Análisis de Super Chariot (Switch)
Después de hacernos disfrutar en otros formatos, Chariot llega a Switch con un ligero cambio de nombre incluido (Super Chariot) e introduciendo pequeñas innovaciones (demasiado ligeras de hecho) al mismo concepto de juego que ya disfrutamos hace tiempo. Un título que posee una disposición bastante peculiar y que se hace muy entretenido en global.
La trama argumental es del todo secundaria pero afortunadamente y gracias al buen humor que destila el título, posee cierta chispa. Asumiendo el papel de una princesa debemos enterrar a nuestro fallecido padre. Pero no de cualquier manera, sino rodeado de la mayor cantidad de oro y riquezas que podamos encontrar. Un viaje muy divertido que ha acabado adquiriendo la forma de aventura plataformera 2D con puzles y exploración de por medio.
Con el ataúd a cuestas
La disposición jugable que pone de manifiesto esta obra indie es muy atractiva. Como ya os hemos comentado, nos toca recorrer más de una veintena de escenarios de diseño laberíntico en busca de tesoros, los cuales andan repartidos por sus distintas estancias para, a la postre, acabar encontrando la salida. Nada nuevo bajo el sol. Pero lo que sí que cambia bastante la jugabilidad habitual de este tipo de producciones es el hecho de tener que llevar a cuestas de manera obligatoria el ataúd en el que se encuentra el rey (con su correspondiente fantasma), el cual está colocado en un carrito de dos ruedas.
Este lastre es precisamente donde reside la gracia de todo, dado que el terreno por el que es necesario ir moviéndonos es de todo menos plano o llano. Obstáculos, plataformas, cuestas y pendientes y demás trabas están a la orden del día en cada nivel. Debido a esto siempre estamos tirando, empujando, remolcando o incluso subidos encima de dicho "vehículo", algo que en más de una ocasión supone un gran reto en sí mismo y que requiere de cierto nivel de habilidad por nuestra parte… y también, de dar con la solución de diversos puzles que van ganando en complejidad a medida que avanzamos.
Por si fuera poco todo esto, también es necesario estar pendientes de ciertos rivales que nos molestan durante nuestro viaje y a los que podemos liquidar usando nuestra espada. Y, de la misma forma, igualmente es posible ir adquiriendo ciertos objetos o herramientas especiales que modifican el comportamiento del carrito y de nuestro personaje. Precisamente aquí encontramos una de las escasas innovaciones que presenta el juego, dado que se han integrado algunas más.
¿Y para qué sirven dichos objetos? Pues para enganchar el carro a superficies duras, movernos con más celeridad o ralentizar el tiempo durante unos instantes. A esto se suma la presencia de un nuevo personaje controlable, el esqueleto que dirige la tienda, novedades que seguramente resultarán insuficientes para que todos aquellos usuarios que jugaron al original repitan.
Al margen de todo esto que os acabamos de explicar, existe otra gran característica que sin duda se convierte en uno de los principales valores que posee el título: su modo cooperativo local a dobles. De esta forma un segundo jugador puede unirse al viaje y prestar su ayuda a la princesa. Una modalidad que si bien es opcional, ciertas zonas de los escenarios (y que se encuentran claramente marcadas) requieren de la colaboración entre dos jugadores para ser superadas, aspecto que nos ha parecido un acierto.
En conjunto, se trata de una aventura realmente notable y que presenta ciertos elementos que resultan bastante originales. Además el sentido del humor está muy presente, amenizando el tiempo que transcurre entre fase y fase. Y si nos detenemos en el control, éste no puede ser más sencillo e intuitivo, siendo uno de esos títulos que pueden ser disfrutados por un amplio número de usuarios potenciales.
Por ponerle alguna pega, a la ya citada ausencia de novedades reseñables para esta edición de Switch, el diseño de ciertos niveles nos ha parecido demasiado parecido… algo que tampoco es que suponga un problema demasiado severo, más bien lo contrario.
Donde cuesta más encontrar defecto alguno a esta producción es en todo lo que tiene que ver con su apartado gráfico. Sin ser nada especialmente avanzado, ni mucho menos, se trata de una de esas aventuras de estética y diseño 2D que gozan de una apariencia cautivadora. Los personajes se mueven mediante animaciones muy graciosas, los escenarios gozan de un nivel de detalle considerable y la ambientación de cada escenario está muy conseguida. Mención aparte merece la física del carrito que llevamos a cuestas durante toda la aventura, la cual nos ha parecido realmente buena y gracias a este hecho es posible superar ciertos puzles de formas muy gratificantes.
El sonido tampoco desentona y al buen doblaje en inglés (con subtítulos en español) se une una banda sonora apropiada y efectos que cumplen su cometido sin demasiadas pretensiones.
Una aventura plataformera diferente
La mecánica de juego que nos ofrece esta aventura de plataformas en 2D se sale un tanto de la pauta habitual. Y es que el condicionante que supone el cargar con el ataúd añade bastante interés y nos obliga a superar puzles y a explorar los decorados de maneras poco convencionales. Y si lo hacemos en compañía de un amigo, la diversión que nos proporciona el título es mayúscula. Por desgracia esta versión apenas incorpora novedades importantes en relación a lo que ya experimentamos en la aventura primigenia, por lo que será difícil que aquellos jugadores que ya la superaron hagan lo propio con esta edición para Switch.
Hemos realizado este análisis mediante un código enviado por Meridiem Games.