La particular disputa por el trono de los juegos de rol masivos en línea, que actualmente ostenta World of Warcraft, vive uno de sus momentos más álgidos con la llegada de dos rivales de peso como Age of Conan o el reciente Warhammer Online -sin olvidar el anuncio de Star Wars: The Old Republic. Sin embargo, Blizzard parece no haberse quedado de brazos cruzados ante tal asedio ya que las novedades que presenta con Wrath of the Lich King prometen mejorar sustancialmente la experiencia de juego de su éxito de ventas.
El trono helado nos espera
Cuando ya solamente quedan poco menos de dos semanas para el lanzamiento de la segunda expansión del exitoso World of Warcraft, el mundo de Azeroth se prepara para recibir la devastadora invasión de muertos vivientes que el Rey Arthas ha convocado bajo su mando. Ya durante estos últimos días han sido varios los acontecimientos que han roto la, por así decirlo, cotidianidad de este mundo en guerra, como por ejemplo la brutal plaga de zombis que sorprendió a todo el mundo recientemente. Pese a ello, esto no es más que un aperitivo de lo verdaderamente importante, la guerra en el continente Rasganorte.
Esta amplia región asolada por el frío invierno –aunque la variedad de parajes resulta considerable- nos propone superar un sinfín de nuevas aventuras, de nuevo casi todas centradas en el JcE (jugador contra el entorno), en las que los jugadores de niveles más elevados encontrarán los retos necesarios para alcanzar el ansiado nivel 80, que es una de las principales novedades de Wrath of the Lich King. En esta región, como decimos, encontraremos muchísimas misiones que nos permitirán enriquecernos, obteniendo de paso el equipo necesario para superar posteriormente algunas de las instancias más complicadas que se incluyen en esta expansión. Sin embargo, por lo visto, las misiones se mantendrán prácticamente invariables frente a lo vivido en el título original y su primera expansión, The Burning Crusade, lo que en cierto modo supone una decepción.
Y esto no significa que dichas aventuras sean aburridas, al contrario, como es habitual, siguen siendo tan adictivas como siempre; pero a la larga, se echa de menos una mayor variedad en las mismas. Eso sí, como explicaremos más adelantes, el peso argumental que se le está dando a esta expansión, así como las misiones iniciales de la clase Caballero de la Muerte –desde el título original no se incluía una nueva clase- resultan francamente sorprendentes. Igualmente, los nuevos entornos que se incluyen en la expansión destacan por su gran acabado, tanto gráfico como artístico, siendo además muy emocionante perderse por tales parajes combatiendo a enemigos francamente poderosos –aunque la mayoría de misiones se pueden superar en solitario-.
Mensajero de la muerte
Si la inclusión de un nuevo continente y la posibilidad de alcanzar el nivel 80 ya de por sí son añadidos interesantes, la llegada del Caballero de la Muerte resulta a todas luces una de las novedades más destacables. Como muchos de vosotros ya sabréis, todos los usuarios de nivel 55 o superior podrán convertirse en este temible y podero miembro de las huestes de Arthas, que será el encargado de instruirnos y ofrecernos las misiones iniciales. Y aquí es importante destacar que estamos ante una clase muy distinta a las ya vistas hasta el momento, ya que modifica sustancialmente muchas de las bases establecidas durante estos últimos años.
Basado casi por completo en el poder de las runas mágicas, con el Caballero de la Muerte podremos combinar diversos tipos de estos artefactos –contamos con seis espacios por cubrir- para mejorar notablemente nuestras habilidades defensivas y de combate en base a tres ramas de talentos: sangre (talentos centrados en armas, armaduras y ataques), escarcha (se basan sobre todo en la capacidad de realizar potentes combos) y profano (aumenta nuestra velocidad de ataque reduciendo el tiempo para usar las habilidades especiales de esta clase). Dependiendo de nuestras decisiones, y del tipo de batalla que vayamos a librar, nuestra forma de actuar diferirá, lo que dota a este personaje de un cierto componente estratégico. No en vano, hay que remarcar que también podremos decidir si actuamos como un tanque puro más (personaje destinado a soportar todos los golpes enemigos mientras sus aliados eliminan a los rivales), o como un guerrero con grandes dotes defensivos pero también con gran capacidad para causar daños en los rivales.
Del mismo modo, este letal combatiente podrá usar auras mágicas de todo tipo que combinará con habilidades tales como traer a la vida a los muertos para que combatan junto a él. Lógicamente, nosotros tendremos que decidir el estilo de juego que vamos a desarrollar puesto que las diferencias serán palpables: podemos intentar que nuestro combatiente use auras defensivas o que restauren la salud, u otras centradas en todo tipo de enfermedades y efectos negativos que incrementarán el daño que causemos a los rivales. En definitiva, una auténtica máquina de matar realmente temible, no solo a nivel estético, que por lo que hemos visto se complementará de una forma eficiente con el resto de clases. Eso sí, nos da la sensación de que todavía se deben balancear determinados parámetros del mismo para equilibrarlo más de cara al JcJ (jugador contra jugador).
Aún así, el resto de clases también han visto mejoradas sus facultades de combate con la inclusión de nuevas habilidades, por lo que los veteranos no necesariamente van a tener que recurrir al Caballero de la Muerte con experimentar con las novedades más interesantes.
Registra tus logros
Aparte de todas las mejoras comentadas hasta el momento, Wrath of the Lich King cuenta con dos añadidos más realmente interesantes. Por un lado, un sistema de logros que se encargará de recoger nuestras mayores hazañas para que después podamos presumir de las mismas. Lo destacable es que habrá una ingente cantidad de logros por desbloquear, no estando todos relacionados únicamente con la aniquilación indiscriminada de un tipo concreto de enemigos. También los habrá de exterminar a varios jugadores sin morir en el intento, matar cumpliendo determinados requisitos, e incluso otros tan sencillos como hacer uso del nuevo sistema de peluquería que permitirá que no todos los jugadores sean clones, como pasaba actualmente.
En todo momento podremos comparar nuestros logros con los de otros usuarios y usar por ejemplo dicho memorándum como currículum de cara a entrar en nuevas hermandades. Igualmente el honor se potenciará notablemente gracias al nuevo sistema JcJ que presentará el juego, principalmente gracias a la inclusión de un enorme campo de batalla que deberemos arrebatarle al enemigo –o defenderlo del mismo- para obtener una suerte de bonificaciones en Rasganorte. En esta región, todos los usuarios estarán expuestos al fuego de los contrarios, por lo que el que se adentre en dicha región debe tener claro que aquí la guerra va a ser constante.
También la posibilidad de usar las armas de asedio –o anti asedio en caso de ser los que defienden el templo- convierte a estas escaramuzas en unos campos de batalla de lo más divertido. No por nada, el equipo atacante tendrá que usar las contadas máquinas de asedio que podrá utilizar a la vez para derribar los muros de protección enemigos mientras éstos, usan otro tipo de ingenios como torres defensivas o estructuras anti armas de asedio para evitar tal acción. Obvia recordar que aquí los edificios podrán y deberán ser derribados para progresar con éxito. Y entre medio, dos equipos compuestos de 15 jugadores cada uno lucharán sin tregua por alzarse con la victoria. Con 45 minutos como límite, en caso de que el equipo atacante logre con éxito asaltar el templo rival, éste tendrá después que arrebatárselo teniendo como límite el tiempo empleado por sus enemigos.
Más vistoso
Teniendo en cuenta que estamos ante un motor gráfico de cuatro años de antigüedad y que los rivales más recientes de World of Warcraft ya muestran apartados técnicos de gran nivel, estaba claro que Blizzard debía responder mejorando los gráficos de su exitosa saga. Dicho y hecho. Sin resultar sorprendente, las mejoras técnicas aplicadas al motor gráfico de World of Warcraft se dejan ver desde el primer minuto de juego, destacando sobre todo un mejor trabajo en las texturas del mismo, así como las sombras en tiempo real que por fin jubilan a las vetustas sombras circulares del original y su primera expansión. Obviamente, no llega al nivel técnico de la obra de Funcom, por ejemplo, pero al menos se defiende dignamente. Y esto es debido, en parte, al magnífico trabajo llevado a cabo a nivel artístico.
Los nuevos parajes por los que nos moveremos, las instancias y mazmorras que se añaden a la aventura principal, la ciudad de Dalaran, donde Horda y Alianza compartirán experiencias, y los novedosos enemigos contra los que tendremos que combatir hacen que recorrer Rasganorte sea de lo más gratificante, siendo además un título muy poco exigente en cuanto a los requerimientos técnicos del sistema.
En definitiva, pese a que esta expansión se muestra muy continuista con respecto a lo visto en World of Warcraft y su primera expansión, Wrath of the Lich King se trata de un paquete de contenidos francamente bueno que sin duda satisfará a los fieles seguidores del éxito de Blizzard. La llegada del Caballero de la Muerte y los nuevos campos de batalla destinados por completo al JcJ prometen ofrecer horas y horas de pura diversión, si bien es cierto habrá que esperar a que Rasganorte sea invadida por las tropas de la Alianza y la Horda para comprobar si todas estas novedades responden como esperan sus desarrolladores.