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Género/s: Action-RPG
PS5, PC, XSX, PS4:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Square Enix
Producción: Square Enix
ANÁLISIS

Análisis Visions of Mana, un JRPG clásico que destila mana por los cuatro costados (PS5, PC, Xbox Series X/S, PS4)

La nueva entrega de la popular franquicia actualiza los conceptos más populares de la misma sin sobresalir en ningún aspecto, pero siendo notable en todos ellos.
Análisis de versiones PS5, PC, Xbox Series X/S y PS4.

Treinta y tres años. Ese es el tiempo que ha pasado, nada más y nada menos, desde la aparición del primer Mana (Seiken Densetsu en Japón, Mystic Quest en Europa, Final Fantasy Adventure en Estados Unidos). Cuando uno echa la vista atrás, resulta increíble ver cómo el paso del tiempo cambia radicalmente los conceptos que asociamos a las franquicias más populares de cada generación. Seguramente muchos de los lectores que hoy están leyendo estas líneas disfrutaron de aquel maravilloso Secret of Mana, uno de los muchos JRPGs que brillaron con luz propia en la época 16 bits de Squaresoft, o de su hermano Trials of Mana, que tuvimos ocasión de rejugar hace algunos años, en plena pandemia, gracias a su notable remake.

Es posible que muchos de esos jugadores se sintiesen algo perplejos al probar Dawn of Mana, el título que debería haber sido la joya de la corona de la serie "World of Mana", con la que la compañía japonesa pretendía rescatar del ostracismo a la franquicia a mediados de la década de los dos mil. Pero no solo no fue así, sino que poco a poco y con la aparición de nuevas entregas no troncales que abordaban distintos géneros (entre ellos varios free to play destinados al sector de los móviles), tanto los aficionados como simples curiosos fueron perdiendo la esperanza de la que la otrora magnífica creación de Koichi Ishii, considerado uno de los cien mejores y más importantes desarrolladores de videojuegos de la historia, pudiese recuperar el esplendor perdido.

Val y Hina son los dos protagonistas absolutos de esta épica historia.

La historia de Seiken Densetsu es digna de ser estudiada. Repleta de altibajos, con el tiempo ha ido perdiendo importancia mediática, pero nunca se ha desprendido del todo del aura de ser algo especial. El revuelo que se formó con el anuncio de Visions of Mana, última entrega en ver la luz y primera troncal en dieciocho años, no solo atestigua lo aquí expuesto, sino que también ayuda a contextualizar el momento en el que se encuentra el género del rol japonés. Criticado y elogiado a partes iguales, parece que el JRPG lleva años luchando por adaptarse a los tiempos que corren. Sin embargo, a veces nos preguntamos qué sucedería si se apostase por hacer todo lo contrario a lo que marcan los cánones actuales, y en vez de buscar la excelencia técnica se apostase por rescatar la esencia de tiempos pretéritos. A grandes rasgos, este Visions es la respuesta a esa pregunta.

La pesada carga de la herencia

Esta apuesta por lo tradicional queda patente desde las primeras horas de juego, mucho antes de lo visto en la primera demo de la que pudimos disfrutar unas pocas semanas antes del lanzamiento. La introducción, que se alarga durante un buen par de horas, se centra en el aspecto más importante de cualquier buen juego de rol: su argumento. Cada cierto tiempo, un grupo de exvotos ha de sacrificar su vida a petición de los dioses para que la naturaleza pueda mantener su flujo natural. Pese a las apariencias, el hecho de ser seleccionado como salvador de la humanidad suele ser recibido por los elegidos como un honor, una especie de privilegio que, no obstante, se convierte para algunos en una pesada losa que cargar. En total son siete los elegidos, cada uno en un lugar distinto del planeta, y su cometido está claro desde el principio: poner rumbo hacia el Árbol de Mana, donde la Diosa los recibirá con los brazos abiertos para continuar así el ciclo natural de las cosas.

Los picurrús nos permiten movernos más rápido por los mapeados.

Y ahí es donde radica la importancia de Val, nuestro protagonista, un jovenzuelo de diecisiete años que ha sido elegido desde la tierra del fuego como custodio de los exvotos y cuya misión consiste en guiarlos y protegerlos por el camino. Aunque para Val no existe cometido más importante y significativo que este, gran parte del atractivo del viaje viene marcado por su compañera y mejor amiga Hina, elegida como exvoto del fuego y compañera inseparable de viaje. Val es un chico decidido a hacer todo lo que esté en su mano por defender a los demás que no siempre tiene claro cómo hacerlo, por lo que conocer al resto de exvotos, todos provenientes de distintas razas y trasfondos éticos y culturales, será fundamental para su crecimiento personal.

Esta es la clave de Visions: este viaje hacia el Árbol de Mana es, sobre todo, uno hacia el descubrimiento personal en el que se ponen en tela de juicio temas tan cruciales como el destino, la religión, el poder de la amistad y la importancia de saber apreciar el mundo que nos rodea. Porque si por algo se caracteriza Seiken Densetsu es por el enorme respeto que profesa hacia los elementos de los que se compone el planeta, un aspecto omnipresente en las bases de la franquicia.

Regresan varios viejos conocidos de la franquicia.

No obstante, y pese a la profundidad de algunos de los temas que aborda el argumento, hay que tener en cuenta que este Visions of Mana, pese a ofrecer una historia de marcado carácter épico, se centra en narrar el viaje de un selecto grupo de personajes (tanto principales como secundarios, algunos de mucho peso en el argumento) y de su relación con el mundo que los rodea. O, dicho en otras palabras: no estamos ante un juego muy dramático pese a que tiene algunos momentos de bastante carga emocional, sino que abundan los momentos distendidos, de buen humor, ideales para sumergirnos en un mundo de fantasía. Los que busquen historias complejas, pobladas de innumerables personajes, subtramas y demás será mejor que miren hacia otro lado. Con todo, el trabajo narrativo que ha realizado aquí Square Enix es notable, va de menos a más y ofrece escenas estelares que seguramente muchos jugadores tardarán tiempo en olvidar.

Rumbo a lo desconocido

La historia se desarrolla en los pueblos, ciudades y mazmorras que visitamos durante la aventura. La estructura de esta es, al igual que sucede con otros apartados del juego, muy similar a la que solemos ver en JRPGs de corte tradicional: empezamos en una aldea, pasamos a un mapeado amplio donde será menester enfrentarnos a monstruos y descubrir tesoros, y terminamos o bien en una mazmorra ante un jefe final o en otra aldea o zona poblada. Las ciudades son bastante numerosas y su diseño es encantador en el sentido propiamente dicho de la palabra. No hay viviendas que explorar ni casi personajes secundarios con los que interactuar (los pocos que hay son bastante parcos en palabras y no aportan nada relevante al argumento, por lo que tarde o temprano nos cansaremos de hablar con ellos). Los mercaderes ofrecen tres tipos de elementos para vender: armas, armaduras y objetos. Por lo general, cada nuevo pueblo que visitamos es una oportunidad de mejorar nuestro equipo, así que recoger lúmenes (la moneda local) es esencial para poder progresar adecuadamente.

Las reliquias elementales permiten cambiar nuestra clase y afinidades básicas

La exploración en ciudades es entretenida y visualmente atractiva, pero no representa el grueso de nuestras acciones. Esto se reserva para los mapeados más amplios, un mundo abierto de pequeñas dimensiones en comparación a lo que ofrecen otros videojuegos más centrados en este aspecto, pero que pronto reconoceremos como una versión actualizada de los caminos que recorríamos, por ejemplo, en Secret of Mana. Cada mapa presenta una serie de elementos que podemos recolectar, entre los que destacan los cofres, que nos premian con toda clase de objetos de curación o de mejora de ciertos aspectos tanto dentro de los combates como fuera de ellos, así como de las elementitas unas piedras elementales cuya obtención desbloquea nuevas funciones relacionadas con los poderes que obtenemos a lo largo de la partida.

La recolección de estos objetos, así como la presencia de algunas (escasas) misiones secundarias, representan el contenido adicional con el que podemos invertir una cantidad bastante considerable de horas. Vienen indicados por pequeños puntos azules en el mapamundi y ubicarlos resulta a veces una tarea bastante más ardua de lo que parece a simple vista. Aunque al principio da la impresión de que los mapas son bastante sencillos, lo cierto es que a la postre descubrimos que en muchas ocasiones la exploración implica luchar contra la orografía, buscar zonas elevadas y superar determinados obstáculos para poder obtener el cien por cien del material disponible. Parte de dicho material solo se desbloquea cuando tenemos en nuestro haber un poder elemental concreto, así que volver sobre nuestros pasos para recorrer por segunda vez los mapas es imprescindible si queremos exprimir al máximo las opciones del juego.

Morley es uno de los cinco personajes principales que podemos controlar.

Una exploración entretenida… aunque repetitiva

Los mapas, pese a que ofrecen algún que otro reto, son sencillos de superar. Los coleccionables se repiten una y otra vez una vez hemos superado las primeras horas de juego, y aunque es cierto que no estará todo a nuestro alcance a la primera de cambio, también lo es que echamos en falta más variedad de elementos que justifiquen el tiempo que invertimos en explorar. A veces no vale la pena adentrarnos en una zona específica del mapa antes de tiempo, dado que por lo general será el propio argumento el que justifique ir hacia allí. Si hay algún punto azul (cofre o similar) en equis lugar, es muy probable que haya también por esa zona algún enemigo más potente o zona especial que valdrá la pena visitar cuando hayamos ganado algo más de experiencia.

Los combates son rápidos y divertidos

En definitiva, no es más que una forma de justificar que los jugadores visiten los mapas por completo. Terminar la aventura, algo que nos llevará entre treinta y cincuenta horas de juego en función de cuántos objetos queramos recolectar, es perfectamente posible ignorando todos estos elementos secundarios, pero sobra decir que la experiencia palidece un poco si lo hacemos así. Por lo tanto, la exploración es algo relativamente alternativo a disfrutar única y exclusivamente del argumento. Hay que tener en cuenta que nuestra manera de afrontar la partida dependerá en gran medida del nivel de dificultad que elijamos al comenzar a jugar. Existen cinco modos de dificultad, que van desde muy fácil hasta difícil. El primero es un plácido paseo que nos permitirá disfrutar del argumento sin complicarnos la vida. El último, como cabía esperar, nos obliga a dominar la mecánica de juego al dedillo y a hacer todo lo posible por exprimir al máximo nuestros recursos. Pero ¿qué ofrece exactamente esta mecánica?

Combatiendo en tiempo real

Uno de los elementos característicos de las entregas troncales de Seiken Densetsu es el hecho de ofrecer combates en tiempo real, sin apenas transición entre la exploración y la lucha. Los enemigos pululan a sus anchas por los escenarios y reaparecen unos minutos después de haber sido derrotados. Si llamamos su atención, vendrán lentamente hacia nuestra posición sin especial fiereza. Nos interesará luchar todo lo posible para ir subiendo de nivel y potenciar así nuestras técnicas especiales y hechizos, por lo que es de agradecer que en Visions of Mana, las batallas que libramos sean rápidas, en ocasiones vertiginosas, especialmente cuando ya contamos con algo de experiencia.

Abundan los momentos cómicos y distendidos.

Sucede aquí algo similar a lo que hemos visto recientemente en el remaster de Star Ocean 2 o en los últimos Tales of: los combates en tiempo real siempre tienen un componente algo difícil de controlar y por ello tenemos que fiarnos de la IA aliada. Por suerte, este aspecto ha mejorado bastante con respecto a lo que vimos hace unos años en Trials of Mana. Desde el menú principal podemos seleccionar las pautas por las que se rigen nuestros compañeros, pudiendo elegir cómo han de comportarse tanto a la hora de combatir como de distribuir las magias y los objetos. La IA solo chirría por momentos cuando jugamos en el modo difícil, dado que es frecuente perder la noción de lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Durante los combates, podemos cambiar de personajes cuando así lo deseemos, con una transición rápida entre los tres luchadores que compondrán nuestro equipo principal.

Clases, habilidades y magias

Llegado el momento de tomar las armas, Visions of Mana ofrece una mecánica sencilla de entender, pero algo más compleja de dominar. Existen ocho reliquias elementales (los espíritus de la naturaleza), cada una de ellas enlazada a un elemento (fuego, tierra, oscuridad, etcétera). Al ser equipado en un personaje, cada uno representa una clase específica con unos parámetros distintos de ataque y defensa, amén de una serie de habilidades especiales relacionadas con su elemento que tendremos que desbloquear previamente en un tablero elemental. Cada clase modifica la apariencia de los personajes, y todos cuentan con unos llamativos ropajes que se representan tanto durante los combates como en la exploración. La variedad de estos disfraces viene a añadir más madera al ya de por sí nutrido aspecto artístico de la obra, y seguramente será uno de los detalles más poderosos a la hora de elegir qué personaje queremos controlar en distintos momentos de la aventura.

Además de las reliquias, de las habilidades de clase y de los cambios que conlleva seleccionar una u otra, contamos con semillas de habilidad, que permanecen siempre ligadas a nuestros personajes independientemente del espíritu elemental que equipemos. Estas semillas pueden ofrecer potenciadores tanto de ataque como de defensa o servir para desbloquear técnicas especiales (hechizos, ataques físicos). De nuevo, y al igual que sucede con otros aspectos que ya hemos comentado de la mecánica, su uso se aprecia sobre todo en los niveles más altos de dificultad. Podremos conseguir nuevas semillas en varios puntos de la partida, pero por lo general lo normal será intercambiarlos por núcleos de enemigos, una habilidad especial con la que cuenta Val. Si nos esmeramos por batir a los monstruos más exigentes, podremos obtener suculentas semillas tras su debido trueque.

Las semillas de habilidad nos permiten manejar nuevas y más poderosas técnicas

Saber qué reliquia o técnica especial llevar equipada es fundamental para sobrevivir a los combates más complejos, y su dominio requiere tiempo y algo de paciencia. La curva de dificultad del juego permite que, al margen del nivel de exigencia que hayamos seleccionado al comienzo de la partida, cualquier tipo de jugador pueda disfrutar de esta experiencia sin pasar grandes apuros. Sin embargo, hacia el final de la partida y en otros momentos específicos, como al superar determinados retos de habilidad (una especie de templos que requieren batir a los enemigos en un tiempo determinado), se exigirá siempre que demostremos que sabemos qué estamos haciendo y por qué. Tampoco vale con subir de nivel y volver hacia atrás para superar con facilidad los retos, dado que estos se ajustan a nuestro nivel de experiencia.

Altibajos técnicos

Al margen de todo lo hasta aquí expuesto, no cabe duda de que lo primero que llama la atención al comenzar a jugar a Visions of Mana es su peculiar apartado gráfico, o más concretamente artístico, donde se da esa manida expresión de "una de cal y otra de arena". Los personajes hacen gala de un diseño simple pero entrañable, potenciado por los cambios de clase, muy variados. En cuanto a los mapeados que recorremos, hay para todos los gustos. Algunas zonas naturales son impresionantes y reflejan mejor que nunca el espíritu de la franquicia, con vegetación de todos los tipos y colores, agua abundante, efectos del viento sobre la hierba, etcétera. Otras, por el contrario, especialmente las desérticas, son bastante pobres, monótonas y aburridas, que es justo lo que cabe esperar de un desierto. Sin embargo, el contraste entre ambos es enorme. Lo mismo sucede con las aldeas y ciudades que visitamos, todas ellas entrañables, pero algunas claramente con un trabajo artístico muy superior a otras.

El argumento ofrece algunos momentos sorprendentes e inesperados

Podemos entender que ciertas zonas de transición no sean especialmente llamativas y que otras sí, pero en ningún caso se justifican los altibajos técnicos a la hora de mover el motor gráfico, algo de lo que podemos dar buena cuenta a los pocos minutos de comenzar la aventura. Hay dos modos a seleccionar desde el menú principal: calidad o rendimiento. Mientras que el primero es lo que cabe esperar de un juego desarrollado para la actual generación, el segundo pertenece directamente a la pasada. En uno, las ralentizaciones, las bajadas de frames y los tirones son habituales, mientras que en la otra no. Pese a ello, es difícil justificar estas carencias gráficas en los tiempos que corren y con un motor gráfico que luce un aspecto más entrañable que sorprendente, y en el que salvo en contadas excepciones (durante los combates ante múltiples enemigos, por ejemplo) no es que existan muchos elementos coincidiendo en pantalla al mismo tiempo.

Pese a los altibajos técnicos, algunos escenarios son realmente hermosos

Si a esto le añadimos cierta tendencia a la aparición espontánea de vegetación a unos pocos metros de nuestra posición en el mapa, entre otros ejemplos difíciles de justificar a estas alturas, podemos afirmar que esperábamos más en este sentido. Tanto es así que, en determinados momentos y combates, las ralentizaciones gráficas empañan el encomiable trabajo que se ha realizado en la parte artística. Curiosamente, los tiempos de carga son prácticamente inexistentes, por lo que los desplazamientos dentro de un mismo mapa o través de los canales de Mana duran apenas unos segundos. Parece más bien que Visions of Mana arrastra problemas de optimización, pero sea como fuere, el caso es que estos problemas existen y no pueden ser obviados.

Magistral banda sonora

Cerrando el plano técnico, no queda sino aplaudir y destacar muy por encima del resto de aspectos la genial banda sonora que nos acompaña durante la aventura y que llama poderosamente la atención ya desde los primeros compases, algo bastante habitual en la franquicia. Puede que los nombres de Hiroki Kikuta, Tsuyoshi Sekito y Ryo Yamazaki no os suenen de nada, pero los dos primeros, colaboradores habituales de la serie y han vuelto a dejar el listón por todo lo alto, ofreciendo arreglos sonoros orquestales que potencian la sensación de vivir una épica historia de fantasía. El cuanto al sonido se refiere, es interesante tener en cuenta que las voces están disponibles en japonés y en inglés, mientras que el texto viene, entre otros idiomas, traducido al castellano, en un destacable esfuerzo por adoptar distintos estilos de habla a cada personaje.

Conclusiones

Con su magnífico desempeño artístico y musical, ofreciendo una historia que va de menos a más y repleta de inesperados giros de guion, así como un sistema de combate tan directo como divertido, Visions es sin duda el mejor representante que esta franquicia ha conocido desde los tiempos de Secret of Mana. Square Enix ha logrado por fin desarrollar una aventura con un marcado regusto añejo, actualizando la mecánica de juego a los tiempos que corren sin sacrificar ni un ápice del espíritu tradicional de Seiken Densetsu. Hay aspectos mejorables (especialmente las misiones secundarias y las tareas a realizar en los mapas abiertos) y otros que están por debajo de lo esperado (el rendimiento gráfico está repleto de altibajos), pero dejando esto al margen, podemos afirmar sin miedo a equívocos que la obra de Koichi Ishii se encuentra hoy en mejor estado de salud que nunca. Celebrémoslo.

*Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado Plaion.

NOTA

8

Puntos positivos

Su banda sonora, sencillamente magistral.
Combates entretenidos, versátiles y para todos los gustos.
El aspecto artístico que lucen tanto ciudades como personajes.

Puntos negativos

Altibajos técnicos, sobre todo en el rendimiento del motor gráfico.
Se ha desperdiciado la oportunidad de ofrecer algo nuevo con las misiones secundarias.
Echamos en falta más variedad durante la exploración de los mapas.

En resumen

Un JRPG de corte clásico que actualiza la mecánica tradicional de la franquicia Mana. Su tono desenfadado y divertidos combates harán las delicias de acérrimos y primerizos por igual.