Análisis Big Brain Academy: Batalla de ingenio - Vuelven los rompecabezas ágiles de los tiempos de Nintendo DS (Switch)
Nintendo siempre ha sido una marca creadora de tendencias en la industria del videojuego, pero su momento álgido en ese sentido fue durante la época de Nintendo DS y Wii. Bajo el sello Touch Generations crearon una serie de títulos para todas las edades que captaron la atención tanto de chavales como de personas de edad avanzada que jamás habían tocado un videojuego. Brain Training, Wii Fit, Picross DS, Endless Ocean, Nintendogs, Cocina conmigo y otros tantos dentro de aquella línea que tantas veces se replicaron por parte de otras compañías.
Big Brain Academy: Batalla de ingenio, el programa que llega a precio reducido a Nintendo Switch este 3 de diciembre, parece sacado directamente de aquella época. De hecho, es una nueva entrega de los dos juegos del mismo nombre que aparecieron en las populares consolas mencionadas en 2006 y 2007. No es de extrañar que vuelva ahora, 14 años después, para una Nintendo Switch que ha conseguido convertirse en una máquina con una idea y un catálogo convincentes para todos los públicos.
El juego de retos rápidos de agilidad mental que tienen la pretensión de entrenar las capacidades de nuestro cerebro día a día vuelve con ciertas novedades: la más evidente es el énfasis en el multijugador local y en línea, pero no se debe pasar por alto la atención al detalle, el pulido y el cuidado, al que nos tienen acostumbrados los japoneses en sus producciones, especialmente desde la época de Wii U.
Repaso diario
Big Brain Academy es uno de esos juegos que se disfruta más jugándolo unos minutos al día, algo que se debe tanto a su estructura como a los repetición de los retos que plantea.
El título incluye 20 pruebas separadas en cinco categorías: agudeza, memoria, análisis, cálculo y percepción. La idea es que cada una de esas pruebas nos hará ejercitar las parte de nuestro cerebro dedicadas a esas categorías.
Los retos son variados y en todos ellos hay que responder correctamente lo más rápidamente posible para obtener más puntos de vigor cerebral. Así, hay pruebas como identificar lo que estamos viendo en una imagen que poco a poco se va aclarando, discernir la imagen que tendríamos ante nosotros al ver un objeto tridimensional desde uno de sus lados o vértices, fijar con agilidad los cambios de hora que se nos piden en un reloj analógico, dar con el animal u objeto más pesado tras repasar de un vistazo un puñado de balanzas…
Son pruebas que aumentan de dificultad tras cada acierto y que, en su mayoría, se comprenden rápidamente nada más coger el mando, lo que hace el título muy accesible. Sin embargo, el control con botones de algunas de las pruebas (por ejemplo, la de las manecillas del reloj mencionada antes) no es todo lo preciso que nos gustaría, pero aquellos que prefieran jugar usando la pantalla táctil no se van a encontrar con ningún problema.
Aunque en las primeras partidas repetiremos los minijuegos una y otra vez buscando la medalla de oro (la rapidez de los retos incita a que nos piquemos por las puntuaciones), al final nos acomodaremos al repaso diario que propone el juego: elegir una prueba y que tras completarla el título nos sugiera otra y otra hasta completar una cadena de varias. Y posteriormente, hacer el examen diario: cinco pruebas, una de cada categoría, cuyas puntuaciones se suman para otorgarnos una nota entre 1 y 10 y tras el cual el simpático profesor nos recomienda en qué área deberíamos practicar más.
Es una (divertida) rutina que apenas nos llevará unos 20 minutos al día, algo que es fácil de encajar incluso en las agendas más apretadas. Eso sí, nos hubiera gustado que hubiera más minijuegos que desbloquear poco a poco o incluso que las 20 pruebas disponibles aparecieran paulatinamente, ya que tras las primeras partidas el juego se aprecia estanco, inalterable, repetitivo.
Una progresión moderna mezclada con un online que pica
Hace tres lustros bastaba con lo mencionado, pero en un videojuego moderno se espera un sistema de progresión que recompense al jugador constantemente, y eso aquí no falta. Tras cada prueba, tras cada examen, tras cada nueva medalla obtendremos monedas que abrirán un cofre del que obtendremos un ítem aleatorio con el que personalizar a nuestro gracioso avatar: gafas, sombreros, vestimentas…
El modo online es el que más monedas nos hará ganar. Se trata de un multijugador en línea asimétrico: no competimos en directo contra otros jugadores, sino contra sus fantasmas, que replican lo que han hecho en sus propias partidas. El protagonista principal es el modo Fantasmas mundiales, donde cada día se nos propone un fantasma de cada categoría (percepción, cálculo, etc.) contra el que batirnos en las mismas pruebas que en el modo para un jugador y en las que gana el que responde más rápido.
En este modo, además de monedas, ganamos copas que establecen nuestra clasificación en el ranking mundial, lo que al menos a nosotros nos ha picado lo suficiente para volver día tras día. También podemos competir contra los fantasmas de nuestros amigos de Switch, contra los de familiares (o sea, los de otros usuarios de la misma consola) y buscar un fantasma de alguien concreto a través del habitual ID que usan numerosos juegos de Nintendo.
No falta un modo multijugador local en el que pueden competir hasta cuatro jugadores, cada uno con un Joy-Con, o dos jugadores utilizando la pantalla táctil (en ese caso, el juego se adapta a la pantalla en vertical, como hemos visto en otros títulos como 51 Worldwide Games).
Se puede dejar que la consola elija aleatoriamente entre las 20 pruebas disponibles o elegirlas nosotros, e indicar cuántas pruebas sucesivas se jugarán antes de comparar las puntuaciones totales. La opción de un modo infantil para cada jugador que desactiva las preguntas más difíciles es una buena idea, pero hemos echado en falta opciones como un modo torneo o alguna otra cosa que avive el interés tras unas pocas partidas.
Big Brain Academy es un juego sencillo en lo técnico, pero sorprende cómo hasta en un programa tan básico Nintendo pone un mimo especial en cada detalle ya se trate de la localización con expresiones propias del castellano, de la alegre y pegadiza música, de las simpáticas animaciones de los avatares al vencer en una prueba o caer derrotados, en los comentarios motivacionales del profesor… Es un producto menor en el catálogo first party de Switch, pero no por ello es un producto descuidado, sino todo lo contrario.
Conclusiones
Nos extrañaría que Big Brain Academy: Batalla de ingenio no fuera uno de los éxitos de las Navidades, uno de esos títulos con los que acompañar al juego principal en las nuevas Switch que se regalen o en el título elegido para amenizar las cenas con amigos y familiares, ya que, como aquellos Touch Generations de Wii y DS, es lo suficientemente accesible para que cualquiera pase un rato divertido nada más coger el mando o la pantalla táctil.
Sin embargo, nos parece que es un título con la mecha corta, principalmente debido a lo estanco de la propuesta para un jugador. Al principio volveremos día tras día a hacer el repaso y el examen diario, y quizá a competir contra los fantasmas online de otros jugadores, pero si la progresión fuera más allá de mejorar nuestras puntuaciones y de los cosméticos para el avatar (por ejemplo, desbloqueando nuevos minijuegos) habría más y mejores excusas para volver a abrir al programa.
Hemos realizado este análisis con un código para Switch ofrecido por Nintendo España.