Análisis Mario Golf: Super Rush, un buen drive al que le faltó llegar al green (Switch)
Los últimos juegos deportivos de Mario desarrollados por Camelot se han caracterizado por dos cosas: una jugabilidad a prueba de bombas y cierta desidia a la hora de rematar la jugada con una buena oferta de modos y contenidos. Todo lo bien que lo hacen a los mandos equilibrando accesibilidad y profundidad se suele ver empañado por ciertas carencias que no siempre resulta fácil pasar por alto y, lamentablemente, Mario Golf: Super Rush no es la excepción a la regla. Con esto no queremos decir que sea un mal juego, ni muchísimo menos, pero sí uno que se ha quedado a las puertas de bordarlo y haber llegado mucho más lejos.
Un drive perfecto
Como os acabamos de adelantar, si hay algo en lo que destaca esta nueva entrega de la saga es por su exquisita jugabilidad. Los controles no podrían ser más simples: una barra inicial para ajustar la potencia de nuestro tiro y una segunda con la que darle efecto a la bola, pudiendo previamente escoger el palo que queremos utilizar y calcular distancias abriendo el mapa.
Da igual que nunca hayáis jugado a un juego de golf, todo es tan accesible que no tendréis ningún tipo de problema a la hora de disfrutar de su propuesta y entender lo que tenéis que hacer.
Ahora bien, bajo esta aparente capa de sencillez se esconde un título tremendamente profundo y con multitud de posibilidades que requiere mucha práctica a poco que pretendamos dominarlo. Existen varias formas de golpear la pelota para así aumentar o reducir su rodada, el viento es algo que tenemos que tener muy en cuenta a la hora de predecir la trayectoria de nuestro tiro, la inclinación del terreno también resulta fundamental y nuestra barra de potencia tiene un medidor de peligrosidad que nos indica las probabilidades que hay de que se nos desvíe el drive.
Tal y como podéis comprobar, a pesar de la simpleza de sus controles y de su aspecto desenfadado y arcade, hay montones de cosas a las que tenemos que estar pendientes si queremos hacer hoyos en el menor número de golpes posible, lo que hace de él un juego muy técnico que disfrutarán plenamente los amantes más dedicados de este deporte.
Eso sí, esto es, ante todo, un Mario Golf, por lo que tampoco nos faltarán un buen número de elementos fantásticos en el caso de que queramos alejarnos de la vertiente más pura y realista de este deporte, como los tiros especiales. A medida que se vayan desarrollando los partidos iremos rellenando un medidor que nos permitirá ejecutar la técnica especial de nuestro personaje, las cuales suelen tener todo tipo de efectos perjudiciales para nuestros rivales que van desde cosas tan simples como mover de sitio sus pelotas hasta poseerlas para que a la hora de golpear hagan curvas del todo impredecibles. Evidentemente, esto le da un toque táctico muy interesante al desarrollo de las partidas, ya que escoger el momento ideal para usar nuestra habilidad puede marcar la diferencia entre una victoria y una derrota.
El golf más dinámico
Otra de las grandes novedades que trae consigo esta entrega la tenemos en el nuevo modo Golf Rápido, donde nos tocará salir corriendo tras la bola cada vez que le demos para poder hacer nuestro siguiente tiro. Por supuesto, esto da pie a situaciones muy divertidas en las que podremos empujar a nuestros rivales y sus pelotas con acelerones mientras gestionamos nuestra barra de resistencia y "plataformeamos" por el escenario para llegar lo más pronto posible a nuestro objetivo, aportando así un poco de locura y mucho dinamismo a un deporte que siempre se ha caracterizado por ser lento y pausado. Lejos de ser una simple anécdota, se trata de una variante que nos ha gustado mucho y que además nos abre las puertas a nuevas reglas, como que el vencedor se decida por tiempo en vez de por el número de golpes.
Tampoco nos podemos olvidar de Batalla de Golf, una modalidad en la que deberemos competir por "conquistar" hoyos antes de que lo hagan nuestros contrincantes en un par de campos con un diseño muy peculiar y donde podremos recoger cajas de objetos al más puro estilo Mario Kart para entorpecer al resto de jugadores. A pesar de lo bien que suena, es el modo que menos nos ha convencido por el caos que suele reinar en sus partidas. Cumple para algún que otro partido rápido con los amigos de vez en cuando, pero poco más.
Una variada aventura
Si vuestro objetivo es jugar en solitario al juego tenemos buenas y malas noticias. Empezando por la parte positiva, comentar que se ha incluido un entretenidísimo y variado Modo Historia en el que deberemos llevar a nuestro Mii hasta lo más alto competiendo en todo tipo de pruebas y torneos mientras adquirimos experiencia, mejoramos nuestras estadísticas y obtenemos nuevos palos. No deja de ser una especie de tutorial más o menos encubierto, pero hay tantísimas pruebas y retos distintos que siempre nos obligarán a replantear nuestras estrategias y nuestra forma de jugar, consiguiendo que nunca nos aburramos y que siempre nos aguarde alguna sorpresa.
Eso sí, no esperéis un RPG igual de elaborado o profundo que lo que vimos en las entregas de GBC o GBA, ya que los pequeños mapas por los que nos moveremos para ir de una prueba a otra son anecdóticos y no hay casi nada para hacer en ellos más allá de hablar con los personajes con los que nos encontremos, lo que es una auténtica pena y le resta profundidad, convirtiendo su desarrollo en una simple sucesión de retos y partidos con algo de adorno entre medias.
En total, no tardaremos más de unas 8 horas en terminar la aventura, momento en el que llega el auténtico problema del juego: apenas hay nada más que hacer para jugar en solitario. Sí, podemos organizar partidos libres contra la CPU con las reglas que queramos o participar en una serie de pruebas individuales para intentar completar circuitos en el menor tiempo o número de golpes posible, pero no hay nada mínimamente elaborado que realmente nos invite a seguir dedicándole horas tras ver los títulos créditos.
Un multijugador con luces y sombras
Así pues, llegamos al que es el plato fuerte de la serie: su multijugador. Como podréis suponer, se trata de un juego divertidísimo e ideal para jugar con amigos que nos permite configurar un montón de opciones para ajustar las partidas a nuestro gusto, pudiendo, por ejemplo, desactivar todos los elementos fantásticos para poder disfrutar de un golf más realista y puro. Esto es algo que se aplica tanto en local como en online y os podemos asegurar que las risas y piques están más que asegurados, aunque hay algunas carencias importantes que nos vemos en la obligación de señalar.
La primera de ellas la tenemos en las limitaciones que sufre el título al jugar en local desde una misma consola, impidiendo que puedan unirse a la partida más de dos personas a la vez en Golf Rápido y Batalla de Golf, lo que resulta especialmente decepcionante en el primer caso al tratarse de la novedad estrella de esta entrega. Al menos, Golf Tradicional sí que admite partidos de hasta cuatro jugadores.
Por su parte, el multijugador online sí admite cuatro usuarios en todos los modos, pero carece de vertiente competitiva alguna. Es decir, no hay partidas igualadas, ni marcadores, ni torneos ni nada similar que nos anime a mejorar y a luchar por llegar a lo más alto, solo jugar en salas privadas o públicas por el simple placer de hacerlo, una carencia que se nos antoja incomprensible a estas alturas y que le quita muchísimo atractivo a medio y largo plazo. Además, la infraestructura online es un tanto arcaica y no nos deja cambiar las reglas de una sala una vez creada, por no hablar de que si invitamos a alguien y este acepta, su juego tendrá que reiniciarse para poder unirse a nuestra sesión.
Un bonito juego de golf
A nivel visual el título hace gala de un apartado gráfico sólido y con una dirección de arte muy bien llevada, destacando especialmente los modelados de los personajes y los campos en los que competiremos, con unos escenarios bonitos y variados que, dentro de su sencillez, no dudan en recordarnos que esto es, ante todo, un título ambientado en el universo de Mario. Además, las cargas son rapidísimas y la nitidez de la imagen bastante alta tanto en portátil como en sobremesa, por no mencionar de lo bien que rinde sin tirones de ningún tipo.
Lo que sí que nos ha decepcionado un poco es su banda sonora. Dista de ser mala, pero da la impresión de que Motoi Sakuraba la ha compuesto con el piloto automático activado para dejarnos con unas animadas y correctas composiciones que, sinceramente, somos incapaces de distinguir de lo escuchado en anteriores Mario Golf y Mario Tennis, ya que todas las melodías son extremadamente parecidas entre sí. Los efectos son muy satisfactorios y el doblaje del comentarista nos llega en español.
Conclusiones
Mario Golf: Super Rush es un juego de golf con una jugabilidad fantástica, unos campos muy bien diseñados y unas ideas muy interesantes y divertidas a la hora de plantear nuevas y alocadas variantes de este deporte. Sin embargo, no consigue terminar de rematar este dechado de virtudes por culpa de la mecha tan corta que tiene para jugar en solitario y las limitaciones de su multijugador, quedándose nuevamente a medio camino de ser algo realmente redondo e intachable. Sea de un modo u otro, es un título que sabe divertir y animar una velada con amigos, y su modo historia es entretenidísimo, por lo que haríais bien en echarle un vistazo a poco que os guste este deporte y os apetezca un buen exponente del género.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.