Análisis Planet Coaster: Console Edition, abre en consolas un gran parque de atracciones (Xbox Series X/S, PS4, Xbox One, PS5)
Llevar a consola un simulador de gestión es una tarea valiente. Lo que en PC se resuelve de forma satisfactoria y sencilla con un teclado y un ratón puede ser muy difícil de gestionar utilizando un mando. Frontier Developments tiene una larga experiencia en las dos cosas, sus simuladores están entre los mejores y ya ha lanzado en consola unos cuantos de ellos. En esta ocasión ha adaptado a las consolas, las de la generación anterior y las que acaban de salir al mercado, a su último simulador de parques de atracciones, un destacable juego que salió en PC hace ahora cuatro años.
Al coincidir la Console Edition con el cambio de generación el estudio británico ha aportado un extra al ofrecer a los compradores de Xbox One gratis una versión para Xbox Series y a los de PS4 la de PS5, aunque lo cierto es que hemos probado esta última y tenemos la sensación de que sí se ha mejorado algo el aspecto visual y el rendimiento: aunque hay unos tiempos de espera más largos de lo que cabría esperar en la nueva consola, los parques son muy grandes y tienen un gran nivel de detalle. Podemos alejarnos hasta tener una visión global de toda la zona y acercarnos hasta ver la coleta de una niña que está comprando una bebida.
No obstante, el estudio podía haber aprovechado más las características del DualSense para mejorar la inmersión con el juego. La única diferencia que hemos detectado es que vibra con diferente intensidad en las atracciones pero ni siquiera nos ha parecido que lo haga en los momentos que cabría esperar.
Jugabilidad como la de la versión de PC
Lo primero que hay que decir es que la jugabilidad de Planet Coaster: Console Edition es prácticamente igual a la que ofreció la versión de PC, que salió hace ahora cuatro años, e incluye además los DLCs gratis que el estudio ha ido añadiendo durante este tiempo; y la versión Deluxe contiene también dos contenidos de pago, Magnificent Rides Collection y Classic Rides Collection.
Hay tres modos de juego: Carrera, Creación y Desafío. El primero de ellos consiste en una serie de misiones para demostrar cómo manejamos las complejidades de gestionar un parque de atracciones, que son bastantes cuando se trata de un juego tan completo como Planet Coaster. Inicialmente hay una serie de tutoriales que explican tanto cómo se construyen atracciones como la administración de los demás elementos del parque. En realidad, la complejidad no reside tanto en la gestión -sobre todo para quienes ya estén familiarizados con el género- como en el control con el mando. No es que sea demasiado intuitivo, y lleva un tiempo entender cómo nos movemos por los menús; para lo que la cruceta y los botones superiores son nuestros principales aliados.
En los primeros minutos de juego habrá varias ocasiones en las que no sepamos cómo llegar a algún punto del menú o cómo hacer algo. Frontier es consciente de la dificultad del control y siempre aparecen en la pantalla las indicaciones necesarias para saber cómo hacerlo. El estudio ha incluido también un menú radial contextual que aparece al pulsar triángulo (en la versión de PlayStation) en el que suelen aparecer las opciones más habituales, aunque tampoco hemos sentido la necesidad de usarlo demasiado. Al principio cuesta un poco hacerse con el control, pero luego es rápido llegar a cada apartado y se van entendiendo mejor las decisiones del mapeado.
Conseguir estrellas para avanzar en el modo Carrera
En el modo Carrera se van consiguiendo estrellas a medida que se superan objetivos, y no es necesario conseguirlos todos para poder pasar a la siguiente misión; esta se desbloquea cuando hemos conseguido el número de estrellas necesario, lo que posibilita obviar aquellos objetivos que se resistan. Casi sin darnos cuenta vamos familiarizándonos con las distintas opciones del juego ya que las pruebas son muy variadas, unas tienen objetivos económicos, en otra hay que conseguir visitantes o gestionar a los trabajadores.
Planet Coaster no deja nada al azar, hay que decidir desde el precio de la entrada hasta cuándo se moverá el Kraken, qué atracciones debe limpiar cada bedel contratado, la inversión en marketing o en investigación, los precios de cada atracción, si vendemos pases preferentes para quien no quiera esperar cola, qué música queremos que suene en el tiovivo, cuando se activan los fuegos artificiales… Siempre hay algo qué hacer respondiendo a las exigencias del público, ya sea actualizar las atracciones, mejorar la decoración cercana a cada una de ellas para hacerla más atractiva y que gane prestigio o ampliar los servicios del parque. Podemos ver siempre los pensamientos generales de los visitantes del parque o pinchar en uno de ellos específico y analizar sus necesidades.
A lo largo del juego hay varios personajes que nos van explicando las mecánicas o dando pistas, el doblaje que tienen es excelente y no son molestos. Los textos tienen su gracia, con un puntito de humor aunque alguna expresión ha sonado un poco rígida. Los sonidos son simplemente correctos, mejor es la banda sonora, con distintos temas para cada ambientación y una música en los menús agradable.
Horas y horas construyendo montañas rusas
El diseño de montañas rusas, uno de los platos fuertes del juego, recibe especial atención y es clave entenderlo bien para no sentirse frustrado después cuando intentemos realizar alguna atracción. Podemos pasarnos horas y horas diseñando montañas rusas intentando conseguir la mejor combinación de miedo y emoción provocando en los usuarios las menores náuseas posibles, para lo que hay que tener en cuenta la dirección e inclinación de la atracción en cada punto. Como en el resto del juego, todo se puede modificar o alterar, podemos adquirir una montaña rusa predefinida, crear una partiendo de tramos preestablecidos o definir todos los detalles de cada tramo y luego revisar todo el trayecto para comprobar que no hemos sobrepasado la fuerza G que provocaría demasiadas náuseas o demasiado miedo en el público. Incluso se pueden activar diversiones animatrónicas o establecer algún suceso especial al paso de los coches. Planet Coaster convierte la creación de montañas rusas en un arte al dar al jugador un control total, aunque las primeras que hagamos cuesten unos cuantos intentos hasta aprender a controlar la fuerza G y la intensidad de cada tramo.
Hay que probar las montañas rusas que se diseñen para verificar que su recorrido es practicable y que el coche es capaz de subir todas las cuestas, y además nos podemos "subir " a cualquier atracción, algo que siempre ha sido un atractivo añadido en los simuladores de parques de atracciones desde Theme Park World. La monitorización de cada montaña rusa es espectacular, podemos vivirlo desde dentro de los vagones con distintas cámaras, o desde fuera, y tener una lectura en tiempo real de las emociones que sentiría cada viajero y de las fuerzas G. Una vez acabado el recorrido se analiza en cada tramo cómo son esos valores para modificarlos si es necesario. Para acabar, se puede instalar algún añadido atractivo extra.
Una cantidad inmensa de posibilidades de construcción
La creación en el juego no se limita a las montañas rusas, ya que los jugadores más creativos tienen múltiples piezas para crear una estructura elemento a elemento y columna a columna. De la misma manera que al principio cuesta entender el mando para moverse , algunos menús pueden ser algo liosos ya que, por ejemplo, las papelera o los bancos se incluyen dentro del apartado de Creación del menú destinado a la construcción y la primera vez que buscamos cómo liquidar un préstamo también tuvimos que dar un par de vueltas antes de encontrar la opción, pero probablemente sea debido a la dificultad de catalogar y tener lo más a mano posible la inmensidad de posibilidades que ofrece Frontier para construir prácticamente toda atracción, instalación o decoración que deseemos.
Creación es un modo sandbox en el que se puede diseñar un parque en siete posibles escenarios o uno personalizado, sin límites de dinero, es el sitio idóneo para probar sin más límite que la imaginación, y Desafíos propone esos mismos escenarios pero con objetivos de distinta dificultad.
Planet Coaster está a la altura de los juegos que se espera de Frontier; pide al jugador un poco de atención y paciencia pero luego lo recompensa con creces con cada objetivo superado y cada visitante agradecido del parque. Merece la pena realizar un pequeño esfuerzo al principio para hacerse con el mando a cambio de tener una experiencia tan completa y tan cercana a lo que se había vivido hasta ahora en el PC.
Hemos realizado este análisis en su versión de PS5 con un código que nos ha proporcionado Best Vision PR.