Análisis Mario Strikers: Battle League Football, un gran partido que se decidirá en la prórroga (Switch)
Ya han pasado la friolera de 15 años desde la última vez que tuvimos la oportunidad de disfrutar de un Mario Strikers, la saga deportiva más bestia y divertida de todas las que ha protagonizado el icónico fontanero de Nintendo, por lo que el anuncio de su regreso con Battle League Football lo recibimos con los brazos abiertos. Sin embargo, lo que debería haber sido un regreso triunfal tras tantísimo tiempo, al final ha acabado por dejarnos con una ligera sensación de decepción. ¿El motivo? La costumbre que la compañía ha pillado recientemente de lanzar juegos de deportes con muy pocos contenidos para irlos actualizando periódicamente.
No os equivoquéis, estamos hablando de un juego tremendamente divertido a los mandos y con una jugabilidad envidiable que os va a ofrecer unos partidos estupendos en compañía de vuestros amigos, pero que comete una serie de errores que le impiden marcar el gol decisivo.
¡A partir piernas!
Si esta es vuestra primera vez con una entrega de la serie, debéis saber que se trata de un juego que toma las bases del fútbol y las retuerce para convertir cada encuentro en un alocado festival de guantazos en el que partirle las piernas al rival es igual de importante que marcar goles.
Las similitudes con el deporte rey acaban en que hay dos equipos (de cinco jugadores cada uno contando al guardameta) y en que hay que meter el balón en la portería contraria, ya que más allá de eso no hay reglas que nos impidan usar las manos o golpear a nuestros contrincantes para robarles el esférico. De hecho, ni siquiera existen los fuera de banda, pues los límites del escenario están conformados por una verja electrificada que podemos usar estampando a los rivales contra ella.
Como podréis intuir, esto deriva en unos caóticos partidos en los que impera la ley del más fuerte y que por momentos se asemejan más a un juego de lucha que a uno deportivo, especialmente si tenemos en cuenta que también irán apareciendo cajas de objetos al más puro estilo Mario Kart que podemos recoger para así lanzar bombas, caparazones y cáscaras de plátano a todo aquel que ose interponerse en nuestro camino.
Y es precisamente aquí donde encontramos su principal fortaleza, ya que una vez saltas al campo y te haces a los controles tras unos pocos partidos, se destapa como una obra extremadamente divertida que esconde una profundidad de juego muchísimo mayor de lo que podría parecer, permitiéndonos hacer pases a ras de suelo, aéreos y al hueco pudiendo controlar su intensidad y posición, jugadas al primer toque, controlar el efecto y la potencia de nuestros tiros, embestir, regatear, correr, cancelar acciones de carga e incluso usar a nuestros compañeros como arma para empujarles y atacar con más potencia para robar el esférico. Y todo ello con tan solo unos pocos botones. Además, existen muchas maniobras, como los chuts o las entradas, que podemos cargar y que si al realizarlas soltamos el botón en el momento exacto hará que ganen en potencia y efectividad, por lo que tener un buen timing es fundamental.
Por supuesto, también regresan los hipertrallazos, los tiros más potentes de todo el juego que solo podremos realizar si alguien de nuestro equipo consigue un orbe que aparece de vez en cuando por el escenario. Una vez nos hagamos con él, tendremos 20 segundos para que alguno de nuestros jugadores llegue al campo contrario, cargue un tiro y supere un minijuego en el que debe detener un indicador dos veces dentro de una barra.
Si hacemos todo esto, se activará una espectacular secuencia de vídeo con un aspecto gráfico tipo cómic y nuestro jugador chutará a puerta llevándose por delante a todo lo que se interponga en su camino. Si el minijuego previo lo hacemos perfecto y paramos el indicador en las dos secciones azules de la barra, el hipertrallazo irá directo a las mallas de la portería, mientras que en cualquier otro caso el portero se interpondrá y tendremos que esperar a ver si consigue desviarlo o acaba por ceder a la fuerza del chut. Evidentemente, cuanto mejor lo hagamos, más probabilidades tendremos de que acabe siendo gol, y si marcamos con uno de estos disparos sumaremos dos puntos al marcador.
Con todo esto, tenemos un juego divertidísimo y mucho más técnico de lo que su propuesta arcade puede dar a entender, pero sin renunciar por ello a ser también una experiencia accesible con la que cualquiera pueda pasárselo bien. Adicionalmente, esta entrega cuenta con algunos aciertos que nos han gustado mucho, como el hecho de que el campo sea más pequeño y la acción esté más concentrada, lo que aumenta el frenetismo y dinamismo de los encuentros mientras los goles y las jugadas se suceden a un ritmo vertiginoso.
Además, ahora los personajes no están divididos en capitanes y súbditos, por lo que podremos montar nuestro Dream Team seleccionando a nuestros héroes y villanos favoritos del Reino Champiñón con la única restricción de que no repitamos al mismo jugador, una regla cuya única excepción la tenemos en Yoshi y Toad. Evidentemente, esto también equivale a que cualquier miembro del club menos el portero puede realizar un hipertrallazo, con todo lo que ello implica a la hora de desarrollar nuestras tácticas.
Nuestra única queja en lo que a jugabilidad se refiere está en la IA de nuestros aliados, ya que cuando no los controlamos directamente resultan extremadamente torpes y no podemos darles órdenes para crear buenas jugadas junto a ellos, así que no contéis con que golpeen a los enemigos para impedir pases o robar el balón y mucho menos que se preocupen por intentar protegeros cuando estáis cargando un hipertrallazo. De hecho, no han sido pocas las veces en las que hemos visto que tienen una caja de objetos o un orbe especial justo al lado y les ha llevado un rato decidirse a dar dos pasos para obtenerlos, lo que deja claro que la mejor forma de disfrutar de su propuesta es en compañía de otro jugador, ya que es cuando podemos sacarle todo su potencial.
Un toque personal
Continuando con las novedades, ahora se ha incluido la posibilidad de personalizar a nuestros personajes con diferentes piezas de equipo que modifican sus atributos y que podremos desbloquear usando las monedas que consigamos jugando. Aquí nos ha alegrado comprobar que se trata de un añadido que no rompe de ninguna manera el equilibrio de los partidos, pues todo lo que nos equipemos nos restará el mismo número de puntos de estadísticas que nos sume. De este modo, podemos centrarnos, por ejemplo, en potenciar la capacidad de tiro de Bowser a cambio de perder velocidad, dándonos así la posibilidad de especializar a nuestros jugadores para que cumplan roles específicos dentro de nuestro club.
Una alarmante escasez de contenidos
Lamentablemente, todo este buen hacer en lo puramente jugable no se ha acompañado con unos contenidos a la altura, lo que acaba por dejarnos con un título que, al menos en su lanzamiento, da la impresión de estar a medias. Esto es algo que queda especialmente patente en su escasísima oferta de modos: Partido Libre, Copas y Club Strikers.
El primero, tal y como podréis suponer, nos permite jugar pachangas contra la IA o contra otros jugadores, ya sea a través de internet o de manera local. Aquí podremos modificar la dificultad de las partidas y personalizar las reglas para escoger el tiempo que duran los partidos y activar o desactivar tanto los hipertrallazos como el uso de objetos.
Un detalle interesante es que en local podremos jugar hasta 8 personas en una misma consola, siendo esta, con diferencia, la forma en la que más nos hemos divertido por todos los piques que se producen y la cantidad de jugadas y estrategias que podemos desarrollar a poco que nos coordinemos con nuestros compañeros.
Sin embargo, en su vertiente online nos hemos dado de bruces con una gran decepción: las salas solo admiten cuatro huecos. O lo que es lo mismo, solo cuatro consolas pueden conectarse de manera simultánea a una misma partida a través de internet, de modo que la única manera de poder disputar un encuentro con 8 personas en la red es que haya dos jugadores locales en cada Switch. Una limitación que nos resulta incomprensible en un juego de estas características que llega al mercado en pleno 2022. Al menos, los encuentros que hemos podido disputar han funcionado bastante bien. Sí, se nota que hay algo más de input lag que en local y a veces la tasa de imágenes por segundo sufre alguna que otra bajada puntual, pero en general se deja jugar de manera decente y los partidos resultan disfrutables.
Más allá de Partido Libre, el Modo Copas vendría a ser la modalidad principal para un solo jugador, aunque cabe destacar que también es posible jugar en cooperativo para hasta cuatro usuarios de manera local. Aquí tendremos que participar en varios torneos de doble eliminatoria contra otros tres equipos que, dependiendo de la copa que seleccionemos, estarán orientados hacia un estilo de juego u otro.
La mala noticia es que, a la hora de la verdad, casi no notaremos diferencias al jugar contra la IA y todos los partidos resultan demasiado similares, haciendo de esta una modalidad poco interesante, nada trabajada y muy aburrida, especialmente al principio, cuando la dificultad es inexistente. Por suerte, las cosas mejoran una vez le hemos dedicado el tiempo suficiente para llegar a sus retos más avanzados, pero incluso así, no deja de ser un modo que se antoja corto e insuficiente.
Finalmente, Club Strikers es un modo online que nos permite crear (o unirnos, claro) un club al que pueden pertenecer hasta 20 personas para así participar en unas temporadas competitivas y sumar puntos a base de victorias para subir puestos en las clasificaciones y ascender a las ligas superiores. Además, a base de jugar podremos conseguir monedas para nosotros y créditos para el club que pueden usarse para desbloquear nuevos elementos con los que personalizar el aspecto del estadio de nuestro equipo.
Aunque ya hemos podido jugar a este modo y trastear con sus opciones, solo hemos tenido la oportunidad de disfrutar de partidos amistosos contra otros clubes al no haber una temporada activa, lo que nos ha servido para comprobar que, efectivamente, al existir una limitación de cuatro consolas conectadas a través de internet por partida (2 para nuestro equipo y 2 para nuestros rivales), solo podremos agruparnos con un único miembro de nuestro club para competir, algo que le resta muchísimo atractivo a esta modalidad. Por lo menos, nos queda el consuelo de que sigue permitiendo un segundo jugador local en cada consola para formar un equipo completo, lo que no quita que sea una limitación injustificable.
Desgraciadamente y quitando el sorprendentemente extenso tutorial que incluye, no encontraréis nada más que rascar, un problema que también extendemos al resto de elementos del juego, empezando por un plantel escasísimo de 10 personajes que propicia que en los partidos casi siempre haya algún jugador repetido, una selección de apenas 5 estadios y muy pocas equipaciones posibles donde muchos colores están limitados a que nos toquen como segunda opción. Sumadle que tampoco hay muchos accesorios con los que personalizar a nuestros héroes y villanos, que hay muy pocos secretos desbloqueables y que la estructura de salas online es muy arcaica (no hay siquiera opción de mandar invitaciones), y entenderéis lo coja que se acaba quedando su propuesta.
Nintendo ha prometido lanzar actualizaciones gratuitas de manera periódica para ampliar sus contenidos con el paso del tiempo, algo que nos hace mirar su futuro con cierto optimismo, pero ahora mismo solo podemos analizar lo que os vais a encontrar cuando el juego llegue a las estanterías y la realidad es que por momentos transmite la sensación de ser una demo de lo que probablemente acabe siendo el producto final dentro de unos meses.
El espectáculo del fútbol
Por último, cabe destacar que el apartado gráfico sí que nos ha gustado bastante, gracias a unos modelados muy conseguidos y detallados y sobre todo a unas animaciones que son una auténtica delicia que no nos cansamos de ver. Y todo ello por no hablar de las espectaculares secuencias que ponen en pantalla los hipertrallazos y lo atractiva que resulta la dirección artística de la que hacen gala. No vamos a negar que echamos en falta una mayor variedad de escenarios, pero eso no evita que estemos ante un producto cuidado que se ve y rinde de maravilla tanto en portátil como en sobremesa.
La banda sonora, por su parte, nos regala unos temas muy cañeros donde priman las guitarras eléctricas. Si bien en su mayoría son composiciones originales, a veces nos sorprenden con interesantes remixes de temas clásicos de Mario que no nos esperábamos para nada y que nos han gustado mucho. En cambio, los efectos se encargan de aportar un buen ambiente a los partidos y de darle contundencia a los golpes y chuts que se suceden sin parar.
Conclusiones
Mario Strikers: Battle League Football tiene todavía un largo y duro partido por delante para llevarse una victoria que le está costando más de lo que esperábamos. Si algo ha dejado claro ya es que calidad no le falta y que su dominio en el campo de juego es más que evidente, unos loables esfuerzos que se ven empañados por unos pocos errores que acaban por salirle muy caro en el marcador. Quizá dentro de unos meses, durante la prórroga, termine de anotar el tanto decisivo con sus actualizaciones gratuitas, pero a día de hoy lo que tenemos es un juego divertidísimo, accesible y profundo a los mandos que brilla especialmente cuando lo disfrutamos en compañía de nuestros amigos, pero cuyos contenidos no están a la altura.
Hemos realizado este análisis gracias a una copia que nos ha facilitado Nintendo.