrificados, lo que nos obliga a buscar una tienda. En esta podemos comprar un montón de accesorios que decoran el aspecto del conejo, de manera muy graciosa.
Gorras, cascos, pelucas, un flotador en forma de pato, varios skins o aspectos para tunear la rueda dentada, gafas, y lo más importante, armas. Podremos ir adquiriendo varias a lo largo del juego, ya sean de fuego o blancas, y para poder terminar la demo teníamos que comprar un lanzamisiles, que se usaba con el stick derecho. Habrá por ejemplo espadas, y preguntamos a sus creadores si habrá una katana, a lo que nos respondieron que podremos comprar una espada y luego comprar una skin de katana, por lo que habrá personalización de las armas.
Nos enfrentaremos a verdaderos jefes finales, aunque no pudimos verlos en la demo, y aunque el juego estará dividido en diez mundos, podremos volver a nuestro antojo y en cualquier momento a ellos una vez sean desbloqueados, para así descubrir rutas alternativas o ciertos objetivos que nos hubiéramos dejado. Un escenario infernal con unos extraños culos verdes en los que nos propulsamos, unos enemigos muy simpáticos y llamativos, que vamos coleccionando en una especie de enciclopedia, y nos han prometido que habrá varias ambientaciones, una por cada mundo, y no siempre jugaremos en este infierno de tonos rojizos que podéis ver en las imágenes que acompañan al texto.
Una agradable sorpresa, nos ha encantado Hell Yeah!, despide frescura, carisma, irreverencia, derrocha simpatía y mucha mala baba, un humor negro que se agradece muchísimo, y una jugabilidad que creemos puede ser muy entretenida, con mucho potencial, en una estructura a lo Metroid que ya de por sí es atractiva. El control todavía tiene margen de mejora y se debería pulir un poco, pero queda mucho tiempo, ya que llegará este verano a Xbox Live, PlayStation Network y PC, imaginamos mediante Steam. No le perdáis de vista, ya que es uno de los títulos digitales más prometedores de los próximos meses.