La mágica ciudad de París, capital de Francia, ha dado pie a multitud de historias de todo tipo, tanto en el cine como en la literatura y los videojuegos a lo largo de la historia. El Jorobado de Notre Dame, Broken Sword u Onimusha 3 son sólo algunos ejemplos de ello. Ahora, Sega pretende volvernos a transportar nuevamente a la ciudad donde se encuentra erigida la Torre Eiffel en una aventura muy particular.
Tras haber podido jugar el primer cuarto de hora de este Rhythm Thief & the Emperor's Treasure, nos hemos encontrado con un título que no ha parado de recordarnos en todo momento a las aventuras del bueno del Profesor Layton.
Y es que su puesta en escena nos ha resultado prácticamente idéntica a la de la saga de Nintendo, aunque eso sí, manteniendo una calidad muy alta y cambiando puzles por minijuegos musicales y rítmicos. Pero vayamos por partes.
En la introducción, a través de un vídeo de anime de una calidad excepcional, nos muestran como los guardias de un museo se encuentran muy alterados debido a la desaparición del ataúd de Napoleón. Acto seguido vemos a una figura envuelta en sombras con el ataúd y reviviendo al famoso conquistador. Tras esto, la acción da un salto temporal de tres años y nos presentan a Raphael, el protagonista del juego. Se trata de un chico que en realidad resulta ser un famoso ladrón que se dedica a robar obras de arte para devolverlas al día siguiente. Su objetivo no es otro que el de resolver el misterio oculto tras la desaparición de su padre hace unos años. De hecho, los robos los realiza para buscar pistas sobre ello.
Sin darnos tiempo a muchas más explicaciones, de repente saltamos al primer minijuego. Antes de empezar, se nos explican brevemente los controles. En esta ocasión, deberemos seguir el ritmo de la música deslizando el lápiz táctil en la dirección que se nos indique en el momento preciso. En el escenario veremos a Raphael bailando junto a otros dos personajes vestidos de forma muy similar a él, de forma que si lo hacemos bien, el baile quedará sincronizado. En esencia nos ha recordado bastante al notable Elite Beat Agents, ya que además, cada cierto tiempo, habrá un pequeño vídeo que nos indique lo bien o mal que lo estamos haciendo. La respuesta de los controles era precisa y no tuvimos mayores dificultades para superarlo.
Tras esto, veremos a Raphael hablar con su perro Fondue y explicándole que su próximo objetivo será un brazalete que tiene las mismas marcas que la moneda que le dejó su padre antes de desaparecer. Fondue nos acompañará durante toda la aventura y será con quien Raphael mantendrá la mayoría de las conversaciones. Obviamente, el can no sabe hablar, por lo que sólo emitirá ladridos varios que nuestro protagonista parece entender perfectamente, al igual que ocurre al contrario.
A partir de aquí es cuando salimos ya al mapeado general. Este se encuentra dividido en casillas interconectadas por raíles. En cada una de ellas veremos un escenario con el que podremos interactuar tocando todo lo que veamos. Así si tocamos a una persona, hablaremos con ella y si hacemos lo mismo con un objeto, lo examinaremos. Además, también encontraremos monedas ocultas que podremos luego intercambiar en una tienda por diversos materiales, como canciones para los minijuegos por ejemplo.
Tras explorar un poco y hablar con todo el mundo, llegamos finalmente al museo, pero un guardia nos impide el paso, por lo que nuestro héroe decide colarse por atrás. Una vez en la parte trasera, para entrar tendremos que resolver un minijuego en el que deberemos repetir una secuencia de colores.
En el interior, el desarrollo será igual que en el exterior. Tras avanzar un poco nos tocará atravesar un pasillo lleno de estatuas y de guardias de seguridad con linternas, por lo que tendremos que superar otro minijuego. Esta vez, en la pantalla táctil aparecerán cuatro botones con una pose diferente cada una. Deberemos movernos de estatua en estatua poniendo las mismas poses que estas. Si nos guiamos por los colores de cada pose y por el ritmo, no tendremos ninguna clase de problemas para salir victoriosos. Después de esto, la demo a la que hemos tenido acceso terminaba.
En lo que respecta al apartado gráfico, Rhythm Thief & the Emperor's Treasure nos regala unas escenas de anime y unas ilustraciones de gran belleza. Y es que en lo artístico puede gustar más o menos dependiendo de cada uno, pero hay que saber reconocerle a Sega el buen trabajo hecho en este campo. A más de uno le vendrá a la cabeza la película dirigida por Hayao Miyazaki de Lupin III: El Castillo de Clagiostro, siendo esto muestra del buen nivel del que goza este apartado.
Eso sí, en lo que se refiere a los minijuegos, las ilustraciones y los vídeos animes dejan lugar a gráficos poligonales, los cuales sin ser malos, tampoco resultan nada del otro mundo. Lo mismo se puede decir de las animaciones, que destacan especialmente en los momentos de baile, pero que en el resto resultan demasiado rígidas y ortopédicas por lo general. Además, el efecto 3D de la consola resulta casi circunstancial, ya que apenas lo notaremos más allá de un par de vídeos donde sí está muy bien aprovechado. Como era de esperar en un título de este tipo, el apartado sonoro está muy cuidado, con una banda sonora que se adapta perfectamente al estilo del juego y a su ambientación.
Tras este primer contacto con Rhythm Thief & the Emperor's Treasure, la verdad es que nos ha dejado un buen sabor de boca. Sólo queda esperar a ver si el argumento finalmente está a la altura para mantenernos atrapados resolviendo misterios, si los minijuegos son lo suficientemente variados y entretenidos a la larga y descubrir en qué consiste el modo multijugador que han prometido. Un juego al que los poseedores de una Nintendo 3DS harían bien en seguirle la pista, ya que podría convertirse en una de las sorpresas para la consola y suponer una agradable alternativa a los sesudos puzles de Layton por algo más movido.