Análisis Resident Evil 4 Remake, la espectacular recreación de un mito de los videojuegos (PS5, iPhone, Xbox Series X/S, PC, PS4)
Las primeras veces nunca se olvidan y son unas experiencias irrepetibles. A fin de cuentas, ¿cuántos de nosotros no daríamos lo que fuese con tal de poder disfrutar como la primera vez de nuestra película, serie, libro, cómic o videojuego favorito? Sí, podemos regresar a estas obras y seguir disfrutándolas, e incluso apreciarlas más al encontrar nuevos detalles que se nos escaparon con anterioridad, pero el impacto y la capacidad de sorpresa que supone descubrir por primera vez algo que nos apasiona es inigualable.
Jugar a Resident Evil 4 por primera vez en 2005 fue una experiencia que difícilmente podemos describir con palabras y que hay que haber vivido por uno mismo para llegar a entender. No solo se trata de uno de los mejores videojuegos de la historia, sino que también trajo consigo toda una revolución para su propia saga y para la industria en general gracias a su cámara al hombro y a su sistema de apuntado, cambiando para siempre la forma de entender la acción en tercera persona. Una obra maestra atemporal cuyo impacto sigue resonando a día de hoy, pero que, por desgracia, nunca más vamos a poder vivir como aquella primera vez hace 18 años, una vivencia que atesoramos como oro en paño en nuestros recuerdos.
Por ello, cuando Capcom anunció que estaba trabajando en un remake, nos resultó inevitable sentir, al mismo tiempo, emoción y miedo.
Emoción por tener la oportunidad de jugar a una versión actualizada y mejorada de uno de los juegos que más hemos disfrutado en toda nuestra vida, miedo ante la posibilidad de que no estuviese a la altura o fuese incapaz de replicar las sensaciones que nos transmitió el original, magnificadas por ese arma de doble filo que suele ser la nostalgia.
Pero ahora, tras haberlo completado de principio a fin, podemos decir alto y claro que Resident Evil 4 Remake es, con sus pequeños defectos y ausencias, una auténtica maravilla cuyo mayor mérito ha sido, precisamente, habernos permitido volver a descubrir esta leyenda del medio como si fuese la primera vez.
Leon contra Los Iluminados
Así pues, volveremos a acompañar a Leon S. Kennedy en su viaje a un recóndito pueblo de España, donde deberá encontrar a Ashley Graham, la hija del presidente de los Estados Unidos, quien ha sido secuestrada por una peligrosa secta conocida como Los Iluminados. Por supuesto, las cosas no tardarán en torcerse y antes de que nos demos cuenta nos encontraremos luchando por sobrevivir en una aldea en la que todo el mundo nos quiere muertos y donde, por supuesto, no faltarán criaturas de pesadilla a las que hacer frente.
El guion como tal es muy fiel al del juego original, aunque la narrativa se ha mejorado y ahora se profundiza más en ciertos aspectos de la trama, algo que se consigue mediante la introducción de nuevos diálogos, secuencias de vídeo y documentos. Aquí queremos destacar especialmente lo muchísimo que han ganado tanto Luis Sera (Serra en el remake) como Ashley en esta nueva versión. El primero tiene ahora más protagonismo, está mejor desarrollado, tiene más tiempo para brillar y demuestra ser un personaje más complejo, mientras que la joven ha dejado de ser una chica irritante y tiene un rol más activo, buscando siempre la forma de ayudar a Leon cuando la situación lo requiere. Como podréis suponer, la historia sigue siendo una mera excusa para llevarnos de un lado a otro pegando tiros, pero sí que es cierto que esta vez tiene algo más de empaque y una mayor coherencia interna, algo que se ha conseguido sin renunciar al alocado tono por el que siempre se ha caracterizado esta entrega.
Cómo hacer de la acción un arte
En lo que respecta a su jugabilidad, nos encontramos nuevamente ante una aventura de acción en tercera persona bastante lineal en la que deberemos avanzar por una gran variedad de escenarios mientras hacemos frente a todo tipo de peligros y situaciones inesperadas. Evidentemente, se ha aprovechado la oportunidad para actualizar los controles y adaptarlos a lo que esperaríamos ver en un juego que se lanza en pleno 2023.
Esto se acaba traduciendo en un personaje mucho más ágil, con un manejo más suave que puede maniobrar y girar fácilmente, con más posibilidades y que, esta vez sí, tiene la capacidad de apuntar y moverse al mismo tiempo. A todo esto tenemos que sumarle que ahora puede realizar paradas con el cuchillo, una técnica que no solo nos servirá para desviar golpes que de otro modo no podríamos evitar, sino también para aturdir a nuestros rivales y dejarlos vulnerables a un poderoso remate.
Tampoco podemos olvidarnos de lo mucho que se ha pulido el gunplay, consiguiendo que el simple hecho de disparar resulte en algo muy satisfactorio y bastante diferente dependiendo del arma que empuñemos. Añadid nuevas acciones contextuales como poder romper cajas y contenedores con tan solo acercarnos y pulsar un botón, accesos directos para cambiar de arma en tiempo real sin necesidad de abrir el menú o la posibilidad de agacharnos para ser más sigilosos y ejecutar a los enemigos por la espalda, y entenderéis rápidamente todas las mejoras que se han producido en este frente.
Obviamente, la consecuencia de esto es que ahora nuestros adversarios también se han adaptado: se guardan nuevos trucos bajo la manga, son más agresivos, suelen aparecer en mayor número y tienen más formas de asediarnos, obligándonos a aprovechar al máximo todas nuestras herramientas si lo que pretendemos es sobrevivir. Además, la munición suele escasear más y vais a tener que gestionarla mejor, algo que, indirectamente, nos fuerza a usar nuestro arsenal al completo.
En la práctica, todo esto se traduce en unos tiroteos impecables, frenéticos, tensos, agobiantes, variados y divertidos hasta decir basta en los que no nos dejarán respirar ni un segundo mientras no paramos de movernos y hacemos uso de todos los recursos que tenemos a nuestra disposición. Es un juego que, a los mandos, difícilmente podría ser más satisfactorio y mecánicas como el bloqueo con el cuchillo nos han parecido un acierto fantástico.
Una reimaginación que desafía las expectativas
Llegados a este punto, probablemente os estaréis preguntando cómo de fiel es su desarrollo y si mantiene todos los escenarios y situaciones que convirtieron al original en un mito de la industria. Si bien los tráilers y capturas que Capcom ha distribuido durante estos meses podrían llevarnos a pensar que se trata de un remake muy fiel, lo cierto es que nos hemos encontrado con una aventura repleta de sorpresas a la que no le tiembla el pulso a la hora de jugar con nuestras expectativas, ya sea colocando nuevos enemigos donde antes no estaban, creando eventos completamente nuevos, introduciendo puzles inéditos, reinterpretando de arriba a abajo secuencias muy icónicas, cambiando el orden de ciertos acontecimientos para llevarnos a engaño, rediseñando jefes y sí, eliminando alguna que otra sección.
El resultado final es una interesantísima mezcla entre escenarios y situaciones muy familiares con otros tantos que nos pillarán completamente por sorpresa, creando así un conjunto en el que da exactamente igual la cantidad de veces que nos hayamos pasado el título de 2005, pues no nos podremos fiar de nuestros recuerdos, algo que comprobaréis muy pronto.
Gracias a esto, hemos vuelto a sentir la inseguridad que sentimos la primera vez que jugamos a Resident Evil 4, esa sensación de no saber qué esperar a continuación, ni siquiera cuando nos adentramos en lugares cuyo diseño se ha respetado con extrema fidelidad. Sus diseñadores se han guardado montones de sorpresa para pillarnos siempre con la guardia baja, para que nunca ocurra lo que esperamos y para que, en general, sintamos que estamos jugando a algo realmente nuevo, pero en un entorno muy conocido y con momentazos que beben directamente de lo que disfrutamos hace casi dos décadas.
Es un equilibrio muy difícil de conseguir al que muy pocos productos de este tipo aspiran, lo que demuestra la ambición de Capcom y su valiente apuesta por ir más allá y no conformarse con volver a ofrecernos el mismo juego con mecánicas revisadas y un simple lavado de cara gráfico. Se nota que el equipo de desarrollo ha estudiado al dedillo el clásico para decidir qué tocar de él y cómo hacerlo, teniendo en cuenta incluso aquellas artimañas y estrategias que muchos usábamos en según qué partes para que estas se vuelvan contra nosotros.
Como decimos, la lista de cambios es enorme y podríamos dedicar un artículo completo solo a listarlos de forma resumida, pero creemos que en la mayoría de casos han sido para bien, especialmente en lo que a jefes se refiere, teniendo en uno de ellos el que podría ser, perfectamente, el mejor enfrentamiento de toda la saga, una batalla que nos ha recordado inevitablemente a lo que podríamos esperar de un Metal Gear Solid. Simplemente espectacular.
Si bien el pueblo sí que sigue de forma más o menos fiel lo que vimos en GameCube (aunque, repetimos, con muchos cambios y novedades), es al llegar al castillo cuando el título se desmelena y empieza a mirar más de reojo el material en el que se basa, con muchísimas secciones y salas inéditas, así como reimaginaciones muy sorprendentes de las partes que ya conocíamos, como la secuencia en la que controlamos a Ashley, infinitas veces superior a la del original y una de las pocas que se atreven a apostar por el terror.
Esto va a más en las minas y la isla, siendo esta última, sin duda, la gran beneficiada con este remake. Sigue siendo la parte que menos nos gusta del juego, pero, al menos, esta vez está mucho mejor resuelta, la acción tiene un toque más estratégico y hay una mayor variedad de situaciones, con algún que otro momento extremadamente tenso que ha conseguido que incluso nos olvidemos de respirar.
Lo realmente importante de todo esto es que, al final, lo que nos hemos encontrado es una de las mejores, más variadas e intensas aventuras de acción de los últimos años. Pocos títulos somos capaces de recordar que nos hayan durado 18 horas y que en ese tiempo hayan conseguido que no nos aburramos ni un solo segundo, bombardeándonos constantemente con nuevos retos, eventos y sorpresas que se han encargado de mantener nuestros niveles de tensión bien altos. Y todo ello con un ritmo soberbio que no nos da tregua.
Estas son las sensaciones que nos transmitió el original la primera vez que lo jugamos y es exactamente lo que hemos vuelto a sentir con este remake, sorprendiéndonos y maravillándonos al descubrir cómo se han rehecho nuestras escenas favoritas, pero disfrutando también al máximo de todas sus novedades.
Eso sí, no vamos a negar que hay detalles que no nos han terminado de convencer y aunque no nos han impedido disfrutar a lo grande de su vertiginosa propuesta, sí que han afeado un poco el conjunto. Como hemos dicho, hay partes que se han eliminado por completo, muchas de las cuales hemos echado de menos, a pesar de que el título intenta compensarnos con otras totalmente nuevas. Por mencionar tan solo unos pocos ejemplos, no hemos podido evitar lamentar la ausencia del tiroteo en el teleférico, el alocado pasillo con los rayos láser, el camión que nos intentaba aplastar, la jaula con el Garrador o el enfrentamiento contra el U-3, un jefe del que curiosamente sí se habla en algunos documentos, pero que no hemos visto por ninguna parte.
Más sangrante todavía nos parece que, al menos de lanzamiento, solo se haya incluido la campaña principal, obligándonos a esperar a una actualización gratuita sin fecha determinada para poder disfrutar de su Modo Mercenarios. Peor todavía, no hay ni rastro de Separate Ways, la interesante historia protagonizada por Ada que se añadió como extra por primera vez en la versión de PS2, sobre la cual Capcom todavía no se ha pronunciado, así que desconocemos si llegará en un futuro y, de hacerlo, si será de pago o no.
Tampoco nos ha convencido nada la introducción de una serie de misiones secundarias, cuyo diseño no podía ser más vago y anodino, convirtiéndose en una especie de excusa para hacernos dar vueltas de más y alargar artificialmente el contador de horas con un relleno innecesario. Tampoco es que vayamos a tardar mucho en completarlas, pero rompen por completo el impecable ritmo de la aventura principal. Al menos, sus recompensas hacen que sí merezca la pena que nos detengamos con ellas, aunque creemos que restan en vez de sumar.
No queremos que nos malinterpretéis ni que penséis que Capcom no ha estado a la altura, ya que esta idea no podría estar más alejada de lo que os queremos transmitir, así que vamos a repetirlo una vez más: Resident Evil 4 Remake es una aventura de acción increíble, variada, tensa y divertida como ella sola. Una reinterpretación del clásico sobresaliente que hace de sus tiroteos y sus numerosas situaciones un auténtico festín para cualquier amante del género, clavando las sensaciones, el ritmo y el espíritu del original, actualizando su jugabilidad a 2023 y deleitándonos con infinidad de sorpresas y novedades que, casi siempre, mejoran a lo visto en 2005. Y todo ello logrando el equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo viejo.
Una dirección de arte muy fiel con un leve toque de terror adicional
En lo referente a su nuevo apartado gráfico, tenemos que decir que los resultados son muy similares a lo visto en los remakes de la segunda y la tercera entrega de la serie, lo que se traduce en unos modelados muy buenos, un sistema de iluminación genial y unos escenarios repletos de detalle, aunque quizá no terminen de impactar tanto esta vez, algo en lo que probablemente tenga que ver el hecho de que sean mucho más grandes, así como la necesidad de llenarlos de auténticas hordas de enemigos.
Eso sí, la dirección de arte nos ha gustado mucho, ya que capta a la perfección la esencia del original. A pesar de lo que puede parecer en algunos momentos, donde se juega más con la iluminación y ciertos planos para dejarnos estampas muy terroríficas, lo cierto es que todo nos ha recordado inevitablemente a lo que vimos en GameCube, solo que con muchísimo más detalle, por lo que pocas pegas se le pueden poner en este sentido.
Nosotros hemos podido jugar en PS5, donde hay dos modos gráficos: Resolución y Rendimiento, así como varias opciones adicionales que afectan a la tasa de imágenes por segundo, como la posibilidad de activar el trazado de rayos o una versión mejorada del pelo de Leon que, en nuestra opinión, no es nada recomendable, ya que se ve realmente mal y destroza la fluidez. Un detalle a tener en cuenta es que en Resolución el frame rate está desbloqueado y la mayor parte del tiempo suele rondar cerca de los 60 fps, por lo que lo hemos disfrutado más que Rendimiento, donde la calidad de imagen se resiente y acaba viéndose un tanto borroso.
Finalmente, cabe señalar que trae consigo una nueva banda sonora. Si bien sigue apostando por jugar con ruidos y sonidos más cercanos a golpes para algunas composiciones, lo cierto es que esta vez es más melódica y se acerca más al estilo musical habitual de la saga, con algunas partituras muy épicas y tensas en las que la orquesta y los coros se convierten en los grandes protagonistas durante los jefes más importantes. Se han mantenido algunos temas clásicos, pero, en general, tienen un toque diferente. Eso sí, su calidad es incuestionable y a nosotros en concreto nos ha encantado todo lo que hemos escuchado, algo a lo que también hay que sumarle lo bien utilizada que está la música y la forma tan dinámica en la que se comporta.
Los efectos tampoco se quedan atrás y tienen un nivel altísimo, siendo variados, contundentes y muy reconocibles, mientras que el doblaje nos llega en español con unas interpretaciones correctas que van en la línea de lo escuchado en las últimas entregas, manteniendo a los actores y actrices habituales para los personajes clásicos. Y sí, hay selector de idioma para las voces y los enemigos por fin hablan español de España, algo a lo que nos ha costado acostumbrarnos, pero que, al final, nos ha gustado muchísimo, pues mantienen su frases míticas con un tono muy parecido que causa el mismo efecto de siempre.
Conclusiones
Resident Evil 4 Remake es todo un juegazo. Se trata de una de las mejores, más intensas y más variadas aventuras de acción que hemos podido disfrutar en los últimos años. Un título que no permite que nos aburramos ni un solo segundo y que no deja de deleitarnos con nuevas situaciones y unos combates exquisitamente diseñados y repletos de posibilidades. Además, la enorme cantidad de cambios, novedades y sorpresas que trae consigo hace que sea tremendamente disfrutable independientemente de si hemos jugado o no al original, encontrando un equilibrio perfecto entre lo nuevo y lo viejo que funciona de maravilla.
No vamos a negar que hemos echado de menos algunos momentos míticos, que las misiones secundarias nos han sobrado y que la ausencia de Separate Ways nos ha dolido de verdad, pero más allá de eso, estamos ante una obra sobresaliente y muy recomendable que ha triunfado en su difícil misión de hacer justicia a toda una leyenda de los videojuegos.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado Plaion.