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Género/s: Plataformas
Switch:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Nintendo
Producción: Nintendo
Distribución: Nintendo
Precio: 59,99 €
Jugadores: 1-2
Formato: Tarjeta
Textos: Español
Voces: No
Online: No
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Análisis de Super Mario Odyssey (Switch)

Super Mario se reinventa una vez más con una aventura inolvidable. Un derroche de creatividad, simpatía y diversión que sigue sin tener rival en el mundo de los videojuegos.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Análisis de versión Switch.

No ha de temblarnos el pulso al afirmar que Super Mario Bros. es la saga más importante de la historia de los videojuegos. Más de 30 años sabiéndose reinventar con cada nueva entrega con un acierto admirable, refrescando la fórmula y añadiendo nuevas ideas, pero siempre manteniendo su esencia, sin perder el rumbo.

El nuevo Super Mario Odyssey es un ejemplo perfecto de esto, un apabullante derroche de creatividad y diversión, como solo saben ofrecer las mejores entregas de la saga, que con todos los respetos para Super Mario 3D World de Wii U, no veíamos desde los soberbios Super Mario Galaxy de Wii; un Mario grande de verdad, de los que dan un puñetazo encima de la mesa.

Explotando hasta sus últimas consecuencias la mecánica primitiva e incombustible de los saltos, Super Mario Odyssey añade nuevas capas a la fórmula, como la exploración y la experimentación con el entorno, e incluso los puzles, una idea que ya se atrevieron a ofrecer hace más de 15 años con Super Mario Sunshine, y que aquí han recuperado con muchísimo acierto.

¿El resultado? Un éxito rotundo, un juego divertido a rabiar, fresco y simpático, y toda una celebración de más de 30 años de historia de una saga mítica, y de toda una manera de entender los videojuegos, priorizando la jugabilidad y el diseño por encima de todo. En mitad de una tormenta de DLC, pases de temporada, micropagos, cajas de botín, conexión permanente y otras argucias para sacarnos el dinero de nuevas y molestas formas, Super Mario Odyssey te reconcilia con los videojuegos, te hace recordar por qué los amamos tanto.

Cappy, un nuevo amigo y una enorme cantidad de nuevas posibilidades

Cuando anunciaron el juego hace unos meses quisieron dejar muy claro que Super Mario Odyssey pertenece a la línea de la saga de Super Mario 64 (1996) y Super Mario Sunshine (2002), en los que para celebrar la recién estrenada tridimensionalidad, quisieron darle un inusitado protagonismo a la exploración y la aventura, aunque como siempre con los imprescindibles saltos como eje central de la experiencia.

Bowser se quiere casar con Peach, y para ello está organizando una lujosa boda, robando una serie de objetos de cada reino que visita. Nuestro objetivo una vez más será perseguirle e intenta rescatar a la princesa.r

Y eso es lo que ofrece finalmente Super Mario Odyssey, una aventura en la que observar y experimentar el entorno es casi tan importante como saltar con acierto, aunque sin restar importancias a las secciones de plataformas, que evidentemente tienen cabida y mucho protagonismo en un juego grande y generoso, que rebosa contenido.

Si saltar, rebotar contra las paredes y realizar todo tipo de acrobacias siempre ha sido un placer en los Super Mario en 3D, a esto se le suma la gorra Cappy, un nuevo aliado en las andanzas de Mario que tiene multitud de utilidades, y que enriquece la jugabilidad de muchas maneras diferentes.

Gracias a Cappy podemos tomar el control de todo tipo de enemigos y criaturas, como este feroz dinosaurio.

Sirve para atacar a los enemigos a distancia, para recoger objetos como las monedas, para interactuar con el entorno y descubrir todo tipo de secretos, como objeto en el que nos podemos impulsar y utilizar de plataforma improvisada, y la novedad más llamativa de esta entrega: gracias a ella nos podemos transformar en enemigos y personajes que nos encontramos en los escenarios, que cambian la jugabilidad por completo, al proporcionarnos nuevos movimientos y acciones , que nunca dejan de sorprenderte.

Más de 50 transformaciones diferentes que aportan un toque de frescura y de diversión tremendo, al añadir constantemente nuevas mecánicas, que además se controlan a la perfección. Como todo en esta aventura, que tiene una jugabilidad exquisita, de una perfección que abruma, al volverse transparente y mimetizarse con las manos y los deseos del jugador.

Podemos controlar a una rana que da enormes saltos, convertirnos en un Chomp cadenas capaz de romper enormes rocas, un Bill bala que surca el aire y destroza objetos con una enorme explosión , crear divertidas torres de goombas para alcanzar lugares elevados, ser un pez Cheep cheep para explorar el fondo del mar sin limitaciones, o incluso convertirnos en un tanque, y que el juego por unos instantes se convierte en un shooter. Y estos son solo unos ejemplos, ya que hay muchísimas sorpresas.

Pero lo curioso es que sin estas transformaciones Super Mario Odyssey seguiría siendo un gran juego, porque el simple hecho de moverte con Mario por los escenarios ya es tremendamente divertido, y el ir explorando buscando secretos y experimentando con el entorno, para ver si encontramos una nueva luna que sumar a nuestro marcador.

Conseguir el mayor número de lunas en cada reino es nuestro objetivo principal en el juego. Hay más de 800, y los más completistas se lo van a pasar genial intentando hacerse con todas.

La estructura del juego es muy sencilla y abierta. Llegamos a un reino y tenemos que reunir cierto número de lunas para poder alimentar de energía a la nave voladora, la Odyssey, y así poder viajar al siguiente mundo. Tanto podemos quedarnos explorando un reino durante horas, como podemos reunir las lunas suficientes para viajar rápidamente al siguiente, con algunas sorpresas o bifurcaciones en el camino. Se puede completar la historia principal en unas 6 o 7 horas si vamos al grano, como puedes tardar 20, a libre elección del jugador.

En cualquiera de los casos no os preocupéis, hay contenido para rato. En total hay más de 15 reinos para visitar, y más de 800 lunas por conseguir. Estos reinos a veces son bastante grandes, y otras muy pequeños, pero siempre son muy densos, con un montón de sorpresas por metro cuadrado.

Estos momentos en 2D son audiovisual y jugablemente una delicia.

Las lunas se pueden conseguir de multitud de maneras, y las hay tan fáciles como ver un brillo en el suelo y tener que golpearlo con el trasero, como resolver puzles más o menos complejos, superar pequeñas secciones de plataformas contrarreloj, vencer a divertidos jefes finales, o participar en todo tipo de minijuegos.

Al principio puede parecer muy fácil conseguir lunas, y así es, pero como casi siempre en los Super Mario estamos ante un juego para todos los públicos, pero con diferentes capas, y el verdadero desafío viene cuando quieres hacerte con todo, donde te vas a topar con lunas realmente difíciles de conseguir o encontrar.

Aunque esta entrega apuesta por la exploración, también hay lugar para exigentes secciones de plataformas, que no pueden faltar en un buen juego de Super Mario.

Es cierto que el núcleo del juego, o la historia principal por así decirlo, nos ha parecido bastante facilón, y es una pena que por ejemplo los jefes finales, bastante elaborados, sean un paseo para un jugador experimentado, y queden un tanto deslucidos, al menos en su propósito de plantearnos un desafío mínimamente interesante. Una vez terminas la historia desbloqueas multitud de nuevas lunas y desafíos en cada mundo, y es aquí cuando los jugadores más expertos también encontrarán retos a su altura, con fases de plataformas complejas y complicadas.

Sin entrar en spoilers, tenemos que hablar de los contenidos después de los créditos, ya que estamos antes el endgame más sorprendente y satisfactorio visto nunca en un Super Mario, una auténtica gozada. No podemos explicaros los motivos, pero vais a quedar encantados los amantes de esta saga, solo esperamos que lleguéis vírgenes y nadie os estropee las sorpresas, algo complicado en estos días.

Hay un modo para dos jugadores completamente anecdótico, en el que uno maneja a Mario y el otro a la gorra, y que nos ha recordado un poco al cooperativo de Super Mario Galaxy, por lo que no hay demasiado que comentar. Y por buscar alguna pega en un juego tan redondo, no nos ha gustado que te obliguen a usar el control por movimiento para realizar acciones muy concretas.

Ya esa con los Joy-Con por separado, con el mando Pro o en modo portátil, el control de 'Super Mario Odyssey' es inmejorable.

Ya sea con un Joy-Con en cada mano, con el mando Pro o en modo portátil, el control es siempre una delicia, y ciertos movimientos, como lanzar la gorra, se pueden realizar tanto agitando el mando como pulsando un botón. Pero cuando empiezas a profundizar en el juego descubres que algunos movimientos muy puntuales solo se pueden realizar moviendo los mandos, y como podéis imaginar esto puede llegar a resultar un tanto aparatoso en modo portátil.

Por ejemplo, algunas acciones especiales de las transformaciones, como atacar en forma de pez o dar un salto especialmente grande con la rana, solo se realizan agitando los mandos, y coger velocidad mientras ruedas, algo muy importante en las pruebas contrarreloj, se hace mucho mejor y más rápido moviendo el mando, algo casi imprescindible para obtener las mejores puntuaciones. No nos molestaba demasiado que volviera el "fantasma" de los controles por movimiento que creíamos olvidado con Wii, pero sí que al final tengas que pasar por el aro para realizar acciones puntuales, que eso sí, no son demasiado protagonistas en el desarrollo de la aventura, pero que están ahí.

Minucias en un juego divertidísimo, largo, sorprendente, simpático a rabiar y que pueden disfrutar tanto los que se inicien en la serie como especialmente los que lleven acompañando a Mario en sus aventuras durante estos 30 años, ya que Super Mario Odyssey está repleto de guiños y referencias a todas las entregas de la saga, que van a disfrutar como enanos los mayores aficionados de esta.

La variedad de situaciones es uno de los puntos fuerte del juego, nunca sabes con qué te va a sorprender.

Todo este derroche de simpatía y diversión del que hablamos también es gracias a sus gráficos y sonido, en completa sintonía con la propuesta jugable. A todos nos llamó mucho la atención en su presentación esa amalgama de estilos artísticos, mezclando elementos realistas con los habituales personajes y elementos cartoon del universo Super Mario.

Pero una vez que te metes en la experiencia y te dejas llevar por su locura la verdad es que se agradece ese atrevimiento, es un soplo de aire fresco en una saga con una ambientación que se ha mantenido bastante inalterable durante muchos años, y es un juego en el que todo vale con tal de sorprenderte y hacértelo pasar bien.

No es un portento técnico, pero ni falta que le hace. No se podrían destacar ni sus texturas, ni la cantidad de elementos en pantalla ni ningún efecto gráfico en particular, pero en cambio pocos juegos nos han parecido tan bonitos y simpáticos en los últimos tiempos. Priorizando la jugabilidad por encima de todo con sus 60fps, las animaciones de Mario y los enemigos y personajes que controlamos son una gozada, y nunca habíamos visto una versión del personaje de Nintendo tan expresiva, en un juego cuidado hasta el mínimo detalle, y con un colorido desbordante.

Sin ser un portento técnico 'Super Mario Odyssey' es un juego precioso.

Por cierto, ojo al modo foto, que nos parecía una anécdota pero nos lo hemos pasado en grande realizando instantáneas con los múltiples disfraces de Mario y en todo tipo de circunstancias. Debajo os dejamos con algunas de estas imágenes para que veáis las fotos tan curiosas que se pueden llegar a crear.

A la música le pasa algo parecido al estilo artístico, y con mundos tan diferentes también encontramos temas musicales muy dispares, en una banda sonora enorme, con algunas piezas preciosas y otras simpáticas y sorprendentes, en un apartado que como siempre está muy cuidado en los grandes juegos de Nintendo.

¡Vivan los videojuegos!

Super Mario Odyssey vuelve a ser uno de esos Super Mario que serán recordados durante muchos años, capaz tanto de abrazar a un jugador veterano en un abrumador baño de nostalgia y diversión, como de ser la puerta de entrada para un novato a un mundo lleno de posibilidades, en una experiencia que le marque para siempre.

Una vez más la saga se reinventa para mantenerse fresca y sorprendente 30 años después, algo que tiene un mérito difícil de describir, pero que Nintendo ejecuta con una facilidad pasmosa, como si ponerte a corretear con Mario por bellos y divertidos entornos 3D con un control perfecto y con la capacidad de llegar a todo tipo de jugadores fuera lo más sencillo del mundo.

El videojuego en su estado más puro, capaz de divertirte, desafiarte y evadirte mientras juegas con una sonrisa dibujada en la cara, y vuelves a sentirte un niño, igual que cuando disfrutaste de Super Mario World, Super Mario 64 o Super Mario Galaxy. Si en los últimos tiempos has llegado a dudar del futuro de este medio de entretenimiento y expresión juega a Super Mario Odyssey, seguro que se te pasa.

Hemos realizado este análisis con una copia final que nos ha proporcionado Nintendo.

Redactor

NOTA

9.6

Puntos positivos

Extremadamente divertido y simpático, toda una celebración de la saga.
La jugabilidad y el control son simplemente perfectos, con cualquier mando.
El endgame más sorprendente y generoso que hemos visto nunca en un Super Mario.

Puntos negativos

Un porcentaje importante de la aventura puede ser demasiado fácil para un jugador experimentado.
La obligatoriedad de usar el control por movimiento para ejecutar ciertas acciones.

En resumen

Mario vuelve a sorprender con una aventura simplemente fantástica, a la altura de las mejores entregas de la saga. Diversión en su estado más puro, que celebra por todo lo alto los más de 30 años de una leyenda de los videojuegos.