Análisis SPYxANYA: Operation Memories: Un juego de rol estilo Persona hecho para los seguidores de SPYxFAMILY (PS5, Switch, PS4, PC)
Normalmente se entiende que una adaptación al videojuego que viene de otro medio es la mejor oportunidad presentar la propiedad intelectual a un nuevo público. No es el caso de este SPYxANYA: Operation Memories, que asume un conocimiento básico o bien del shounen manga creado por Tatsuya Endo, o bien del anime que surgió a partir de aquel.
Ambos son muy disfrutables, sobre todo porque consiguen alcanzar un tono único, a medio camino entre la comedia familiar y las tramas de espionaje, asesinatos y conspiraciones. El videojuego, sin embargo, decide eliminar todos los elementos de acción y quedarse viviendo el día a día de la niña telépata, cogiendo por el camino muchos elementos de la saga Persona.
Coleccionando recuerdos
Si existe un objetivo principal en Operation Memories, este gira alrededor de fotografiar momentos especiales en la vida de Anya. Esto, en el día a día, se materializa viendo cómo la niña va de su casa al colegio, del colegio a su casa, y vuelta a empezar. Los únicos días especiales son los días de "pasío", como dice ella, en los que podemos elegir una localización para, de nuevo, seguir haciendo fotografías. Las misiones de la historia se basan en ir rellenando el álbum de fotos hasta completarlo. Muchas de las localizaciones que visitaremos están inspiradas, obviamente, por el anime: playa, castillo, polideportivo, hotel... básicamente, la propuesta es recorrer escenarios interactivos inspirados por la licencia.
A la hora de hacer estas fotos, el juego te guía, casi obligándote a capturar un determinado encuadre en un determinado momento. Para ello el incentivo es la puntuación, de una a tres estrellas dependiendo de lo bien que hayas elegido el enfoque, el encuadre y el momento según su criterio. Desgraciadamente no puedes "componer" la escena ni elegir expresiones de los personajes, si quieres que algunos participen y otros no... Sólo puedes personalizar el atuendo de los protagonistas, que sí que es bastante variado.
Pensado como un juego para los más pequeños de la casa, vemos que hay una oportunidad perdida a la hora de transmitir conceptos de fotografía, o simplemente dar algo más de libertad al jugador en el proceso de capturar recuerdos. En algunos casos, lo que la máquina denomina como un resultado "excelente" termina siendo una captura más bien mediocre.
Es una pena porque lo que hacemos la mayoría del tiempo para desbloquear otras facetas de Operation Memories es sólo eso: hacer fotos con una interfaz que casi te obliga a aburrirte haciendo lo mismo una y otra vez. Y ese es el segundo mayor problema de esta adaptación: hay contenido interesante escondido detrás de un bucle infinito.
Anya Party
Entre foto y foto, Anya puede hablar con su familia y sus compañeros de colegio: Damián, el "hijo pequeño" como lo llama ella, y que forma parte de una de las tramas principales del anime; su amiga Becky, Loid y Yor. Todos ellos tienen mini-tramas, que se van desarrollando a través de diálogos que ocurren en el día a día. Cada personaje tiene un medidor, que, cuando se llena, nos recompensa con una escena que parece sacada del propio anime. Algunas de ellas muy entrañables, otras no tanto, pero en cualquier caso una pena que estén escondidas detrás de esta versión para instagram del día de la marmota.
Lo mismo ocurre con los minijuegos, casi 20 en total, a los que podemos jugar cada noche cuando Anya escribe en su diario, reinterpretando sus recuerdos a través de actividades que van desde una versión casera de Dance Dance Revolution, juegos de reflejos para convertir a Anya en una estudiante aplicada, un pequeño hack 'n' slash encarnando a Yor, una versión simple del balón prisionero, juegos de cartas... no llega a los niveles de cariño de un Yakuza, pero sí que sirve para revivir momentos del anime desde una perspectiva lúdica, y se convierte, rápidamente, en el mayor atractivo del juego.
Completar estos minijuegos te da PJs, una de las monedas de Operation Memories. Las otras son los Eurekas (que se consumen cuando juegas a un minijuego y se consiguen haciendo fotos, obligándote a ello hasta que hayas completado los álbumes de fotos), y los tíquets de feria, que, en cada día de paseo, te permiten optar al sorteo de indumentarias especiales para todos los personajes.
Con los PJs compras tanto ropa como objetos que necesitas para hacer las fotos de cada lugar. Los Eurekas son imprescindibles para hacer los minijuegos. Los minijuegos te dan PJs y tíquets de feria. Todos estos incentivos sirven para forzarte a hacer de un juego que por lo general duraría entre 4 y 5 una experiencia de más de 10. Es puro relleno, y es una pena que no respeten el tiempo de los amantes de la serie, porque sí que hay que destacar que tanto la parte más lúdica como las escenas "recompensa" son bastante fieles al espíritu de la franquicia.
Conclusión
Que un videojuego parezca repetitivo necesita matices; todos los videojuegos lo son, al fin y al cabo. El problema está en que si no hay un reto que te permita mejorar en una habilidad, o bien explorar tu creatividad, o bien sentirte inmerso en una historia, hace que se pierdan los incentivos para seguir jugando. SPYxANYA: Operation Memories sabe cómo hacerte sentir parte del elenco del anime y el manga, pero se piensa que eso es suficiente. Escondido en un bucle aburrido de tomar fotos una y otra vez se encuentra contenido muy interesante y minijuegos divertidos, con varios niveles de dificultad. Es una mezcla extraña, una oportunidad perdida que podría haber dado mucho más de sí.