Análisis Endless Ocean Luminous: Una relajante y educativa experiencia submarina (Switch)
Durante la época de DS y Wii, Nintendo publicó múltiples videojuegos bajo el sello Touch Generation!, títulos de temáticas variadas que proponían formas de jugar e ideas diferentes. Endless Ocean, que tuvo dos entregas en la consola del control por movimiento, es uno de ellos. Desarrollado por el estudio japonés Arika, ofrece una experiencia de exploración marina relajante en la que el objetivo no es más que catalogar cientos de especies de peces y mamíferos marinos, con un toque didáctico y ecologista.
Endless Ocean Luminous llega a Switch 15 años después con la misma premisa, con más variedad, con funciones inéditas y con un modo multijugador en línea para hasta 30 jugadores. Son novedades que no alteran la fórmula y las sensaciones que busca ofrecer: que nos sumerjamos en una experiencia tranquila, sin tensiones ni sobresaltos, sin ajetreos; que nos maravillemos con los sorprendentes ecosistemas submarinos que frecuentemente olvidamos; que, aunque los tenga, dejemos de pensar en los retos, los objetivos, los triunfos, los logros y la progresión que nos proponen tanto los videojuegos como el día a día para que simplemente desconectemos y disfrutemos del momento.
El Mar Velado: un mundo submarino repleto de vida
Las partidas se desarrollan en incursiones submarinas; no existe una jugabilidad fuera de las profundidades. El objetivo es escanear la vida que nos rodea mientras exploramos: más de 500 peces, mamíferos y crustáceos, especies diminutas que viajan en bancos de cientos y animales enormes que quitan el aliento la primera vez que los encontramos. Los distintos entornos del mar Velado alojan vida diferente: hay peces que navegan cerca de los corales, otros que prefieren estar alejados del resto, extrañas criaturas que habitan en el lecho marino de las oscuras profundidades oceánicas, algunas que prefieren los recovecos estrechos formados en los glaciares y especies que tratan de camuflarse pegadas a las rocas.
Así, tan solo tenemos que avanzar y pulsar el gatillo que nos permite escanear los animales, robándoles el aura azulada que los rodea, lo que otorga puntos, más cuanto más raro y grande sea el pez; podemos realizar un escaneo rápido mientras buceamos o mantener pulsado el botón para escuchar una breve descripción de la especie en cuestión. El mapa dividido en cuadrícula se completa conforme exploramos el mar, donde también encontramos objetos, en la mayoría de los casos basura vertida por los humanos, que queda registrada en un catálogo de tesoros casi tan amplio como el de los peces. Además, durante las inmersiones descubrimos unas extrañas construcciones circulares que proponen, como un acertijo, volver al lugar acompañados de una especie concreta para desbloquear un secreto; conforme subimos de nivel podemos hacer que nos sigan más cantidad de peces o más grandes.
Aunque se nota que la intención del juego es que disfrutemos de la experiencia relajante y sin rumbo descrita, es consciente de que algunos jugadores necesitan cierta estructura que les motive a seguir jugando. La ofrece de dos maneras. En cada inmersión acabaremos encontrando un pez que irradia unas extrañas ondas electromagnéticas, que se representan con vibraciones del mando cada vez más intensas conforme nos acercamos a él, a la vez que el punto central del radar parpadea. Una vez escaneado, se nos marcan en el mapa otras siete áreas rojas donde hay otro animal que escanear, a veces escondido en zonas que nos obligan a fijarnos bien en el escenario para encontrar pasadizos y accidentes geográficos. Una vez escaneados los ocho peces, aparece un animal marino desconocido, curiosos seres inventados por los desarrolladores que con frecuencia sorprenden por su forma, comportamiento o los efectos visuales que generan.
Para que esas áreas rojas aparezcan en el mapa, previamente debemos haber pasado por esa zona. Con frecuencia, esto provoca que buceemos, fijándonos más en el minimapa que en el sugerente mundo submarino, durante más rato del que nos gustaría con el único objetivo de ir completando esa cuadrícula, lo que se hace muy pesado. Esta sensación de repetitividad, de monotonía, no hace más que agravarse conforme más se juega. En las primeras inmersiones no paramos de encontrarnos con especies que no habíamos visto antes, o al menos con tesoros nuevos, pero tras las primeras horas de partida los descubrimientos, que otorgan notas de emoción a esta experiencia relajada, son cada vez más escasos; cuando llevéis una decena de horas jugadas, encontrar un pez inédito será todo un acontecimiento.
Una historia constantemente interrumpida
Más allá del descubrimiento de todos los animales marinos desconocidos, Endless Ocean Luminous ofrece otro objetivo a cumplir: completar su modo historia. Se trata de una trama muy sencilla, con un claro mensaje ecológico. Tenemos que arrojar luz sobre qué está provocando que el coral que sustenta toda la vida del Mar Velado, y entre medias descubrir a una civilización ancestral cuyas ruinas están esparcidas por el lugar. Además del jugador, hay otros dos personajes: la inteligencia artificial MarIA (brillante), con una voz en español bastante cómica digna de Google Maps y que nos va enseñando las particularidades del lugar; y Daniel, otro submarinista que hace las veces de alivio cómico y cuyas intervenciones no están dobladas.
La historia se desarrolla a través de un puñado de misiones que en ocasiones no son más que pequeños tutoriales, otras son tan solo secuencias de diálogo que hacen avanzar la trama, y a veces sí ofrece momentos jugables breves que nos llevan a explorar zonas y a ver especies inéditas. El problema está en la estructura de esta historia. Para desbloquear las misiones debemos escanear cierta cantidad de peces, lo que motiva a participar en inmersiones con el único objetivo de escanear a todo lo que se nos cruce en el camino, sin prestar atención al resto de las estadísticas que se valoran en la partida.
La estructura de la campaña, que se completaría en poco más de una hora si no fuera por estas interrupciones del progreso, se pone aún peor al llegar a cierto capítulo: ya no basta con escanear peces, sino que hay que desbloquear 99 misterios (encontrar algunos tesoros, escanear animales marinos desconocidos, resolver acertijos de los mencionados anteriormente…) para continuar la trama. Se percibe como si nos estuvieran poniendo palos en la rueda constantemente.
Son pequeños problemas que hacen pesada la experiencia y que, en conjunto, la hacen repetitiva. A todo esto hay que sumar una idea que, si bien nos parecía atractiva cuando se anunció el videojuego en el Nintendo Direct de febrero, su ejecución no nos ha convencido. El Mar Velado se genera procedimentalmente. Cada vez que hacemos una inmersión, las zonas se recolocan y las especies cambian. Pero no hay la suficiente variedad para que cada partida se perciba distinta: quizá un punto de interés que antes estaba en el norte ahora está en el sur, o una versión del mar tiene más zonas heladas y otra más áreas de mucha profundidad, pero tiene pocas piezas con las que manejar esa aleatoriedad. Con los peces ocurre lo mismo: tras varias inmersiones, vemos los mismos una y otra vez salvo alguna sorpresa eventual.
La cura frente a la monotonía: el multijugador
Pero la gran novedad de Luminous, más allá de su mar procedimental, consigue apaciguar la repetitividad estructural. Se nota que Arika ha diseñado este nuevo Endless Ocean con el multijugador en línea para hasta 30 jugadores en mente. Todos los peces que escaneamos online cuentan para progresar en la historia, los descubrimientos de criaturas y de tesoros que hagamos se añaden a nuestra enciclopedia y catálogo, y lo mismo ocurre con los acertijos resueltos.
Con los emoticonos que otros usuarios pueden utilizar para señalar peces y tesoros la experiencia se agiliza mucho, y la compleción del mapa requerida para encontrar los animales marinos desconocidos es cooperativa, por lo que se hace muy rápido (aunque hay que tener en cuenta que las inmersiones por internet duran un máximo de una hora, una limitación temporal que no tenemos al jugar en solitario).
Por lo tanto, no es tan solo que el multijugador en línea no provoque algo que nos temíamos (que al haber tantas personas desconocidas en una partida pueda sacarnos de la inmersión, de la experiencia tranquila que propone el videojuego), sino todo lo contrario, pues lo agiliza y lo hace más disfrutable, ya que más allá de gestos y los emoticonos para marcar, los otros jugadores no tienen ninguna manera de interactuar con nosotros, ni de molestarnos.
También podemos jugar con amigos al compartirles el código del Mar Velado que se genera para la partida online, de la misma manera que al hacer una inmersión en solitario se nos muestra un código que nos permite volver a explorar ese mar generado aleatoriamente. Además, el menú del multijugador, con clasificaciones globales y de amigos, deja entrever que habrá temporadas, eventos y otros contenidos que aparentemente funcionarán de manera similar a otros juegos en línea de Nintendo: sin microntransacciones de ningún tipo y con actualizaciones de vez en cuando que motiven volver a zambullirnos para superar puntuaciones y quizá hacer nuevos descubrimientos.
Una experiencia audiovisual bella y con contrastes
No podemos concluir este análisis sin mencionar el apartado técnico-artístico que sustenta toda la experiencia. Sin duda, la inmersión se beneficiaria al correr en un hardware más potente, pero sorprende el detalle de la vida marina que se muestra en pantalla, aún teniendo en cuenta la falta de interactividad con ella.
Hay momentos asombrosos en los que bajamos a oscuras por una falla que nos lleva a un caleidoscopio colorido de vida desconocida, y situaciones en las que la monotonía del nado, con el único sonido de nuestro chapoteo, se ve interrumpida por el canto de una enorme ballena; la banda sonora, algo escasa, solo entra en acción de cuando en cuando. Pero ante el fotorrealismo de los animales y la belleza de ciertos momentos contrastan las texturas rocosas con poco detalle, los espacios vacíos y algunas asperezas visuales, como no poder entrar en un barco despedazado a pesar de que claramente hay espacio para que nuestro buceador nade entre los tablones.
Conclusión
Endless Ocean Luminous ofrece una experiencia contemplativa y bella tan única como la de sus predecesores. Es un título de exploración submarina y de catalogación de animales acuáticos que se disfruta más en sesiones cortas y sin ningún objetivo en mente, dejando de lado la compleción para sumergirse en un Mar Velado repleto de sorpresas que que se descubren de manera muy paulatina.
La estructura que propone tanto el modo historia como cada una de las inmersiones para dar con las extrañas criaturas mitológicas mencionadas se hace pesada, como si quisiera desmotivar las partidas con esos objetivos en mente y motivar el juego relajado con recompensas ocasionales, algo que se apacigua con el modo multijugador en línea, pues la cooperación agiliza la experiencia.
También es una lástima que los elementos procedimentales no logren dar mayor variedad a cada inmersión y que en el apartado audiovisual haya contrastes evidentes, pero quienes quieran un título relajante y tranquilo con el que huir de vez en cuando del ajetreo de la vida, y de los propios videojuegos, tienen en el título de Arika una propuesta más que recomendable.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para Nintendo eShop facilitado por Nintendo Ibérica.