Análisis Hell is Us: la aventura más sorprendente de la temporada (PS5, PC, Xbox Series X)
Que el concepto estrella de Hell is Us sea que no guíe de la mano al jugador quizás dice poco a favor de la situación de la mayoría de superproducciones. Pero este debut de Rogue Factor, que atrajo muchas miradas desde su anuncio (especialmente por su potente atmósfera), es mucho más que una aventura de acción sin mapa.
Lo que nos encontramos aquí es un juego con claras influencias en gameplay y temática, ninguna de ellas especialmente rompedora, pero donde todo funciona muy bien y cobra sentido. ¿La sorpresa de la temporada?
"Nunca te diremos exactamente qué es lo que tienes que hacer ni cómo hacerlo"
El enigmático inicio del juego nos presenta a nuestro protagonista, Rémi, explicando los motivos de su entrada en Hadea, un país que no sólo sufre una cruel guerra civil sino también un extraño fenómeno relacionado con unas criaturas sobrenaturales. Su objetivo es conocer más de su pasado y sus padres, que le abandonaron cuando era un niño, con una advertencia clara: "No vuelvas".
Hell is Us podría ser otro juego postapocalíptico más si, efectivamente, se limitase a seguir las reglas de la mayoría de aventuras modernas: mapas detallados que marcan nuestra posición, los coleccionables y el objetivo, o un indicador en pantalla con la ruta a seguir. En su lugar, aquí la propia exploración es un puzle, y las indicaciones que nos dan los personajes son un poco más vagas, del estilo de referencias visuales o una dirección que seguir con nuestra brújula. A veces, es la intuición la que guía nuestros pasos, y esa es una de las mejores sensaciones que podemos experimentar los jugadores más curiosos.
El mundo (que no es abierto en el sentido habitual de total libertad) es la gran estrella de este título. Con las pistas que encontramos, ya sea de esa gente que nos da algunas ideas u objetos clave a cambio de ayuda o recogiendo cartas y reliquias abandonadas en las casas y ruinas, vamos haciéndonos a la idea de nuestro próximo destino, que a su vez puede ser un puzle de lógica con algún tipo de mecanismo. Esto supone que requiere un poco más de esfuerzo mental y paciencia que otras aventuras que lo dan todo mascado (ya sabes, la lista detallada con las misiones que has aceptado), pero también ofrece una recompensa en la exploración que se ha perdido en la mayoría de lanzamientos modernos.
Por ejemplo, cuando encuentras a un personaje, seleccionas el tema para hablar con los datos de los que dispones. Estas charlas suelen aportar más información y abrir nuevos temas, o dar más contexto sobre la situación e historia de Hadea. Poco a poco tu base de datos con las pesquisas se irá ampliando. También nos hará volver a zonas visitadas anteriormente cuando por fin consigues la solución a ese problema que no habías podido resolver hace algún tiempo, algo que para algunos jugadores se puede hacer un poco incómodo.
Dicho esto, Hell is Us no es una aventura gráfica en 3D: también hay combate. No tardaremos mucho en toparnos a unos seres pálidos y sin rostro que deambulan por el escenario, una especie de zombis en diversas formas resistentes a las armas modernas; en cambio, las espadas y otras armas blancas resultan muy efectivas contra ellos. Hay una versión más extraña, los enemigos vinculados, una criatura humanoide conectada a un monstruo amorfo que debe ser nuestro primer objetivo si queremos hacer vulnerable al Hollow Walker.
Es fácil pensar que estamos ante el enésimo soulslike indie/AA, pero incluso si hay algunas similitudes entre los Dark Souls y Hell is Us, para nada se debe tomar como otro sucesor de FromSoftware. Sí, la ambientación y narrativa nos pueden recordar a los ARPG del estudio japonés, hay evasiones y bloqueos (con desvío si es preciso), una barra de resistencia... Incluso existe un sistema para recuperar salud en un porcentaje del daño infringido con el golpe que activa un anillo sólido alrededor de nuestro personaje.
En un primer momento tenemos la tentación de encasillarlo como un soulslike, pero no está rodeado de las mecánicas que caracterizan a estos juegos, como la alta dificultad, las trampas colocadas a mala idea o las "hogueras" para reponer salud y reiniciar enemigos. Es mucho más permisivo y tradicional; aunque el control tenga ciertas similitudes, es un hack and slash menos profundo.
Rémi no estará solo en este viaje: le acompaña un dron personalizable que es muy útil para diversas tareas, desde paralizar a un enemigo a tomar una parte más activa en la batalla. En combinación con nuestros movimientos, el combate es más creativo de lo que parece en un principio, aunque es cierto que este no es el punto más interesante de Hell is Us y no tendremos remordimientos si decidimos bajar el desafío (también podemos subirlo si queremos una experiencia que no perdone ni un error) para disfrutar de la exploración, porque a la larga, la acción puede entorpecer la parte más divertida de la partida, en lugar de aportar.
La escasa variedad de estos enemigos hace los encuentros un poco monótonos tarde o temprano, y una vez has visto todos los tipos, decidido tu arma favorita y estrategia con el dron, repetirás la misma estrategia durante 15 horas. Nos da la sensación de que quizás estos combates están para llegar a un tipo de público que no se acercaría a un juego exclusivamente dedicado a los puzles. Sinceramente, Hell is Us no debería tener miedo a descartarlos o a reducir su cantidad si es necesario.
Pese a todo, las virtudes de Hell is Us se imponen a los apartados más corrientes. Cada región que vamos descubriendo, los personajes con sus pequeñas historias y cada detalle sobre Hadea nos mantiene dentro de su mundo como pocos juegos han conseguido últimamente. Como último recurso, para quienes necesiten una ayuda, aquí dejamos nuestra guía, aunque no es un título que podamos decir que caiga en lo frustrante.
Un mundo sobrecogedor
Desde un primer momento Hell is Us llamó la atención por sus gráficos. Cada vez más AA se acercan a la calidad de las superproducciones, aunque sea con contenidos más reducidos, y este título es todo un espectáculo; quizás no tanto en aspectos puramente técnicos, pero sí por la personalidad de su atmósfera. Tiene una explicación: el director es Jonathan Jacques-Belletête, quien fuese director de arte de Deus Ex: Human Revolution y Deus Ex: Mankind Divided, juegos que precisamente derrochaban carisma visual.
El mapa está bien diseñado y, como en otros apartados, se confía en la inteligencia del jugador. Los biomas están bien diferenciados y hay suficientes pistas o puntos clave para no perderse en sus bifurcaciones. A veces es un rayo de sol con una dirección nada inocente, los despojos de un vehículo, un riachuelo... No hace falta mucho más para visualizar dónde estamos y cuál puede ser el camino correcto, sin necesidad de utilizar la famosa "pintura amarilla" o una interfaz intrusiva.
El acompañamiento sonoro ayuda mucho al tono del juego, y hemos notado que en el caso de PS5 aprovecha bien el DualSense, tanto en la vibración háptica como el altavoz del mando. Es justo el tipo de juego que se beneficia con esta inmersión en imagen, sonido y tacto.
Conclusiones
Hell is Us es una aventura que enganchará a quien disfrute de los juegos con gran ambientación, esos mundos oscuros y decadentes que solemos encontrar en los soulslike... Pero sin las estrictas reglas de ese subgénero de rol, algo que sabemos que agradecerán los jugadores que no desean pasar más tiempo golpeando con la espada que investigando.
No se puede decir que Rogue Factor invente la rueda con el proyecto, y hay varios puntos que son mejorables con un pulido extra: el combate, pese a la idea del dron, simplemente cumple, y la historia en sí (no la fantástica recreación del mundo) deja algo que desear. Con todo, el estudio ha sabido escoger las mejores influencias posibles para un juego que probablemente habría sido uno de los títulos indie más comentados de septiembre si no fuese por su coincidencia con ese fenómeno llamado Hollow Knight: Silksong.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para PS5 proporcionado por Nacon.